Festival de Málaga
Ana Alvargonzález: "Llegué al cine como tercera opción y ahora mi vida es un sueño"
La directora de arte, habitual colaboradora de Ricardo Franco, Gerardo Vera, Agustí Villaronga y Rodrigo Cortés, ha recibido el homenaje del Festival de cine de Málaga correspondiente a los profesionales de los oficios técnicos de la industria audiovisual

Ana Alvargonzález al recibir el premio del Festival de Málaga 2024 / GREGORIO MARRERO
La directora de arte Ana Alvargonzález llegó al cine "de milagro", pero ahora se confiesa apasionada por un trabajo en el que "cada proyecto es una aventura nueva". "Mi vida es un sueño gracias al cine: estoy en el mejor lugar posible". "Me estaba preparando para Bellas Artes, pero no pude entrar por la nota de corte; mi segunda pasión era la Arquitectura, pero tampoco tenía nota, y la tercera era el cine", relató Alvargonzález, que este sábado ha recibido el Premio Ricardo Franco, destinado cada año por el Festival de Málaga y la Academia de Cine a profesionales de los oficios técnicos de la industria.
Se siente "superafortunada" porque no podría "haber trabajado en otra cosa", y "vivir con unos horarios establecidos y haciendo siempre lo mismo" le "cuesta mucho".
La cineasta madrileña considera que cada película es el sueño de un director y ella se la plantea "como una novela", porque "cuando lees un libro, lo visualizas y te haces tu propia película", y la herramienta de trabajo de todo el equipo es el guion, puesto que "un buen guion suele llevar a una buena película".
"Aportamos nuestra parte del sueño, que hace crecer el sueño del director, y soñamos con él, por lo que son sueños compartidos", asegura Alvargonzález, que califica como fundamental la primera lectura del guion. "Esa primera lectura es absolutamente subjetiva, porque no piensas en presupuestos ni en nada. El siguiente paso es hablar con el director, y ahí empiezan los problemas, los números y las realidades. Tienes que cuadrar con los números lo que has soñado al principio".
Colaboradores
De su trabajo con Ricardo Franco recuerda una relación "estupenda", que dirigía muy bien y tenía las cosas muy claras», pero su "maestro" fue Gerardo Vera, "un tío mágico, con una imaginación desbordante y la capacidad de involucrar a todo el mundo y llevarlo a la locura", asegura. También especial su experiencia con Agustí Villaronga en 'Pa negre', "una película mágica desde el primer momento". "Agustí consiguió crear una pequeña burbuja en la que todos vivíamos su sueño, era como vivir un cuento", relata. Más reciente es su colaboración con Rodrigo Cortés: "El gran salto de Rodrigo va a ser su próxima película, 'Escape', porque el guion es excelente, Mario Casas está insuperable y va a ser un pelotazo. Rodrigo es un hombre renacentista, sabe de todo, tiene la frase perfecta y la cabeza muy bien amueblada".
Ana Alvargonzález ha participado además en superproducciones como la serie 'Juego de tronos', y al respecto apunta que, en películas tan grandes, todo está prediseñado y aprobado. "En estas películas el trabajo del director de arte es mucho menos creativo, y más de ejecución y supervisión, pero hay que adaptarse y se aprende siempre", precisó. "He trabajado con muchos directores y la mayoría valoran nuestro trabajo. A veces hay pequeñas excepciones, pero son mínimas y también son buenas. Muchas veces se aprende tanto de las buenas experiencias como de las malas, y sales de una mala crecido como persona", aseguró.
- ¿Quién es Owen Cooper, el joven actor revelación de 'Adolescencia'?
- PACMA pide que la edad mínima para asistir a los toros sea la misma que para ver 'Tardes de Soledad
- Penguin Random House viaja al futuro con un 'hub' logístico robotizado capaz de gestionar 40 millones de libros al año
- Óscar Nebreda, humorista: 'El peor invento que ha habido en este mundo han sido las redes sociales
- Un juzgado de Barcelona permite la publicación del libro sobre José Bretón
- Viaje al abismo de ‘El odio’: lo que cuenta (y lo que no) el libro sobre José Bretón
- Muere a los 78 años el actor y director de teatro Xavier Serrat
- Teodor Currentzis ofrece un Mahler glorioso y renovado