'Una esposa ejemplar'; de Alba de Céspedes: entre Ibsen y Dostoievski

“¡Tenemos que hacerle a mi madre un vestido con los velos de Ofelia!”, le dice exultante la joven Alessandra a su vecina Fulvia. Esta exclamación contiene en sí los elementos esenciales de 'Una esposa ejemplar', la gran novela de la italiana Alba de Céspedes. Olvidada en su propio país, donde cayó en el olvido, a pesar de haber sido una de las autoras más leídas y vendidas de su generación, la recuperación de la obra de De Céspedes, que falleció en París en 1997, le debe mucho a Elena Ferrante. Hace algo más de un año, Seix Barral publicaba 'Cuaderno prohibido'–título recuperado en 2017 por Contraseña-, una novela clave en su producción en la que la autora indagaba en el circunscrito lugar que le era reservado a la mujer en la Italia de los 50, en el tutelaje –paterno, marital y social- al que debía hacer frente y las posibles salidas que empezaban a vislumbrarse. Ahí la escritura se convertía en el espacio de libertad, en la herramienta con la que la protagonista podía (auto)afirmarse.

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Publicado tres años antes de 'Cuaderno prohibido', 'Una esposa ejemplar' (1949) proyecta una mirada más desoladora, en parte motivada por el contexto de posguerra. La tragedia se anuncia desde la primera página y, de manera, particularmente ejemplar en esa exclamación a través de la evocación del personaje hamletiano de Ofelia, cuyo destino es el mismo que tendrá la madre de Alessandra, también elocuente nombre: Eleonora. 'Nora', tal como en ocasiones la llama su marido, evoca directamente a 'Casa de muñecas', pero, a diferencia de la protagonista de Ibsen, ella no huye de casa, sino que se quita la vida.  “Mamá, vete sin mí”, le insiste Alessandra, consciente de la infelicidad de su madre. “No puedo dejarte. Lo que yo quiero hacer es una cosa hermosa y, si actuara así, se convertiría en una cosa fea. He intentado hablar con franqueza con tu padre, esperaba que lo entendiera. Pero no ha sido así”, le contesta Eleonora a Alessandra, consciente de que está atrapada hasta el punto de que ni tan siquiera un posible cambio de opinión de su padre tendría valor. “Todo es inútil, también el amor. Y no porque yo sea incapaz de transgredir una norma rígida (…) Pero yo no sabría adaptarme a una vida espiritualmente mediocre ni a un amor mediocre. ¿De qué vale un amor mediocre?”.

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Como señaló la propia autora, 'Una esposa ejemplar' es una novela que tiene el amor en el centro, pero no se queda ahí. De Céspedes, en efecto, como en todas sus obras, pone el acento en lo social y lo político: retrata la estructura patriarcal que atrapa a la mujer en el rol de madre y esposa, negándole ya no solo cualquier aspiración, sino también un espacio emancipado en la esfera pública. Y, a la vez, retrata la sociedad que juzga a las mujeres que rompen los esquemas, que juzga y castiga. Estos dos términos son clave, puesto que marcan el recorrido de la novela: Eleonora es juzgada por su entorno por sus deseos de ser pianista, por su relación extraconyugal y por su suicidio. Alessandra, que tiene a su madre como modelo, terminará siendo castigada, en un giro dostoievskiano, tras un crimen que nace de la rabia y la insatisfacción. El suicidio de Eleonora como gesto de radical autoafirmación da lugar a un gesto de radical rabia. “Tenemos razón nosotras, pero ellos son más fuertes”, le dirá Eleonora a Alessandra, que buscará la forma de apropiarse de esa fuerza que le es negada, una fuerza que sí encarna De Céspedes al escribir “Una esposa perfecta”: no hay espacio para la inocencia, para las ilusiones o para el consuelo. Todo lo contrario: De Céspedes deja que la rabia se imponga, a pesar de sus consecuencias.