Siria en Melilla

CARLES CAMPUZANO

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Hay conflictos que parece que no tengan nada que ver con nosotros. La guerra en Siria es uno de esos casos que después de haber agotado el interés de los medios de comunicación desaparece de la agenda. Sabemos que la guerra continúa, de vez en cuando reaparece la noticia, pero creemos que no nos afecta, que no podemos hacer nada y que no tenemos ninguna responsabilidad.

Y te acercas durante unas horas a Melilla --territorio europeo--, y ves que Siria también está aquí. Hace unos días lo pude comprobar personalmente.

Sólo hay que visitar el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad para entender la dimensión de la tragedia. En un equipamiento dimensionado para acoger menos de 500 personas, se acumulan cerca de 2.000 personas, la mayoría refugiados sirios, llegados desde Marruecos vía Argelia. Familias, niños, ex combatientes, kurdos, islamistas, se amontonan en condiciones precarias, más propias de un campo de refugiados que de una instalación de un Estado de la Unión Europea. La profesionalidad de los trabajadores del CETI hace soportable la situación para unas personas que tienen que esperar varios meses en Melilla para ser acogidos después de un largo periplo huyendo de su país y de los campos de refugiados de Líbano y Jordania, donde la situación se degrada de forma dramática. La mayoría de estos sirios esperan reunirse con sus familiares y amigos que viven en diferentes estados europeos, siendo España simplemente una zona de paso.

Mientras en la frontera terrestre de Melilla durante el pasado mes de enero se han tramitado casi 500 peticiones de asilo de personas procedentes de Siria, en condiciones materiales y legales (asistencia letrada, interpretes...) muy débiles. Hasta ahora estas peticiones han sido tramitadas por el voluntarismo y la profesionalidad de los policías responsables de la frontera; y la presión de ACNUR y las ONGS que trabajan con los migrantes han contribuido de manera decisiva, pero hay que decir que muy claro que en Melilla está en cuestión el ejercicio de un derecho humano como es el derecho de asilo.

Tanto en la CETI como en la frontera me cuentan que durante las próximas semanas se harán actuaciones para mejorar tanto las condiciones de vida de los refugiados como para garantizar la atención legal y humana de los demandantes de protección internacional con la creación oficinas de asilo en la frontera. Han pasado 4 años desde el inicio de la guerra y parece que ahora el gobierno se empieza a poner las pilas...

España tiene responsabilidades en la medida que el drama de Siria llama a las puertas de sus fronteras. Y la Unión Europea tiene la obligación de reconocer que la situación peculiar de Melilla, y también de Ceuta, pide más medios y responsabilidades compartidas. Sin compromiso y solidaridad europeas, los Estados del Sur de Europa están limitados para hacer frente a los dramas a sus fronteras.

Pero España puede y debe hacer más de lo que hace. Y hacerlo mejor.

¿Qué se puede hacer desde el Estado español? Pues de entrada lo que hacen ya algunos Estados europeos, que es acoger un número determinado y pactado de refugiados por la vía del reasentamiento, contemplado en la ley de asilo. Hasta ahora el Gobierno ha hecho ofrecimientos de acogida de refugiados por esta vía con un número que no llegue a los dos centenares de personas... lejos de Estados como Alemania o Suecia.

Y en España debe garantizar plenamente el ejercicio del derecho de asilo de los sirios, con procedimientos legales seguros basados en los estándares internacionales y condiciones de acogida dignas. Tanto CEAR como ACNUR y Amnistía Internacional se han pronunciado claramente en este sentido. Y desde este punto es muy obvio que las denominadas "devoluciones en caliente" hacen imposible el ejercicio del derecho de asilo para muchos potenciales peticionarios.

Alguien preguntará si en la actual situación económica y social, estamos en condiciones de asumir responsabilidades en relación a la tragedia siria.

Tras haber de estado en Melilla no tengo ninguna duda de que sí hay que asumir responsabilidades; tanto por razones pragmáticas, los sirios seguirán llamando a las puertas de Melilla y Ceuta queramos o no, como por razones éticas, en la medida que, a pesar de todo, nuestra situación está a años luz del drama humano que hace años que sufren los millones de víctimas de la guerra de Siria. Países más pobres que nosotros, como el Líbano y Jordania, están asumiendo en solitario esta carga. El Estado español puede hacerlo, si quiere.

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