Entrevista

Gala Hernández, nominada al César por su corto sobre los 'incels': "Me interesa escuchar a la extrema derecha aunque me dé pavor"

La cineasta murciana Gala Hernández

La cineasta murciana Gala Hernández / Lea Rener / Cedida

Dídac Peyret

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Gala Hernández nació en Murcia el año 1993, pero ha ido formándose como realizadora en ciudades como Barcelona, París, Berlín y Madrid. En 2018 encontró en internet una carta de suicidio de un 'incel' que la impulsó a dirigir ‘La mecánica de los fluidos’, cortometraje sobre los célibes involuntarios nominado a los César (los premios del cine francés) que puede verse en Filmin. Su próximo trabajo se estrenará en la Berlinale. 

¿Qué es lo que más te interesa de internet? 

Ver cómo mi generación es un poco la generación bisagra. Empezamos a ser casi los primeros nativos digitales; somos la generación que se hizo adulta con internet. Yo empecé a meterme el año que me vino la regla, ¿es bastante simbólico, no? [Sonríe]. Como cineasta me toca dar cuenta de ese universo que las generaciones anteriores quizá no pueden entender. Siento que mi generación tiene la misión de intentar narrar y documentar esa realidad.

¿Se puede separar la historia de la humanidad y la de internet?

Nunca más se van a poder desligar. Yo paso más tiempo delante de una pantalla que no mirándola. El cine tiene que incorporar esta realidad. Ninguna otra generación lo va a saber hacer mejor que la nuestra, porque nuestro cerebro casi funciona como internet. Creo que se ha agotado un tipo de cine más convencional pero soy optimista. Estoy deseando ver pelis de la generación Z y qué locuras estéticas surgen ahí.

En tu película retratas el mundo 'incel' (hombres que odian a las mujeres porque no logran tener relaciones sexuales) pero lo haces más desde la empatía que el desprecio; ¿te preocupaban las críticas?

Sí, y esa es una cuestión muy interesante. El otro día me hicieron una entrevista y me saltaron al cuello en Twitter tíos feministas por decir que me parecía que estaba bien que hubiese distintos feminismos. Entiendo que mi aproximación a los 'incels' se puede ver como problemática. De hecho, he tenido debates superinteresantes con amigas feministas como yo que han sido muy críticas. 

¿Cuál es la crítica más recurrente?

Me dicen: ‘¿Por qué les dedicas una peli a los 'incels'? No merecen nuestra atención. Otra vez estamos apiadándonos de tíos que encima son unos hijos de puta y nunca se apiadarían de ti’. Totalmente cierto y me parece una opinión superlegítima. Pero la manera cómo llegué a los 'incels', y la razón por la que acabé haciendo este documental, ha sido muy personal y subjetiva. 

¿Qué razón íntima te impulso a hacerlo?

Tenía mucho dolor acumulado en parte por usar aplicaciones de citas, en parte por una serie de desencuentros amorosos. Creo que llegué a los 'incels' con un deseo de recuperar la capacidad de diálogo con los hombres. No hay nada más terrorífico que dos bandos enfrentados sin un diálogo posible. Me interesa exponerme a gente que está a las antípodas de mí. Me interesa escuchar a la extrema derecha, aunque me dé pavor. Si no hacemos ese ejercicio de intentar entender, estamos abocados al fracaso. La izquierda y el feminismo también. Y se tiene que incluir a los hombres en el feminismo, porque hasta que no se convenza al último, no vamos a poder tener una sociedad realmente feminista.

¿Se puede empatizar con los 'incels'? 

Se puede empatizar con cualquier persona. Cualquier dolor humano merece atención. Los 'incels' tienen una lectura del mundo equivocada, pero eso no quita que el sufrimiento y el dolor que tienen sean reales y merezcan empatía. Lo que aprendí de escucharles es empezar a verlos como víctimas en vez de únicamente verdugos. Todo este discurso de odio viene de una gente que está totalmente abandonada por el estado en situaciones de precariedad económica y psíquica.

Ellos creen que el mundo les debe algo. Como esos personajes de Houellebecq que sienten que no aceden a la mejor parte del pastel…

Vivimos en un momento histórico de frustración en el que las desigualdades están aumentando a tal punto que creo que rara vez ha habido tanto malestar acumulado. Hay muchísima gente en el mismo planeta que piensa que se está llevando la peor parte del pastel. Ahora bien, ¿qué hacemos con esa frustración? La extrema derecha la ha detectado muy bien y la está capitalizando.

¿La falta del amor es el gran motor de resentimiento? 

Una de las cosas que aprendí haciendo la peli fue que los acabas viendo como a niños a los que no han abrazado lo suficiente de pequeños. La miseria afectiva es uno de los grandes males de la humanidad en nuestro tiempo. El amor se está convirtiendo en un bien cada vez más preciado y más raro. Y esa falta de amor se puede transformar en violencia y odio hacia diferentes colectivos: mujeres, inmigrantes… 

Se ha vendido Tinder como la tierra prometida del sexo, pero los 'incels' también fracasan ahí…

Si en Tinder no tienes una carta de presentación muy vendible, estás jodido. No vas a tener éxito, y vas a sentir ese rechazo de manera muy fuerte. Además, por el desequilibrio entre el número de usuarios mujeres y usuarios hombres, hay perfiles de hombres que ni siquiera se muestran. A mí esto me parece terrorífico: puedes tener un perfil, pasar horas haciendo 'swipe' y que no te vea nadie. 

¿Esto pasa realmente? 

Sí, hay un algoritmo que de manera automatizada clasifica los perfiles. Tú tienes una nota como usuario (a la que gracias a Dios no se tiene acceso para evitar suicidios, supongo) pero esa nota se utiliza para jerarquizar los perfiles. En lo más bajo de esa jerarquía hay un montón de tíos que son fantasmas de la aplicación. Los 'incels' son extremadamente críticos con las aplicaciones de citas. Yo también lo soy.

¿Les ha perdido la fe?

Sí, dejé de usarlas cuando estaba haciendo la película y desde entonces soy mucho más feliz. Me parece que están diseñadas para boicotear la posibilidad de construir vínculos. Se ha constatado, ya que existe una 'dating fatiga' en las generaciones que hemos crecido con Tinder. 

¡'Dating fatiga' es todo un concepto!

Sí, hay una periodista francesa que tiene un libro que se llama así. Se ha constatado que hay muchísimos usuarios que están hasta los mismísimos de estas aplicaciones. En Estados Unidos se están llevando a cabo experimentos que son una regresión al primer internet y a los encuentros offline. Actividades que sean menos deshumanizantes. 

¿El 'ghosting' se ha institucionalizado?

El 'ghosting' es lo peor. Es una batalla personal mía. No quiero ser amiga de ninguna persona que haga ghosting. Es una cuestión de respeto. Me parece que se están perdiendo los modales [risas].

Si sigues por aquí te van a tachar de conservadora… Volver a los inicios de internet, escuchar a los 'incels', los modales… 

[Carcajadas]. Precisamente porque no me gusta repetir como un loro los lugares comunes. Me parece más interesante ir hacia territorios que incomodan y no te esperas. 

¿Estás cómoda con el discurso 'woke'?

La gente que en el espacio público emite un discurso crítico contra la cultura 'woke' es gente a la que desprecio en general y están en las antípodas de mí. Ahora bien, desde la izquierda creo que sí que se puede hacer una reflexión sobre algunos excesos que se cometen en nombre de lo woke. 

¿Por ejemplo?

Se puede llegar a ser extremadamente dogmático y a empobrecer el debate político; no me gusta nada la cultura de la cancelación. No creo que haya que eliminar a la gente, no creo que haya que arruinar carreras aunque tampoco seré yo quien te diga que hay que separar al autor de la obra. Es tan complejo que no tenemos herramientas para hacerlo bien y se cae en excesos con las mejores intenciones. 

A Houellebecq se le ha puesto a menudo la etiqueta de escritor 'incel', ¿lo has leído?

Sí. 'Oh my god' [risas]. Pero hace mucho tiempo que no leo a tíos. Me interesan más las mujeres porque compartimos una experiencia íntima del mundo. A Houellebecq lo leí cuando era adolescente y había una cultura feminista distinta. 

¿Cómo la recuerdas?

Cuando estaba en la ESCAC dije en clase públicamente que era feminista y ni una sola persona se puso de mi lado. Quedé como una loca radicalizada. Te hablo de 2011. He pasado de parecer poco menos que una etarra a que me salgan tíos en Twitter diciéndome que no soy feminista por hacer una peli de 'incels' ¡Es que vamos! ¿Te lo puedes creer?