La vigencia de una doctrina heterodoxa

Una realidad viva y muy activa

La teología de la liberación perdura como una corriente creativa y plural del pensamiento cristiano

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JUAN JOSÉ TAMAYO

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«Efectivamente, las figuras relevantes de la teología de la liberación son personas ancianas y, como tal, como la expresión de lo que fue, está muy anciana, sino es que ya está muerta... Hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteada con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica».

No son afirmaciones estas de sectores lefebvristas o neoconservadores, ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Han sido pronunciadas por monseñor Carlos Aguiar Retes, todopoderoso presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en un momento tan significativo como el encuentro del CELAM con el papa Francisco, cuando el Vaticano está dando muestras de acercamiento a dicha teología.

Ante las críticas recibidas por tamaño desprecio hacia la teología de la liberación (TL), el arzobispo Aguiar ha querido matizarlas con unas declaraciones a Noticelam, que, a mi juicio, han puesto más en evidencia su rechazo hacia dicha teología. Critica la existencia de una corriente basada «en el análisis marxista que llevó a una ideologización del mensaje evangélico» y defiende la necesidad de redireccionarla con el desarrollo de «una teología de la liberación con una base bíblico espiritual».

¿Qué revelan unas y otras afirmaciones: ignorancia, manipulación o intento confundir el deseo con la realidad? Fuere una cosa, otra, la tercera, o las tres a la vez, me gustaría informar al presidente del CELAM del estado actual de la TL, muy lejos de la ancianidad y mucho más aún de la muerte. La TL es una de las corrientes más creativas del pensamiento cristiano nacidas en el sur, lejos de los centros de poder político, económico y religioso, con señas de identidad y estatuto teológico propios. No es, por tanto, una sucursal de la teología elaborada en el norte. Todo lo contrario: ha quebrado el eurocentrismo teológico.

Viene siendo objeto de sospecha desde sus orígenes, y muy especialmente durante los pontificados de Juan Pablo II Benedicto II. Ha recibido acusaciones de lo más gruesas e indemostrables como defender la violencia, ser una sucursal del marxismo, introducir la lucha de clases en la Iglesia... Muchos de sus cultivadores han sido condenados, destituidos de sus cátedras y sus libros sometidos a censura. La más grave de las condenas fue la dictada en la instrucción sobre algunos aspectos de la TL, redactada en el año 1984 por el cardenal Ratzinger y ratificada por Juan Pablo II.

 

A pesar de la persecución de que ha sido objeto, no se ha rendido a la ortodoxia vaticana, ni ha renunciado a sus primeras intuiciones ni al principio-liberación, pero tampoco se ha quedado en la foto fija de sus orígenes, ya que no es una teología perenne, inmune a los cambios, ni de la razón pura, sino una teología de la razón práctica, que se reformula y reconstruye en los nuevos procesos de liberación.

Lo mismo que la TL en sus orígenes quiso responder a los desafíos del continente latinoamericano de entonces, sigue haciéndolo hoy y se elabora a partir de los nuevos sujetos que están emergiendo y protagonizan los cambios estructurales en la sociedad y las religiones: las mujeres doble o triplemente oprimidas, la Tierra, sometida a la depredación del sistema de desarrollo científico-técnico de la modernidad, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades afroamericanas, humilladas durante siglos de dominación imperial, las colectividades excluidas por mor de la globalización neoliberal, las religiones olvidadas, las identidades sexuales no reconocidas.

Son todas ellas alteridades negadas que conforman los diferentes rostros de la pobreza y a quienes la TL reconoce como sujetos activos, que están contribuyendo a la superación del racismo, el sexismo, el clasismo, la homofobia, los fundamentalismos y a la lucha contra los etnocidios, geno-cidios y biocidios causados por el paradigma de desarrollo occidental. De aquí han surgido nuevas tendencias teológicas de la liberación: teología feminista, indígena, afrodescendiente, campesina, ecológica, teología del pluralismo religioso... Todo un mosaico que conforma el plural panorama de la TL, que no es una anciana moribunda, sino que sigue viva y activa. Hoy está presente en el Foro Social Mundial, donde ha creado su espacio religioso alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación.

Si Aguiar Retes quiere enterrarla, lo hará con una realidad viva, y eso es un delito más grave que el de considerarla anciana o muerta. ¡Qué lejos está de los obispos que iniciaron el paradigma de la Iglesia de la liberación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín en 1968!