Hay otro tipo de jóvenes

JOSEP MARIA Espinàs

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Ha muertoMontserrat Ferré,fundadora conMagdalena Blascode la entidad Avismón Catalunya. Ha muerto lamentablemente a los 59 años, cuando hay tanto trabajo por hacer. Claro que la labor de ayudar a las personas mayores no se acaba con los años de una vida. Avismón tiene 10 años, si no me equivoco. Podría concretármelo una amiga telefónica,Imma Muñoz.Sí, pueden tenerse amigos telefónicos, con los que aún no te has encontrado cara a cara, pero con los que se establece una relación de confianza y de simpatía. Porque sé que esta chica dedica una parte de su tiempo, fuera del horario laboral, a visitar a una persona mayor que no tiene familia.

¿Cuánta gente forma parte de Avismón, como de Amics de la Gent Gran? Lo ignoro, pero pienso que buena parte de los que pertenecen a estas asociaciones son gente joven. Chicos y chicas que han decidido ayudar, sin ánimo de lucro, a unas personas que necesitan algún tipo de apoyo y compañía. Por la disminución de capacidad que es consecuencia de la edad o por alguna enfermedad que les invalida. O por ambas razones a la vez.

Montserrat Ferrésabía movilizar a la gente dispuesta a servir a las personas más desvalidas de la sociedad, sin reclamar ningún apoyo oficial. Aún hay gente así.

Pero lo que encuentro más interesante es que hay jóvenes dispuestos a realizar esta labor social, desinteresadamente, una labor que no es nada fácil y que no puede esperar, siempre, la compensación de la gratitud de las personas auxiliadas. Porque los grados de deterioro son diversos. De modo que dedicar una parte del tiempo disponible a ayudar a los ancianos que no tienen familia es una actitud que me impresiona, y todavía más la sonrisa que aparece en los chicos y las chicas cuando hablan de ello.

Los periódicos están llenos de noticias de jóvenes destructivos, insolidarios, maleducados, egoístas, apáticos... Jóvenes que solo piensan en ellos mismos. Pero también hay otra juventud que tiene otro sentido de la convivencia y del civismo. No están, solo, los que no ceden el asiento en el bus a un viejo. La mala educación siempre es muy visible.

Pero de vez en cuando es conveniente recordar la existencia de una minoría --no solo de jóvenes, claro-- que se siente responsable de su papel en la construcción de una sociedad más respetuosa con los desvalidos. Quizá la Administración, y los otros ciudadanos, no les pagaremos nada. Se lo paga su conciencia.