Patrimonio

Sorpresa en un archivador de la catedral de Barcelona: 17 poemas trovadorescos del siglo XIII

El Arxiu Capitular de la Catedral de Barcelona identifica un manuscrito del siglo XIV, un fragmento de un cancionero trovadoresco mezclado entre material sin clasificar, que incluye canciones provenzales del siglo anterior de cuatro autores distintos

La Catedral de Barcelona descubre un fragmento de cancionero trobadoresco de la primera mitad del siglo XIV

La Catedral de Barcelona descubre un fragmento de cancionero trobadoresco de la primera mitad del siglo XIV / CATEDRAL DE BARCELONA

Ernest Alós

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Los archivos de este país son de una riqueza enorme. A pesar de incendios, confiscaciones, traslados descontrolados, bombardeos, saqueos, bombardeos, inundaciones y el apetito de los pececillos de plata. A algunas de estas plagas (en concreto, las de agua, bomba, mudanza loca e insecto) ha sobrevivido el pliego de 14 páginas hallado en el Arxiu Capitular de la Catedral de Barcelona que contiene la transcripción, realizada en el siglo XIV, de 17 poemas de cuatro trovadores provenzales (uno de ellos, curiosamente, notorio por su producción de tono anticlerical). Se trata de un solo pliego de lo que debería haber sido un cancionero trovadoresco recopilado en el entorno de la corte real (su caligrafía es la típica de la cancillería real).

La Catedral de Barcelona descubre un fragmento de cancionero trobadoresco de la primera mitad del siglo XIV

La Catedral de Barcelona descubre un fragmento de cancionero trobadoresco de la primera mitad del siglo XIV / FOTO Y VÍDEO: CATEDRAL DE BARCELONA

¿Qué contiene? 13 textos de Peire Cardenal, uno de Guilem Magret, uno de Raimon de Castelnou y dos de Falquet de Romans. La dicha no puede ser completa: ninguno inédito, y todos ellos conocidos por otros cancioneros. Pero eso no significa que el hallazgo no sea destacable. Por lo infrecuente (es el mayor fragmento de cancionero localizado en los úlltimos cien años, transcrito en el tiempo en que la poesía trovadoresca aún estaba vigente, no por eruditos siglos más tarde, según los responsables de estudiarlo) y porque ofrece diversas informaciones sobre la circulación de los autores citados en la Catalunya del XIV, sobre la tipología propia de transcribir canciones trovadorescas en este territorio (en cursiva, sobre papel, y en líneas continuas, no por columnas) y sobre la presencia de cancioneros 'de batalla' más allá de los lujosos pergaminos iluminados que han sobrevivido más fácilmente hasta nuestros días.

El hallazgo del que pasará a ser el Cancionero de Barcelona fue presentado ayer por el responsable de patrimonio del arzobispado, Robert Baró, y los dos investigadores de la Universitat de Girona que se han hecho responsables de su estudio, Míriam Cabré y Sadurní Martí. Con cuidado, porque el papel está en estado de mírame pero no me toques: el archivo de la catedral se salvó de la quema (gracias al padre del periodista Josep Maria Cadena que por encargo de la Generalitat y flanqueado por dos Mossos paró a los que ya llegaban con la gasolina), de su traslado urgente lanzándolo por las ventanas hacia un camión, de la bomba que cayó sobre el edificio de la calle de la Palma de Sant Just donde se almacenó y del agua que entró tras ese incidente (el cancionero muestra un fuerte deterioro por este episodio u otro similar).

Entre tanto trajín, fue a parar a una de las cajas de contenido misceláneo que suman el 20% de los documentos aún por catalogar, procedente de donaciones, desamortizaciones y avatares diversos. Eso hace que, con suerte, algún día, aparezcan algunos o el resto de pliegos del cancionero en alguna otra carpeta que esté esperando pacientemente.

De Peire Cardenal (un trovador provenzal más bien no próximo a los intereses de la Casa de Barcelona aunque al parecer visitó la corte de Jaime I) solo se conocía una copia local de una de sus obras, lo que indica que su circulación al sur de los Pirineos no sería menor, explica Sadurní Martí. Pero cabe recordar, apunta Míriam Cabré, que hasta mucho más avanzada la Edad Media, la poesía en provenzal "es" la literatura catalana, "no un préstamo".

Cardenal, recuerda Martí, era anticlerical en el sentido de denuncia de la intromisión del poder eclesiástico en materia terrenal, reflejo de los intereses de la nobleza para quien los trovadores eran escritores a sueldo. Y combativo en muchos otros sentidos, más que un trobador "moral" como lo calificó Martí de Riquer.

Según De Riquer, Cardenal, el principal protagonista del hallazgo capitular, nació en el Alto Loire, murió en Montpellier y su 'vida' dice que "fue muy honrado por el rey Jaime el Conquistador" aunque estuvo vinculado a los condes de Tolosa. "Aunque escribió algunas canciones, su principal actividad poética se concretó en los sirventeses de tipo moral, que cantaba un juglar que llevaba consigo". De él se han conservado 96 poesías de atribución segura y, explica De Riquer, solo una pequeña parte de ellas versan sobre el amor, y aun así no en el tono típicamente trovadoresco sino "reflexiones, por lo general burlescas o satíricas, sobre este sentimiento y las mujeres". Cardenal, según De Riquer, dirige su odio a los dominicos, los clérigos regulares y los franceses que invaden su tierra occitana y a quienes atribuye todos los males, "la tacañería, el desprecio a los pobres, la ostentación y el encumbramiento de traficantes y ladrones", pero eso "no supone en modo alguno que Peire Cardenal fuera hereje, ni cátaro, ni valdés".

El primero de sus poemas reproducidos en el cancionero, 'L'arcivesques de Narbona', dice cosas como "tals a el cap la corona / e porta blanc vestiment / que-l voluntaz es fellona / com de lop o de serpen. / Car qui tols e trais e men / e aussi e empoizona, / ad aguo es aparven / cals volers i brotona". La corona puede ser más bien la tonsura, e ir la crítica dirigida a un obispo o abad. En catalán, la distancia no es tan menor con aquel provenzal medieval. En castellano, según la traducción de Martí de Riquer, vendría a decir: "Hay quien tiene corona en la cabeza y lleva vestido blanco y su voluntad es pérfida, como de lobo o de serpiente. Pues quien roba, traiciona, miente, mata y envenena, en ello hace evidente qué deseo brota en él".