Voz con proyección internacional

Lau Noah: "En Estados Unidos hay una cultura de descubrir artistas que aquí no existe"

La cantante, guitarrista y compositora de Reus, asentada en Nueva York desde hace diez años, publica un primer álbum arropada por cómplices como Sílvia Perez Cruz, Jorge Drexler, Salvador Sobral, Jacob Collier o Cécile McLorin Salvant

El ‘efecto Bernabéu’ excita el pulso de Barcelona y Madrid por la capitalidad de la música en directo

La cantautora Lau Noah, en octubre de 2023 en Barcelona

La cantautora Lau Noah, en octubre de 2023 en Barcelona / Ricard Cugat

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Historia de perseverancia, aventura y justicia poética, la de Lau Noah: chica de 19 años que deja su Reus natal para establecerse de modo precario en Nueva York, haciendo de canguro y de camarera, y a la que una década después vemos manejando su proyecto como creadora, estableciendo vínculos con músicos estadounidenses, girando también por Europa y volviendo a casa (como visitante) arropada por colegas como Sílvia Pérez Cruz, Jorge Drexler o Salvador Sobral. Hay algo discretamente milagroso en este primer álbum, ‘A dos’, un disco de citas con almas gemelas (o casi). “Una oda al dueto”, explica, “a lo que pasa cuando dos seres humanos se ponen uno delante del otro, mirándose los ojos, sin trampas, con un micro delante y nada más”. 

Ella es Laura Cailà y sus canciones transmiten dulzura, inventiva y un ánimo por captar lo intangible, recogiendo a veces el eco de los géneros populares, pero siempre a su libre manera. Cuenta que, en Nueva York, cuando sus amigos latinos le empezaron a escuchar tocando la guitarra, la compararon con Silvio Rodríguez, un cantautor al que ella no había prestado una gran atención. “Pero eso viene de descubrir un instrumento por tu cuenta y ver qué pasa. Al fin y al cabo, todos tenemos cinco dedos y cuando aprendes a tocar un instrumento sin profesor, desarrollas un estilo ergonómico, buscando con la mano las posiciones más cómodas”, cavila. Y una de las canciones del disco lleva el significativo título de ‘Libertad’. “Como inmigrante, mujer y artista, la búsqueda más grande es la de poder estar cómoda con la incertidumbre y ser lo más libre posible”.

En el club Blue Note

En 2019 se convirtió en la primera catalana en grabar uno de los Tiny Desk Concerts, y un año después tanto Jacob Collier como Jorge Drexler descubrieron sus videos en Instagram. “Mi trabajo fue conseguir convertir eso en una relación real”, apunta. Collier la invitó a cantar con él en el neoyorkino Blue Note Jazz Club. En paralelo, Sílvia Pérez Cruz adaptó con Rita Payés una de sus canciones, ‘Siete lágrimas’. Este invierno ha girado por ocho países europeos como telonera de Ben Folds, incluyendo plazas como el londinense Royal Albert Hall. Y Nueva York ha terminado siendo su casa, pese a que es una ciudad que “te quita todo lo que no sea indispensable”, pero que “hace que aprendas mucho”, reflexiona. “Yo recomiendo ir allí a cualquier persona joven que quiera encontrarse a sí misma”. En el campo musical, destaca que “en Estados Unidos hay una cultura de descubrir artistas que aquí no existe”.

Con todo ello, Lau Noah es casi una desconocida en Catalunya, pero ella observa que “venir de la mano de artistas que son reconocidos aquí, como Sílvia o Jorge, es una manera bonita de entrar”. En ‘A dos’, canta (en castellano e inglés) con esas amistades ilustres (también con figuras como la guatemalteca Gaby Moreno o la vocalista de jazz Cécile McLorin Salvant), sirviendo a su ideal de “hacer canciones para tratar de explicar las cosas que son difíciles de entender, como la inmortalidad y la incertidumbre”. Ahí está ‘Que pasen cosas’, su encuentro con Pérez Cruz, “un reconocimiento de que el mundo es mitad miseria, mitad milagro”.

Y a todo esto, ella opera sin mánager ni discográfica, autoeditando sus grabaciones (el debut fue el epé ‘3’, en 2021) y suspirando por encontrar algún día el apoyo logístico idóneo. “Debería ser alguien que tenga pasión por lo que hago. Estoy dispuesta a esperar a que llegue el adecuado, ¡como si se tratara de un marido!”, ríe. Pero, a su manera, las piezas encajan, también por la trama de complicidades que trabado. “En esta gira con Ben Folds he actuado en ocho países, y no he ido a ningún hotel. En todos he tenido un sofá donde quedarme”.