Al contrataque
Detalles irrelevantes, o no
Al final me sorprendió que Inés Arrimadas y Marta Rovira no se estrechasen la mano... Por más diferencias políticas que tengamos, en algún momento habrá que volver a hacerlo
Jordi Évole
Periodista
También conocido como 'El Follonero', es un periodista, humorista, presentador y guionista de televisión que desde el 2008 presenta el programa 'Salvados', en la cadena de televisión la Sexta.
JORDI ÉVOLE
Desde arriba las ciudades son diferentes. Aunque sea la tuya, parece otra. Esa es la sensación que tuve el viernes cuando llegué al restaurante donde grabamos el cara a cara entre Marta Rovira e Inés Arrimadas. Desde la planta 24 de la Torre d’Alta Mar, Barcelona andaba a cámara lenta. Tanto los coches de la Ronda Litoral como los nadadores del Club Natació Atlètic-Barceloneta iban al ralentí. Un espejismo. Todo volvió a las revoluciones normales cuando empezó el careo.
Mientras me embobaba mirando por el ventanal, en una mesa redonda ya se habían sentado las dos dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya y Ciudadanos. Estaban solas, una frente a la otra. Y por lo que parecía no tenían mucho que decirse. Hasta incomodaba verlas casi en silencio, con diálogos protocolarios del tipo: “¿Qué tal la familia? Bien... ¿Y la tuya…?”. Estaba claro que lo que se diría feeling entre ellas no había. Parecía que venían de dos planetas distintos. Si en ese momento el creador del concepto Un sol poble hubiese pasado por allí, se hubiese lanzado al vacío comprobando el difícil momento por el que pasa su propósito.
Me llamó la atención otro detalle. Marta Rovira encaró el debate únicamente con un folio en blanco delante, en el que fue tomando notas a medida que se desarrolló el cara a cara. Inés Arrimadas, además del folio, iba con una carpeta con el logotipo de C’s repleta de documentos que fue dosificando. Los mostró cuando más le convino. Fue una puesta en escena trabajada, diría que ensayada, a veces eficaz, otras veces efectista, y en algún momento demoledora.
Que el monotema ha monopolizado el debate político en los últimos años se intuyó cuando ninguna de las dos acertó el porcentaje del paro en Catalunya ni el número de mujeres asesinadas por sus parejas en lo que va de año. Ya sé que muchos de nosotros tampoco sabemos esas cifras. Pero es que nosotros no somos ni la jefa de la oposición ni la secretaria general del partido que tiene todos los números de ganar las elecciones catalanas.
Rifirrafes de un debate electoral
Luego ya vinieron los rifirrafes de un debate electoral, algunos más subidos de tono de lo que es habitual. Otros más propios del formato tertulia televisiva que de un debate entre dos candidatas a la presidencia de la Generalitat. Pero es lo que hay. El tertuliano style ha venido a la política para quedarse.
Al final me sorprendió que no se estrechasen la mano. Aunque fuese por cortesía. Aunque fuese para mandar un mensaje reconciliador al poble, hoy más tensado que nunca. Por más diferencias políticas que tengamos, en algún momento habrá que volver a darse la mano. Y me vino a la cabeza la portada del último libro de Eduardo Mendoza, titulado Qué está pasando en Catalunya, y donde se puede leer: “Escribo estas páginas para cuestionarnos nuestras ideas en lugar de encogernos de hombros ante el prejuicio, la negligencia y la incomprensión”.
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