La rueda

No se trata de la derecha

Gobierne quien gobierne en España, la concepción territorial del Estado no variará

ANDREU PUJOL MAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las elecciones del 26-J podían parecer una repetición inútil pero han resultado ser muy reveladoras. La filtración de la caza de brujas del ministro Fernández Díaz contra el independentismo catalán y los posteriores resultados del PP han servido para entender que para la mayoría de la sociedad española está antes su concepción territorial unitaria que el Estado de derecho.

El posicionamiento frontal e inequívoco del PSOE contra cualquier forma de referéndum y la suavización del discurso territorial de Podemos lo han acabado de redondear. De ahí que surjan dudas sobre las llamadas a la fraternidad de Xavier Domènech en la campaña y es por ello que desde el 'podemisme nostrat' se empezó a cambiar el discurso apenas acabado el recuento electoral. La fraternidad y la esperanza de una España mejor basada en «la sonrisa de los pueblos» dejaron paso al objetivo de derrotar a CDC en Catalunya. Una vez constatado que desde España no se había comprado la moto de la hermandad entre territorios, había que fijarse en la derecha, lo que les permite unificar discurso en Madrid y Barcelona y esquivar contradicciones: el problema es el PP y CDC, la derecha.

Esto permite ganar tiempo y poner a los catalanes más lejano el horizonte de un hipotético cambio de gobierno. Este punto de vista podría ser creíble si no fuera porque se cuenta con experiencias que nos indican que, gobierne derecha o izquierda, la concepción territorial del Estado no variará. No es necesario investigar en libros de historia llenos de polvo, sino solo fijarse en la conducta electoral de los partidos.

El PSOE se ha cerrado en banda y en Podemos, conforme la esperanza de un buen resultado crecía, todo cuestionamiento del orden establecido se desvanecía. Es esto lo que quiere la mayoría de la población española y es por eso que los partidos estatales se adaptan siempre. Catalunya no tiene recorrido en España y hay que asumirlo.