Dulce otoño: ponte fino con los mejores 'panellets', chocolates y golosinas otoñales

Las hojas empiezan a caer ahí fuera, y el ansia viva por ingerir azúcar empieza a subir ahí dentro. No te resistas. El otoño es cucharero pero también es goloso. Apetece darse caprichitos en lugares como la bombonería Pons: tradición bombonera desde 1960.

En este negocio familiar ya tienen en el percutor la munición otoñal que nos merecemos, un catálogo de panellets artesanos que van de los clásicos -el de piñones es colosal- a creaciones de autor tremendamente juguetonas. Los de chocolate son tan delicados que parecen golosinas. Y los de Haloweeen son pura fantasía: ¡me encanta el panellet con forma de calabaza!

 Hablando de panellets. La pastelería Carrió es otro centro de poder para los amantes de este dulce nostrat. Poca broma con su artefacto de piñones, ganador del premio al mejor panellet de piñones Catalunya en 2022. Una bolita tierna, rebozada con piñones de calidad, un bocado pecaminoso que puedes complementar con la coca de llardons de la casa: solo una persona con mercurio en la sangre sería capaz de darle un solo mordisco y no seguir comiendo. Por cierto, si existen los cruasanes de otoño, el de gianduja y el de pistacho serían mis venenos elegidos, de lo mejor que he probado en Barcelona.

En otro santuario pastelero, L'Atelier, ya tienen el otoño presente en sus vitrinas. Este año, Eric Ortuño y Ximena Pastor han puesto todo el azúcar en el asador para sorprender al cliente con panellets de autor que supuran creatividad y delicadeza a partes iguales. Tienen un surtido variadísimo. Por supuesto, los clásicos están a la altura de la reputación de la casa, pero los más divertidos están en sus cajas temáticas. Hay panellets para celebrar Halloween/Día de Muertos, homenajes a la Castañada e incluso un pack llamado El Bosque Encantado, con panellets psicodélicos en forma de seta, calabaza o tronco de árbol.

Por cierto, si quieres celebrar el Día de Muertos como mandan los cánones, no dudes en acudir a la llamada de la pastelería mexicana Casa Dulce. Solo vende su producto artesano a través de pedidos, no te duermas a la hora de hacer el tuyo, porque sus conchas son de otro planeta, un despliegue de amor y ternura solo comparable al de su pan de muertos: sencillamente exquisito. Y haz sitio en la caja para unos puerquitos de piloncillo, unas galletas en forma de cerdo que le dan cien patadas en el culo a las cookies de jengibre.

¿Dónde?

Pons. Onzinelles, 78.

Carrió. Bailen, 216.

L’Atelier. Viladomat, 140 bis.

Casa Dulce. Pedidos online.