Pequeño observatorio

Rebeldes contra el castigo del sudor

La concepción del trabajo es relativa, y la variedad de expresiones para definirlo lo refleja

Un grupo de obreros atienden a las explicaciones del capataz antes de proseguir con la construcción del estadio de Al-Wakrah

Un grupo de obreros atienden a las explicaciones del capataz antes de proseguir con la construcción del estadio de Al-Wakrah / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Si en este momento tuviera al lector a mi lado, me atrevería a preguntarle: «¿Usted trabaja mucho, poco o nada?». Ya sé que la concepción del trabajo es relativa, como lo muestra la diversidad de expresiones que utilizamos para aproximarnos a este tema: trabajo, labor, tarea, y en catalán treball, feina, tasca...

La palabra labor parece que ha perdido presencia en el lenguaje corriente. Nadie pregunta «¿dónde laboras tú?». ¿Hay alguien que labore en una fábrica? En cambio, se ha mantenido en laboratorio, en los derechos laborales... Y ahora pienso en la decadencia de la expresión sus labores, que se aplicaba a las mujeres tiempo atrás: «Profesión: sus labores» quería decir coser, planchar, lavar la ropa de la familia...

Ahora es bastante corriente hablar de trabajo. A veces nos excusamos por no acudir a una reunión que no nos interesa mucho con el argumento de que tenemos mucho trabajo. En algunos territorios sigue siendo muy viva la palabra faena. La he oído a menudo en personas de origen castellano o aragonés.

Expulsados del Paraíso

Para justificar la negativa a una propuesta, ¿cuántas veces hemos dicho «estoy muy ocupado» o «atareado», derivado de tarea?

Hay personas que no han trabajado nunca. Me refiero a los que no han sido sometidos a un horario rígido, ni a dar un determinado rendimiento. No son considerados trabajadores. Pero ¿no era un gran trabajador Picasso? El diccionario se refiere a quien trabaja por un salario. Es correcto, pero insuficiente. ¡Cuánta gente trabaja sin tener un sueldo! Unos, médicos y abogados; otros, artistas y escritores...

Por comer una manzana en el Paraíso, Adán y Eva fueron expulsados y el castigo fue la obligación a trabajar. Que yo sepa, «con el sudor de su frente».

Me sorprende mucho que el Castigador no supiera que, en el futuro, muchos humanos inventarían, para defenderse del sudor, los ventiladores y el aire acondicionado.

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