Un debate abierto

Hay sitio para todos

Barcelona puede acoger tanto a refugiados como a turistas, que generan el 12% del PIB de la ciudad

ilu-10-06-2016

ilu-10-06-2016 / periodico

ENRIC CROUS

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Cerca del puerto de Barcelona, una pancarta proclamaba: «Turistas go home. Inmigrantes welcome».

Catalunya -y su capital, Barcelona- siempre ha sido un pueblo muy solidario, y en consecuencia es lógico que existan movimientos de apoyo e iniciativas para la acogida de aquellos que, huyendo de la guerra y del hambre, buscan refugio en aquellos países donde la calidad de vida y la actitud hacia ellos sea más positiva. En este sentido, Catalunya es un ejemplo, tanto de tierra de acogida como de solidaridad. En 1992 la televisión pública de Catalunya fue pionera en España en hacer un maratón televisivo para recaudar fondos para la divulgación científica, la concienciación y la educación de la sociedad en la cultura científica. Estas aportaciones anónimas son un pequeño ejemplo de la solidaridad del pueblo catalán, y eso debe enorgullecernos.

Pero cuesta entender cómo en una misma pancarta se da la bienvenida a los inmigrantes y, al mismo tiempo, se rechaza al turismo que nos visita.

AFERRARSE AL TURISMO

Es cierto que en algunos barrios y en algunos momentos se generan molestias al vecindario, pero no es menos cierto que el turismo genera actividad económica en diversos ámbitos de la población.

Un país que se precie de rico es, en principio, el que tiene un sector industrial potente que genera riqueza, empleo y propicia la exportación de toda clase de bienes, y la vez tiene un sector cultural que en algunos casos, como Francia, es ya la tercera fuente de ingresos del país. Pero en ausencia de una política industrial que fomente la creación de nuevas industrias y de una ley de mecenazgo que incentive las inversiones culturales -de manera que puedan ser generadoras de empleo y, por lo tanto, de riqueza-, hay que aferrarse a la actividad turística, que fue la que, por cierto, contribuyó a la transformación del país en los años 70.

¿QUEREMOS PERDER ESO?

¿Qué otro sector económico puede hoy generar más ocupación que el turismo? ¿Qué otro sector como la restauración de nivel puede seguir dando más prestigio a nuestro país?

El turismo en Barcelona representa el 12% del PIB y da empleo a más de 150.000 personas, lo que representa un 10% de la ocupación total de la ciudad. El impacto económico es de más de 10.000 millones de euros al año. El aeropuerto y el puerto de Barcelona baten año tras año los récords de viajeros y de tráfico de mercancías. El número y la frecuencia de pernoctaciones no hacen más que aumentar año tras año. ¿Queremos perder eso?

La recuperación económica deberá venir de la industria y de la cultura más que del sector servicios, pero no podemos olvidar que Barcelona, Catalunya y España equilibran, en parte, su balanza de pagos gracias a los millones de turistas que tanto por negocios (ferias, congresos, eventos) como por vacaciones nos visitan año tras año.

REEQUILIBRAR EL TERRITORIO 

Es cierto que hay que buscar fórmulas que reequilibren el territorio de manera que no se perjudique la calidad de vida de los barrios afectados por la masificación del turismo, lo que no será fácil, pero impedir que, aprovechando el gran atractivo que la marca Barcelona tiene, pueda seguir generando riqueza y reduciendo el desorbitado nivel de desempleo que sufre el país podría llevarnos a una situación que Barcelona no puede permitirse.

Barcelona es hoy la cuarta ciudad europea en posicionamiento internacional (detrás de Londres, París y Roma), sin ser capital de Estado. Vale la pena aprovechar esa palanca para seguir creciendo y no perder esa posición privilegiada que con el esfuerzo de todos hemos ganado. Por suerte vivimos en una ciudad donde hay sitio para todos.

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