Opinión | Editorial

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Una nación, una bandera

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

Si el presidente de la Generalitat decide acudir a una manifestación, circunstancia excepcional que pocas veces ha ocurrido, es indudable que debe encabezarla y debe hacerlo de acuerdo con sus deseos. Esta evidencia, que en etapas anteriores nadie se habría atrevido a cuestionar, se está poniendo en duda ante la gran manifestación del sábado convocada en defensa del Estatut no recortado y para expresar la voluntad de «autoafirmación y de autogobierno».

El objetivo de la manifestación está recogido de la declaración institucional delpresidentMontilla leída tan solo una hora después de que se conociera el fallo del Tribunal Constitucional. En esa misma declaración, Montilla expresaba ya de forma diáfana que su deseo era «caminar juntos, unidos» tras la senyera como «pancarta unitaria» para demostrar que Catalunya es una nación y un solo pueblo.

Las intenciones estaban, pues, claras, pero después han salido los ganadores en río revuelto que intentan desfigurar los objetivos unitarios y encaminar la marcha hacia sus terrenos particulares. Es cierto que el Govern y los partidos que lo integran han podido cometer un error al no ponerse al frente de la organización de la marcha y ceder el protagonismo a Òmnium Cultural y otras entidades. Esa dejación ha derivado en un eslogan en lugar de lasenyera desnuda y en la polémica sobre si debía haber una o dos cabeceras distintas. Aunque al principio parecía aceptar las condiciones del presidente de la Generalitat, CiU se ha ido decantando hacia la posición de Òmnium de mantener el eslóganSom una nació. Nosaltres decidimporque prima en la federación el objetivo de desgastar al tripartito y alpresidentantes que la lealtad a la necesidad de que la manifestación sea unitaria.

Peor aún son las voces que intentan convertir un eslogan en principio asumible por todos en una consigna soberanista. Son los que dicen que la manifestación no es para defender el Estatut, sino el derecho a decidir. Todo este lamentable episodio de banderías partidistas solo puede causar desánimo en la población, reducir el número de asistentes y debilitar la respuesta. Apelamos a la responsabilidad de todos para que ello no ocurra y se imponga la imprescindible unidad.