Entrevista

Irvine Welsh: "Dicen que se ha echado a perder, pero en Barcelona te sientes en el centro del mundo"

Se supone que el autor cierra la saga 'Trainspotting' con 'Señalado por la muerte', novela en la que reúne a la pandilla edimburguesa ya en la cincuentena

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Irvine Welsh, en Barcelona, en 2018.

Irvine Welsh, en Barcelona, en 2018. / Ferran Nadeu

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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Contra todo pronóstico y cada uno por su lado, los cuatro personajes centrales de 'Trainspotting' (1993) han llegado a la cincuentena. Irvine Welsh reúne a Mark Renton, Francis Begbie, Sick Boy y Spud en 'Señalado por la muerte' (Anagrama), 30 años después de su arrolladora presentación en sociedad. Todo puede salir mal en cuanto esta pandilla se toma una pinta (bueno, un agua con gas Begbie), lo cual a efectos literarios significa una novela trepidante, salvaje, grotesca, satírica, divertidísima y... melancólica. 'The boys are back in town', que diría Phil Lynott. Se supone que 'Señalado por la muerte' cierra el ciclo inaugurado con 'Trainspotting' y continuado con 'Porno', 'Skagboys' y 'El artista de la cuchilla', aunque el universo de la cuadrilla edimburguesa tiene ramificaciones en otras obras del autor, muy señaladamente en 'Un polvo en condiciones'. Veremos si es así.

¿Por qué le pareció interesante rescatar al cuarteto principal de ‘Trainspotting’ en la cincuentena?

Me gustó reconstruir a Frank Begbie en ‘El artista de la cuchilla’ y el final de la novela, en el que Begbie se encuentra a Renton en un avión, no me dejaba muchas opciones. Tenía que tirar del hilo. Ese final fue un principio.

¿Con cuál de los cuatro personajes se divierte más escribiendo?

Los cuatro dan mucho juego y en conjunto tienen la ventaja de que cuando te cansas un poco de uno, te vas a otro. Estar en el mundo y en la mentalidad de cada uno de ellos es fantástico. Si Begbie se vuelve loco, te puedes ir a Spud en busca de calma. Y así sucesivamente.

A partir de los 30 años las personas no tenemos ningún interés

¿Que pensarían los Renton, Sick Boy, Spud y Begbie veinteañeros de los cincuentones en que se han convertido?

Nada. Cuando eres joven no tienes tiempo para pensar en la gente mayor. De hecho, yo sigo sin tener tiempo para pensar en la gente mayor. Creo que a partir de los 30 años las personas no tenemos ningún interés.

Las vidas de los protagonistas se separaron hace tiempo, hay entre ellos cuentas pendientes y todos son elementos de cuidado. ¿Qué hace que, pese a todo, permanezca cierta camaradería?

Creo que siempre te aferras a los amigos que haces cuando eres adolescente o joven. Aunque te disgusten y haya malos rollos, son como una segunda familia. En este entorno, hay dos cosas que funcionan como vínculo. Una es la experiencia compartida y la otra es la autojustificación. Cada uno quiere justificar su vida ante los demás del grupo, quiere que los otros sean como testigos de que en su vida ha hecho algo que valía la pena.

Las ciudades actuales están diseñadas para congresistas, turistas y estudiantes

¿Cómo ha cambiado Edimburgo en los 30 años que han pasado desde que publicó ‘Trainspotting’?

Como cualquier gran ciudad. El centro de Edimburgo se ha convertido en una zona más rica a expensas del resto del área metropolitana. Todas las grandes ciudades están ahora diseñadas para negocios, turismo y estudiantes. El objetivo es atraer tantos congresos, tantos turistas y tantos estudiantes como sea posible. Las ciudades ya no son lugares para la gente que vive en ellas, sino para personas que pasan en ellas un periodo, sean días, semanas o meses. Es así a nivel general.  

En ‘Señalado por la muerte’, Renton expone que le chifla Barcelona, por mucho turismo que haya y muy gentrificada que esté. ¿Lo comparte?

Amén. Es un lugar estupendo desde el puerto hasta el Tibidabo. Te sientes en el centro del mundo y no hay muchas ciudades ahora mismo que te hagan sentir así. Ya sé que mucha gente dice que se ha echado a perder. Vale, lo entiendo, pero sigue teniendo muchísima magia y puedes pasar muy buenos momentos en Barcelona.

¿Las personas pueden cambiar o solo disimular su lado chungo?

Es muy difícil cambiar. Los personajes de ‘Señalado por la muerte’ intentan convertirse en versiones mejores de sí mismos, aunque su fondo no lo pueden cambiar.

¿Ha intentado ofrecerles una especie de redención, disculpe el cliché?

Les he ofrecido una evolución, porque los lectores necesitan cambios para mantener el interés por unos personajes. Por mucha oscuridad que haya en ellos, tienen puntos de luz que facilitan engancharase a ellos.

Begbie me permite explorar la fascinación que muchos pijos sienten por los artistas salvajes de clase trabajadora

Begbie funciona como sátira del mundo del arte, ¿no?

Sin duda. Además de creativo también es… digamos que un poco destructivo. Como los anarquistas. Un acto de destrucción también es un acto de creatividad en manos de Begbie. Me permite explorar de una manera que me parece muy divertida la fascinación que muchos pijos sienten por los artistas salvajes de clase trabajadora.

¿Sick Boy también es una sátira, en su caso del ‘fucker’?

Creo que el personaje está mucho más allá de ese punto. Mi teoría es que quiere ser una mujer y lamenta no poder serlo. Él entiende que las mujeres son un género superior a los hombres y ese es el motor para sus acciones. Sobre todo, lamenta no poder ser madre.

Renton ha pasado de fan de Iggy Pop a representante de ‘disc-jockeys’. ¿Refleja la evolución del gusto musical de Renton la suya propia?

Supongo que sí. Aunque yo nunca sería mánager de 'disc-jockeys', trabajo que me parece bastante espantoso. Le di este trabajo para hacerle una putada: el hombre que esperaba ser creativo acaba al servicio de gente creativa. Yo estuve muy inmerso en la música electrónica y aún lo estoy bastante. El sábado pasado estuve en una 'rave' en la que nos encontramos bastantes colegas. Evidentemente ya no voy a tantas como antes, pero me he quedado un poco ahí pegado porque me encanta la vida de los clubs. Es una fuerza que da mucha energía a mi vida. Además, hace poco creé el sello discográfico Jack Said What.

Con ‘Trainspotting’, fui el primero que escribió sobre el colapso del trabajo fijo

¿De verdad 'Señalado por la muerte' es el final de la saga 'Trainspotting'?

De una manera lineal, me gustaría quedarme ahí. O sea, no creo que vaya a apetecerme escribir una novela con los personajes aún más mayores. Pero igual recuperar cosas de su pasado podría ser atractivo. En realidad no tengo ni idea. Nunca sé qué voy a escribir hasta que me pongo a escribir.

¿Qué cree que aportó con 'Trainspotting' a la literatura británica?

Creo que fui el primero en Gran Bretaña que escribió sobre el colapso del trabajo fijo y el nacimiento de otro mundo. 'Trainspotting' habla de cómo la gente se enfrenta a la vida sin un empleo seguro. Ese cambio fue brutal para la clase trabajadora y por ende para toda la sociedad.

Entre el punk y el acid house solo hubo mierda y The Pogues

En el relato final de 'Trainspotting' la pandilla edimburguesa va a Londres para vender una partida de heroína y su coartada es la asistencia a un concierto de The Pogues, cuyo cantante, Shane MacGowan, falleció la semana pasada. ¿Le afectó su muerte?

Fue un golpe muy duro. En la era punk teníamos los mismos amigos en Londres. Y a principios de los años 2000 nos mudamos a Dublín al mismo tiempo y reconectamos ahí. Pensé en colgar algunas fotografías nuestras en Instagram, pero la mayoría de las fotos que tenemos juntos son en un rollo muy de fiesta y no me pareció un buen tributo para un escritor de canciones genial. Popularmente se tiene una imagen maldita de Shane a causa de la bebida y las drogas, pero lo cierto es que era una persona muy positiva e inspiradora.

¿Qué significaron para usted The Pogues en los años 80?

Fui muy fan. Entre la muerte del punk y el nacimiento del acid house casi toda la música fue mierda. Fueron años horrorosos bajo el gobierno de Thatcher. Pero ahí estaban Shane y The Pogues.