'Chicas malas': una película de culto, un 'remake' y la resistente nostalgia de los 2000

Hace viente años, en abril de 2004, se estrenó en Estados Unidos 'Chicas malas'. A España llegaría en septiembre, meses después. Aquella película sobre un grupo de amigas (no todo el rato) de un instituto de Evanston, Illinois, fue un inesperado éxito de taquilla en su momento, creció como película de culto y, a día de hoy, está considerada un clásico en su género. Su género: la comedia de instituto. Si, sintetizando mucho, los 80 fueron de John Hughes y los 90 de 'Clueless' ('Fuera de onda') (1995), los 2000 fueron de 'Chicas malas'. Este viernes, el año de su 20 cumpleaños, se estrena en cines una nueva versión. Se trata de la segunda versión musical de la película (a su vez inspirada en un libro de Rosalind Wiseman), de la que en 2018 se estrenó un musical de Broadway.

La fórmula 'Chicas malas'

¿Qué tenía aquella película para ser un éxito en su momento y una comedia eterna? Para empezar hay que puntualizar su fenómeno. Aunque su estatus de película de culto siempre ha sido innegable, su popularidad fuera de Estados Unidos no siempre fue tan grande como lo es ahora. Cuando llegó, las redes sociales acababan de aterrizar y las películas no se viralizaban tan rápido. No hay que pensar en un éxito global inmediato como, por ejemplo, el de la reciente 'Saltburn' (2023), que nace en Internet y se alimenta de ella. Pero es cierto que su culto, inmenso desde el primer momento a nivel local ('Chicas malas' tiene una secuela y dio pie al musical citado), se ha sostenido internacionalmente en el tiempo y se ha disparado los últimos años vía redes sociales y plataformas.

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La película de Mark Waters desembarcó a finales del año pasado en el catálogo de Netflix y se coló entre las diez más vistas. Y, desde hace años, es una de las películas que más memes genera. Un ejemplo: suele aparecer en las listas de 'the most quotable movies of all time', es decir, de las películas cuyas expresiones han trascendido hasta ser perfectamente identificables e incluso de uso recurrente.

Nostalgia sin ranciedad

Es normal entender su éxito con los ojos de la nostalgia. De la nostalgia menos rancia, pero nostalgia en cualquier caso. La fiebre por 'Chicas malas', con su imperio rosa chicle, sus camisetas con lemas y su exceso de gloss, es puro revival 2000, moda que arrastra desde hace unos años, persiste y resiste. También es normal entender su éxito teniendo en cuenta la fascinación por las partes implicadas.

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La película de Mark Waters, que en los 2000 también nos regaló otra 'cult movie', la magnífica comedia de intercambio de personalidades 'Ponte en mi lugar' (2003), está escrita por la cómica Tina Fey, que entonces no era la estrella que es hoy, y es una de las películas más emblemáticas, quizá la que más, de Lindsay Lohan, actriz injustamente castigada por la fama durante años que, por suerte, vuelve a ser reivindicada como lo magnífica que es. Además de ser una figura esencial para entender cómo funcionaba Hollywood (y el mundo) no hace demasiado. En 'Chicas malas' también aparecen Rachel McAdams, que ese mismo año estrenó 'El diario de Noa' (2004), el otro hit que la convirtió en una estrella, Amanda Seyfried y la cómica Amy Poehler.

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Por todo esto, puede parecer que las razones del éxito de 'Chicas malas' es superficial o esencialmente cosmético. No es así. Si 'Chicas malas' sigue siendo un éxito a día de hoy, algo que también confirma la expectación en torno a su nueva versión, dirigida por los debutantes Samantha Jayne y Arturo Perez Jr. y, como la original, con guion de Tina Fey, es porque es una comedia adolescente estupenda. Es ingeniosa, el reparto es puro carisma, está llena de situaciones y de frases para el recuerdo y tiene un sentido del humor muy afilado.

Tina Fey la escribió hace más de veinte años pero en ella fluyen con naturalidad, picardía y mala leche los temas que el cine 'mainstream' actual tiende a meter con calzador y poca gracia. Sin dejar ni un segundo de ser divertida, 'Chicas malas' habla de roles de género, de clase, de presión estética, de acoso y de la importancia de la amistad entre chicas. Ojalá la nueva versión conserve muchas cosas de aquella.

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