Entrevista

Silvia Abril: "Este libro es ideal para irse a la cama reída"

“Cuando hago un ‘sketch’ como el de la Niña de Shrek lo vivo con tanta intensidad y me sumerjo tanto que pierdo un poco la noción de la realidad”

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Ana Carro

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Madre, actriz, cómica y lo que le echen. Esa es Silvia Abril. O así la definen en su libro 'Pérdidas de risa. Historias de una mujer imperfecta'. La terapia perfecta para olvidarse del mundo y centrarse solo en las carcajadas. Habla de las historias de su libro, de que está en una etapa metacíclica, que no menopáusica, y de que el deporte le ayuda mucho para quitarse el estrés de encima. Todo, por supuesto, bajo el paraguas de la comedia.

–Se define como una mujer imperfecta que se dedica a lo que le gusta. Parece fácil, pero entiendo que no lo es.

–No, claro, haberlo conseguido me ha costado mis años y mi curro. Yo soy una curranta. Siempre digo que he tenido mucha suerte, pero ahora he aprendido a darme cuenta de que me lo he currado mucho y entonces el curro se ha visto compensado.

–¿Hay momentos, personajes o programas que le han cambiado la vida?

–'Homo Zapping', sin duda. También Buenafuente o mi paso por Comediants, donde estuve 12 años y fue como una escuela de teatro para mí. Ha habido cosas muy importantes que me han ayudado muchísimo y que han marcado un punto de inflexión en mi carrera.

–¿El libro le ha servido para contar que mearse de la risa puede ser la terapia perfecta?

–Sí, de hecho es el único objetivo del libro. El otro día una amiga me decía: “Yo lo tengo en la mesita de noche y me lo dosifico porque me viene genial para irme a la cama reída”. Tal y como está el mundo, me decía, tuvo que dejar de ver las noticias por la noche porque se iba a la cama rayada y ha cambiado las noticias por mi libro. Me encantó el comentario. Claro que sí, es ideal para irse reída a la cama, para reírse durante el día o en un momento de ocio, descanso o desconexión. La intención del libro es que nos riamos de alguien al que le pasan cosas como a ti. Muchas mujeres se ven identificadas, eso también me lo comentan mucho.

–Y no solo madres, aunque habla de su hija, también mujeres que van a bodas o que sacan lo peor de ellas en un avión.

–Exacto, momento ex, momento bodas... Cosas que nos pasan a todos y todas. La vida misma.

–Antes de conocer sus historias, aparece el prólogo de Eva Merseguer. ¿Quién es y por qué ella?

–Eva es mi disco duro. Yo tengo un serio problema para acordarme de anécdotas de mi vida. Voy a tal velocidad que paso página. Soy muy activa. Por eso recurro mucho a Eva, que es muy buena amiga y me acompaña desde hace ya un montón de años. Cuando voy a algún programa en el que me piden que cuente cosas divertidas que me hayan pasado, llamo a Eva. Como he tirado mucho de ella, la tenía que compensar de alguna manera. Además, es guionista. Así que le dije que tenía que escribir el prólogo.

–También habla de esa parte de ser famosa: las redes, las fotografías, los fans. ¿Cómo encuentra el equilibrio?

–Como puedo. A veces mejor, a veces peor. Siempre cuento que el deporte me ayuda un montón a gestionar el estrés al que vivo sometida. Hago tantas cosas y quiero lidiar con tantas cosas que el deporte me salva de todo.

–Pero le gusta el contacto con el público. ¿Qué disfruta más, el teatro o la televisión?

–Cada cosa tiene su gracia. En el teatro, por ejemplo, vivo cómo cada día la función es diferente porque el público es diferente. En un plató de televisión lo que me ocurre es que me vuelco y me paso tres pueblos. Pero lo disfruto mucho. Me entrego a saco y vivo mis curros como si fueran la última vez.

–Será por eso que el espectador también recuerda a algunos de sus personajes con un cariño especial.

–Sí, como la Niña de Shrek. Qué locura es esa. ¿Y sabes una cosa que me pasaba muchas veces? Que cuando acababa de hacer un sketch en el programa de Andreu, por ejemplo, yo no era consciente de lo que había pasado. Lo vivo con tanta intensidad y me sumerjo tanto que pierdo un poco la noción de la realidad.

–En el capítulo ‘Soy feminista, pero no me preguntéis demasiado’ habla sobre cambiar de opinión. ¿Le ocurre mucho?

–Sí, y desde que estoy metacíclica, que no menopáusica, me ocurre más. Cambiar de opinión o cambiar de humor... Estoy con unas idas y venidas que ni yo me reconozco a veces. Pero me encanta, me da una libertad de decir “pues esto es lo que soy ahora”. Que de eso también hablo con el libro, de aprender a aceptarnos con estas idas y venidas en las que vivimos sumidas las mujeres en este momento de nuestras vidas. Es una nueva etapa.

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