Intangibles
Exuberancia económica y vientos proteccionistas
La apuesta expansiva de Trump puede elevar el crecimiento sostenible de EEUU o hinchar una burbuja bursátil y de endeudamiento
Alexandre Muns Rubiol
Profesor, EAE Business School.
Alexandre Muns
Donald Trump heredó un cuadro macroeconómico muy sólido del presidente Obama y se ha beneficiado de un robusto crecimiento económico internacional. El PIB de EEUU ha aumentado a un ritmo anual superior al 3% en el segundo y tercer trimestre del año pasado.
El 2017 fue el séptimo ejercicio consecutivo con creación de más de dos millones de empleos, reduciendo la tasa de desempleo (4,1%) a su nivel más bajo desde el 2000. El paro entre los afroamericanos (6,8%) y los hispanos (4,8%) está en su cota más baja desde 1972. Muchas empresas agrícolas, de construcción y hostelería no encuentran suficientes trabajadores.
La plena ocupación ejerce una presión al alza sobre los salarios, que crecieron un 2,5% en 2017. La Reserva Federal ha contenido la inflación mediante aumentos suaves de los tipos de interés no perjudiciales para la economía. La reforma tributaria de Trump recortó sustancialmente el impuesto de sociedades y de la renta, generando euforia entre inversores y empresarios, algunos de los cuales han subido los salarios.
La eliminación de regulaciones medioambientales y laborales ha alentado inversiones en los sectores energético, farmacéutico y de telecomunicaciones. El anuncio de la aplicación de aranceles de hasta el 50% para importaciones de lavadoras de Corea y de 30% para importaciones de células y paneles solares de China presagia por lo menos una tormenta proteccionista.
Los optimistas interpretan las medidas como una baza en la renegociación del acuerdo EEUU-Corea y de cara a Corea del Norte. Pero Corea, Vietnam y la India han presentado recursos contra EEUU en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Samsung, una de las empresas más afectadas por el arancel, había anunciado una inversión sustancial en EEUU, al igual que Boeing, General Motors, Hyundai, Toyota, Walmart, Amazon e IBM.
Inversión extranjera directa
Inversión extranjera directaDesde el 2006, EEUU es el primer destino mundial de inversión extranjera directa (IED), y el sector de las manufacturas es el mayor receptor. EEUU superó el año pasado los 385.000 millones de dólares en IED alcanzados en el 2016. La bolsa sigue batiendo récords porque los tipos de interés son bajos, los beneficios empresariales registran alzas sustanciales y los inversores apuestan que la reducción de regulaciones e impuestos incrementará las inversiones y beneficios.
El índice Dow Jones se ha revalorizado un 31% y el S&P un 23% desde la llegada de Trump. Pero la reforma tributaria añade 1 billón de dólares a la deuda nacional, es regresiva y los recortes son temporales para la clase media. Los próximos meses dirimirán si dicha reforma consigue la repatriación de una parte sustancial de los 2 billones de dólares que empresas de EEUU tienen en el extranjero, así como si se destina a inversiones productivas y a financiar un plan de renovación de infraestructuras, o propicia que las empresas continúen comprando sus propias acciones y repartiendo mayores dividendos entre sus accionistas. La apuesta expansiva de Trump puede elevar el crecimiento sostenible de EEUU o hinchar una burbuja bursátil y de endeudamiento no productiva.
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