El turno

Ley electoral catalana: esta vez tampoco

JAUME BADIA

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La semana pasada supimos que las dos principales fuerzas políticas catalanas, CiU y PSC, reconocían que probablemente esta vez tampoco tendremos ley electoral propia. La vicepresidentaJoana Ortega dijo que el acuerdo aún no estaba suficientemente «maduro». ¿Qué diantre de fruta tan dura de pelar debe ser esta que hace más de 30 años que esperamos que madure? La legislatura pasada, a comienzos del 2008, Ciutadans pel Canvi puso en marcha el proceso para una ILP. Después de recoger cerca de 90.000 firmas, las presentó en el Parlament en enero del 2010. Al cabo de un mes la ponencia reconocía, después de diez reuniones, su fracaso en el enésimo intento de acordar la ley.

Cuando volvió al Govern, CiU se comprometió a trabajar con los socialistas para avanzar sin hacer ruido. Y, naturalmente, unos y otros han avanzado, pero hacia otra manifestación de impotencia. Me pregunto cómo podemos pensar que estamos preparando a la sociedad catalana para la transición nacional o para dar, pasado mañana o el otro, un paso decisivo hacia la independencia, si no somos capaces de dotarnos de una regla de juego básica que solo depende de nosotros. No me puedo imaginar que un día tengamos un Estado propio y, para elegir a nuestros representantes, sigamos con la disposición adicional del Estatut del 79.

¿Saben cuántas horas/diputado de comisión, dictámenes y comisiones de expertos hemos invertido en este mandato popular que, cuando llega la hora de la verdad, entre unos y otros convierten en farsa? A veces pienso que la clase política catalana es un columpio de feria, cada uno bailando dentro de su palmo, su metro o su granero. Eso sí: si en Madrid nos molestan mucho somos capaces de salir a la calle y liarla cualquier sábado por la tarde. Y el lunes, vuelta a empezar, que no ha pasado nada.