VIAJE AL AMOR

Eduard Punset "El amor fue antes que el sexo"

Lo primero que hizo la primera bacteria, desamparada en aquel planeta ardiente, fue preguntarse: "¿Quién me va a ayudar en mi degradación física?"

Eduard Punset

Eduard Punset / periodico

JUAN FERNÁNDEZ

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Tras su anterior Viaje a la felicidad, llega ahora su Viaje al amor. En breve se embarcará en su tercer viaje, rumbo al "poder molecular", pero en su hoja de ruta ya hay anotada una postrera indagación: "A la caza de las causas de la infelicidad humana". Eduard Punset (Barcelona,1936) sigue buscando, lo cual no es novedad. Que sus ensayos de ciencia se vendan como rosquillas, cada vez lo es menos. Algo, además de su cabeza, parece que está bullendo.

Los físicos andan locos por aunar las cuatro fuerzas que hay en el universo, pero se han olvidado de la quinta. ¿El amor es la gravedad de las partículas vivas?

Es inconcebible que a estas alturas conozcamos la estructura del átomo, pero no la del amor, que es la primera manifestación del instinto de supervivencia, mediante la fusión con otro organismo, que hubo en la historia de la evolución. Así era hace 3.000 millones de años entre bacterias y así es hoy en mi vecindario.

¿Tan antiguo es el amor? Decían que era un invento del siglo XIX.

Lo primero que hizo la primera bacteria, desamparada en aquel planeta ardiente, fue preguntarse: "¿Quién me va a ayudar en mi degradación física?" Y empezó a buscar células inmunes al oxígeno, causante de la primera extinción que hubo en el planeta, y cuando encontró a una le dijo: "¿Te quedas conmigo?" Así llegamos a lo que somos: una comunidad andante de células que se juntaron por amor para sobrevivir.

Nada que ver con lo que cuentan las películas.

El amor es una contraprestación, un instinto de supervivencia, no un acto de generosidad. La mitocondria enamorada se unió a las otras partes de la célula para llevar la energía, mientras las otras se ocupaban de otros asuntos. Esto ocurrió miles de años antes de la primera diferenciación sexual. Por eso, el amor fue mucho antes que el sexo.

Usted sostiene que la capacidad de amar aumenta con los años.

Absolutamente. Si el amor parte de un instinto de lucha contra la soledad, el más anciano es el que más amor necesita. García Márquez afirma que uno envejece de verdad cuando deja de amar. Tiene razón. No se sorprenda si a los 90 años cae fulminantemente enamorado.

¿El bebé también?

Los neurólogos han probado que el desamparo que siente el bebé en la soledad de la cuna transcurre por los mismos circuitos neuronales que el desamor del adulto, y al parecer este depende de aquel. Si en el entorno maternal no se logra generar el sentimiento de autoestima y la curiosidad por las cosas y las personas, en el futuro ese bebé vivirá el desamor como una tragedia.

¿La ciencia nos puede ayudar a amar mejor?

No conozco una fuente de conocimiento que genere infelicidad. La oxitocina que segregamos en el sexo, o la falta de serotonina que se da en el primer contacto amoroso, son procesos similares a una montaña rusa. Seguro que la gente prefiere saber que eso es así, antes que preguntarse todo el rato qué caray le está pasando cuando se enamora.

Si le digo a mi mujer que la quiero por el balance de vasopresina y oxitocina que corre por mi sangre, se va a enfadar, y con razón.

Algún día, la gente verá que es mucho más romántico, poético y fascinante constatar que el amor es un puro instinto de supervivencia. Caerán rendidos ante este misterio.

Hace 700 millones de años, machos y hembras nos diferenciamos, surge el sexo y nace un problema.

Todo tiene una razón evolutiva. El hombre compite por seducir, por eso nos enamoramos antes. A la mujer le lleva más tiempo medir el impacto de este enamoramiento, a la luz de la mayor inversión que va a hacer. Es lógico que ella necesite una desinhibición emocional mayor que el hombre ante el sexo. La monogamia es otra ventaja evolutiva. El bebé nace prematuro. Por eso se dice que el amor, evolutivamente, dura entre 5 y 7 años. Es el tiempo que necesita la protección de los padres.

El romanticismo prefiere preservar esto como un misterio.

El romanticismo afirma que para enamorarte has de perder la razón durante un tiempo. Esto no choca con lo que dice la ciencia, que reconoce que el amor es útil en términos evolutivos. Tienes más posibilidades de fecundar a una pareja si vives con ella un tiempo que si vas por ahí desperdigando tu esperma. La conciencia puede llevar al homínido a decidir no reproducirse, con lo que deja de perpetuar la especie. Para que esto no pase, está el amor.

Hoy la gente se enamora en un chat. Menuda novedad evolutiva.

Hasta hace muy poco, lo que te hacía elegir pareja era la simetría, que es la mejor garantía de salud que puede ofrecer un ser vivo. Nos atrae la belleza porque significa ausencia de dolor. El que se enamora en un chat, sin ver al otro, en realidad echa mano de su imaginación para poner en marcha los mismos resortes. Es el mismo instinto de fusión de hace millones de años, pero ahora va por una red virtual.