LA CLAVE

El factor Artadi

La investidura de la dirigente independentista le da a Rajoy el tiempo que necesita para que a Rivera se le pase el arroz

Elsa Artadi en el Parlament.

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Albert Sáez

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Como la mayoría de los catalanes, no conozco a Elsa Artadi que este sábado podría ser, finalmente, la candidata a presidir la Generalitat con un cierto aire de provisionalidad por el empecinamiento de Puigdemont, dirán unos, o por la contradicción de Rajoy que no recurrió su candidatura en las elecciones del 21-D, dirán los otros. Sí que conozco algunos de los entornos de Artadi: llegó a la administración catalana, tras un brillante currículum académico lejos de cualquier sospecha, de la mano de los llamados minesotos, una estirpe que empezó con Andreu Mas-Colell, uno de los mejores consellers de la historia que tuvo la confianza simultánea de Maragall y de Mas, y continuó con Xavier Sala Martín, el hombre de las corbatas  extravagantes que el PP quiso conquistar con un premio Rey Juan Carlos de Economía. Es posible que tanto los socialistas como los populares se lancen a la yugular de Artadi antes incluso de la investidura simplemente por el hecho de que la propone Puigdemont a quien, a pesar de los resultados electorales, lo quieren echar antes de conseguir procesarlo.

Con estos nexos es posible que la CUP se oponga a Artadi. Su candidatura les pone ante la cruda realidad de dejar de ser decisivos al pasar de 11 a 4 diputados. El realismo mágico, de unos y otros, les ha sobrevalorado en estos meses. Ahora deberán decidir si cumplen su promesa durante la campaña electoral de que se abstendrían ante cualquier candidato independentista. Veremos.

A quien también pone en un brete la candidatura de Artadi es a Ciudadanos, partido sediento de cualquier adelanto electoral pues vive su momentum. A Arrimadas le subleva sospechar que Rajoy ha pactado con el PNV que el Gobierno no recurra el voto delegado de Puigdemont y Comín, justo lo que abre la puerta a la investidura de Artadi al permitirla con la mera abstención de la CUP. Y sin el recurso de la Moncloa al Constitucional es imposible pararla. España, incluida Catalunya, está enredada en el algoritmo de Rajoy: ganar tiempo antes que arreglar los problemas. Y Artadi le da a Rajoy un tiempo que necesita para aprobar presupuestos y otras cosas, como llenar esa sonora silla vacía entre Sáenz de Santamaría y Cospedal. Y, mientras, igual a Rivera se le pasa el arroz, como a tantos otros en la trayectoria del actual presidente.