Humor en primera persona
La comedia en catalán respira en un ecosistema joven y paritario (y emancipado de la música)
El legado de Eugenio, visto por la nueva escena catalana de comedia 'stand up'
Ignasi Fortuny
Periodista. Principalmente, escribo sobre música.
Hace unos años que alrededor de la comedia en catalán se ha creado un ecosistema en el que respirar. La pregunta, sin respuesta concluyente -aunque sí que hay algunas pistas-, sería por qué no se había generado antes. Del pequeño formato a escaparates ya notables, una escena joven ha ido ocupando cada vez más escenarios, muchos de ellos antes habitados por monólogos en castellano o incluso en inglés.
Todo esto lo captaron en su día y replicaron en sus carteles festivales originalmente de música, como el Cruïlla, que hace cinco años que incorporó un escenario dedicado al humor y que ahora presenta la primera edición del certamen Cruïlla Comèdia, o el de Porta Ferrada (en Sant Feliu de Guíxols), que tiene una exitosa sección llamada Salat que este pasado verano vendió más de 10.000 entradas (con grandes nombres y espectáculos en castellano y catalán). El Cruïlla Comèdia, emancipado del 'paraguas musical' veraniego, ha debutado con gran éxito en los 'shows' programados en el Casino L'Aliança, el Centre Moral i Cultural y bares del Poblenou del 2 al 5 de noviembre. Pero no solo queda en el escenario la cosa, pues también algunas de las criaturas cómicas que protagonizan el circuito han encontrado espacio también en medios de comunicación.
Pero, ¿por qué ahora? ¿Qué ha pasado? "¿Por qué Catalunya y el catalán no puede tener un ecosistema de comedia al igual que el resto de países con lengua propia?", se cuestiona el cómico y guionista Oriol de Balanzó, director del recién estrenado Cruïlla Comèdia, que ayuda a poner luz a estas preguntas. "Ha pasado que desde la iniciativa personal de cierta gente, que ha ido montando micros abiertos [espacios libres en los que cualquiera puede probarse frente al público], como Josep Català, que montó El Soterrani [plataforma agitadora clave en todo esto], ha ido fermentando una escena durante la última década", ilustra de Balanzó.
Aquí aparecen en escena nombres candentes del 'stand-up' como Charlie Pee, Marc Sarrats, Modgi, Oye Sherman o Manel Vidal, por citar solo a algunos. "Ha ido, poco a poco, flotando hacia la superfície una escena muy joven, que tiene un público también muy joven, y que de alguna manera queremos [el Cruïlla Comèdia] proyectar hacia todas las edades y todos los gustos", comenta de Balanzó. Hay un par de rasgos característicos muy destacables en esta generación de cómicos, según señala el director del Cruïlla Comèdia. El primero, que es una escena muy paritaria. "Si vas a los micros abiertos encuentras a muchas mujeres haciendo monólogos". Y el segundo es que el catalán es una lengua en la que trabajan muchas personas "que no han nacido catalanoparlantes" y, en gran parte, también cómicas. Ejemplo de esto son Raquel Hervás, Maria Lyona o el argentino Andrés Fajnold.
De Balanzó reconoce que este circuito se enfrenta a los mismos problemas y circunstancias que se ha enfrentado cualquier escena de comedia. Y que esta efervescencia escénica va muy tarde. "Vamos 50 años tarde en algunas cosas, pero somos especialistas en 'reatrapar' al tiempo. Seguramente tampoco ha ayudado tener dos dictaduras que han ocupado el 80% del tiempo del siglo XX en el Estado español", zanja.
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