Dos miradas

Letras

Ante estas letras gráciles, ante su inestabilidad volátil, habrá quienes vean la propia fragilidad de la apuesta política por la independencia

La comitiva tras unas letras gigantes que forman la palabra 'Democràcia'.

La comitiva tras unas letras gigantes que forman la palabra 'Democràcia'. / ALBERT BERTRAN

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Estas letras que aparentan solidez son, en realidad, cuerpos débiles, sin demasiada consistencia. No son, cada una de las letras de DEMOCRÀCIA, estatuas para exhibirse en un museo, mármoles cincelados y poderosos, imbatibles en la batalla contra el tiempo. Son, cada una de ellas, de la D a la A, el reflejo de una fragilidad, elementos hechos a base de cartón o de algún otro material liviano. Son letras de poner y quitar. Recuerdo que unos voluntarios las llevaban a cuestas y las colocaban ante los manifestantes para que salieran en la foto, y luego las retiraban para que la procesión hasta llegar al TSJCla procesión hasta llegar al TSJC siguiera su curso.

Como ocurre desde hace tiempo en todo lo que tiene que ver con el 'procés', las metáforas danzan por ahí a gusto del consumidor. Ante estas letras gráciles, ante su inestabilidad volátil, habrá quienes vean la propia fragilidad de la apuesta política por la independencia. La democracia se escribe con robustez y leyes. Los otros, en las construcciones efímeras y móviles, observan la bondad de un discurso que no se ciñe a los mármoles del museo sino a la necesidad de ser cambiante, de entender por democracia aquello que está en sus orígenes. Que el pueblo decida.  Y yo me emociono ante el acento, que aun no sé cómo se sostiene, que aún no sé cómo se mantiene ahí, tan a la intemperie, tan disputado por unos y otros.