Entrevista

Javier Camarena, tenor estrella: "La música es una montaña rusa de estrés que desgasta emocionalmente"

El tenor mexicano, uno de los grandes nombres de la lírica mundial, actúa hoy en el Palau de la música y debuta domingo al Auditorio de Girona con un programa dedicado a Tosti

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Javier Camarena, retratado en el Palau de la Música.

Javier Camarena, retratado en el Palau de la Música. / MARTA PÉREZ / EFE

Alba Carmona

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Uno de los grandes nombres del circuito operístico mundial, el tenor Javier Camarena, recala hoy en el Palau de la Música y debutará domingo en el Auditorio de Girona en el concierto inaugural de la temporada. El del mexicano, un habitual de la Metropolitan Opera de Nueva York, la Ópera de París o el Covent Garden londinense, será un debut a medias, como él mismo admite. Se estrenará ante el público gerundense con un recital íntegramente dedicado a la música de Francesco Paolo Tosti, pero no será la primera vez que pise el Auditorio de Girona, donde en 2018 grabó el disco 'Contrabandista' y quedó "fascinado" con la acústica "inmejorable" de la sala.

Para su primera visita a Girona, este asiduo a escenarios como el Liceo, el Palau de la Música Catalana o Peralada, desgranará su último disco, 'Sogno: Tosti songs', dedicado a uno de los compositores italianos más prolíficos de la música italiana, conocido por la calidad romántica y melódica de sus canciones.

"Muchas veces se piensa en Tosti como un compositor de música muy simple, y en realidad supo explotar la parte expresiva de la poesía y compaginarla con la música de una manera muy especial, por eso es muy querido por los cantantes", dice Camarena, que promete "un programa muy variado e intenso en emociones".

Acompañado de su pianista habitual, Ángel Rodríguez, interpretará las canciones más conocidas por el público como 'L’alba separa dalla luce l’ombra', 'Aprile' o 'Vorrei morire', pero también "joyas casi desconocidas" en inglés y francés. "Tosti tiene un repertorio muy versátil, con temas que nunca sabrías que son suyos si los escucharas en otro contexto. Las canciones en inglés, por ejemplo, parecen salidas de un musical y las hay que podrían recordar a las arias de ópera", asegura entusiasmado.

"Entiendo que al público le encanta la parte operística, pero a los cantantes también nos interesan otras oportunidades de expresión artística y la música de Tosti de verdad que merece la pena. Es un proyecto que hace muchos años que tenía en mente, porque es un compositor que me encanta, y si nos quedamos con la idea que hacía canciones muy simples, nos perdemos un universo de temas que son un tesoro", afirma el intérprete, que no descarta, eso sí, ofrecer "alguna sorpresa por las propinas" durante el recital.

Compromisos por todo el mundo

Hijo de un técnico de la única planta de energía nuclear de México y de una profesora de cocina, Camarena no viene de una familia de músicos y, de hecho, la suya fue una vocación tardía. "La música siempre me había fascinado, pero no fue hasta los diecinueve años que dejé la carrera de ingeniería y aposté por los estudios musicales. Aquella fue la primera decisión real para coger las riendas de mi vida... no sabía nada de canto, pero era la única carrera musical que podía empezar por edad, y me atrapó desde el principio", reconoce.

"Cuando descubrí la ópera, todo cobró sentido", dice el artista, que está inmerso en una gira que también pasará por València, Zaragoza, Oviedo y Sevilla, antes de sus compromisos en grandes producciones de ópera en Múnich, Montecarlo, Barcelona y diferentes ciudades del Japón.

Javier Camarena fue descubierto por el público catalán en una representación de 'L’elisir d’amore', de Donizetti, en el Gran Teatro del Liceo, en plena madurez de su carrera internacional después de pasar varios años en la compañía estable de la Ópera de Zúrich. Y es que desde su victoria en 2004 del Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli de México, el tenor vivió un ascenso "vertiginoso", recuerda, que lo llevó a los grandes coliseos del bel canto de todo el mundo. Camarena es, por ejemplo, el único cantante que ha hecho un bis en tres producciones diferentes del Metropolitan de Nueva York.

Una actuación del tenor Javier Camarena, una de las estrellas de la programación del Palau.

Una actuación del tenor Javier Camarena, una de las estrellas de la programación del Palau. / A. BOFILL

El desgaste físico y emocional

"Hay mucho sacrificio, disciplina y trabajo detrás de esta profesión. Cuando me trasladé a Suiza, hacer carrera y ser un gran cantante era una de las metas, pero no la definitiva. El objetivo principal era continuar creciendo como artista, prepararme para cantar mejor. Sentir que crezco como cantante sigue siendo mi meta final. Aprender trabajando con gente nueva es la parte que más me motiva y más me llena", dice el cantante, que habla abiertamente del desgaste físico y sobre todo mental que supone estar en la primera línea de la lírica.

"Todo el mundo habla del glamur de la ópera y se romantiza la figura del cantante, pero es una carrera de muchísimo estrés, tiene mucha exigencia emocional para que, al final, cantes con las emociones. La música es una montaña rusa de estrés, con viajes continuos y cambios de ambiente, todo este tiempo solo desgasta emocionalmente", explica el intérprete, que fue reconocido en 2022 como el Cantante Masculino del Año por la organización internacional Opera Awards.

En el año 2020, su carrera vivió un punto de inflexión. "El 2019 fue un año de muchísimo trabajo, demasiado. Fueron más de un centenar de conciertos, más de la mitad del año trabajando, y supuso un desgaste fortísimo, sobre todo emocional. Necesitaba una pausa. Te saturas y colapsos, necesitas tiempos para ti, para estar en paz y continuar haciendo lo que te gusta hacer. El freno de la pandemia, a pesar de ser en un contexto terrible, a mí me fue bien para recuperarme y estar con la familia. Pasé mucho tiempo en la cocina, pintando... cosas que hacía muchos años que aplazaba", continúa.

"Durante años había tenido el conflicto de separar a Javier del cantante, pero son todos parte de mí. Aprendí y ahora las cosas van sucediendo despacio, con calma. Con la anticipación de los contratos operísticos, a tres o cuatro años vista, hay proyectos que suenan bien sobre el papel, pero que cuando topas con la parte práctica no son tan buenos como parecían, y puedes acabar renunciando", explica.

"Ahora me pesa menos tomar este tipo de decisiones y hacer renuncias que pueden sonar un poco egoístas, pero son por mi salud mental y vocal, e incluso por el bien del público, porque el cansancio se nota cuando cantas e interpretas", concluye.