Debuta con 'Fucking New York'

Laura Calçada, sexo, drogas y 'daddy issues': “La monogamia es como el Nodo”

El noruego Jon Fosse gana el Premio Nobel de Literatura 2023

Crítica de 'Golpe a Wall Street': la revolución bursátil que no fue

Manuel Rivas: "La indiferencia me produce vómitos"

sexo, accidentes, drogas y 'daddy issues'

sexo, accidentes, drogas y 'daddy issues' / Manu Mirtru

Dídac Peyret

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La periodista y politóloga se ha convertido en la escritora más vendida de no ficción en Catalunya con el chocante libro de memorias ‘Fucking New York, història dels meus límits’ (Destino). 

Laura Calçada (1988, Barcelona) es un animal salvaje que busca compulsivamente que la miren. Un alud de intensidad que encaja mejor con la aventura de la ficción que en las convenciones de la realidad. Cuando llego, ya ha conquistado el restaurante con una actividad frenética que incluye propuestas de alto voltaje, limpiar con 'flis-flis' la mesa donde nos sentaremos y marcar la agenda de los camareros. Calçada se divierte en las zonas grises de la incorrección. Estos días presenta su debut literario ‘Fucking New York’, unas memorias que incluyen días convulsos (sexo, accidentes, drogas y 'daddy issues') en una ciudad que es una montaña rusa como ella. Hija de Miquel Calçada (Mikimoto), su debut literario es un autorretrato descarnado con una fórmula infalible: ¿hay algo más adictivo que presenciar algo que no deberíamos estar viendo? 

 “Tendrías que estar en la calle, en la miseria, para entender alguna cosa, pero siempre encontrarás alguien que te ayude”. Con estas palabras tu padre rompe la relación contigo, ¿fue el detonante para irte a Nueva York?

Hubo una ruptura, un corte con mi padre, pero no fue lo que provocó mi huida. Yo me hubiera ido igualmente de Barcelona, aunque las cosas con él no hubieran terminado tan mal, porque ya se me hacía pequeña con 23 años. Hay una edad en la que, para ir bien, deberías tener el impulso de descubrir mundo. Pero es que a mí se me suma que tengo un progenitor conocido y siempre eres la hija de. Es muy perverso.

La escritora Laura Calçada.

La escritora Laura Calçada. / Manu Mirtru

A tu padre no le faltaba razón en algo: cada vez que te caes hay alguien que te recoge….

Mi padre tiene mucha razón en esa frase. Los progenitores se alejan pero entran otros. Nunca termino de estar del todo en la intemperie, aunque haya episodios con las drogas que me lleven por ese camino. El día que tengo el mal viaje de crystal meth me lo provoco yo pero, ¿por qué? Porque si las personas que teóricamente nos han dicho que nunca soltarán la mano, nos dejan, después puede venir el Papa de Roma que no te sentirás merecedora de este amor. 

Mikimoto representaba un tipo de catalanidad muy marcada (la de un hombre muy racional y reservado) y tú eres una persona de impulsos, pero en el libro dices que os parecéis…

Yo me expreso sin filtros y eso a él le genera mucha incomodidad. Si ya había rechazo, imagínate ahora con el libro. Antes no tenía motivo, ahora ya tiene uno. ¿Y en qué nos parecemos? En la putería, en ser espabilados y en saber qué le puede gustar a una persona y qué no. Y, evidentemente, en la voz radiofónica [sonríe]. 

¿Hay crueldad en los retratos que haces de tus padres en el libro?

Crueldad no, verdad.

Destacas mucho que tu madre no puede cuidarte porque ella es la primera que necesita la figura de un cuidador…

Es muy duro ver que tienes una madre que no puede ser un modelo. Pero ella lo fue al principio de mi vida. La recuerdo como una persona obsesiva, siempre rodeada de libros; fue la primera artista que conocí. Pero esto se fue degradando. Siempre escuchas: ‘mi madre es mi mejor amiga’ y al final siempre nos fijamos en lo que no tenemos. Es doloroso porque lo malo es lo que queda más en la superficie.

La escritora Laura Calçada.

La escritora Laura Calçada. / Manu Mirtru

¿Crecer no es dejar de imaginar a los padres como personas inmaculadas?

Sin duda, pero este proceso yo lo tuve que empezar a los 10 años. Claro que no hay que pedirles que sean perfectos pero a lo mejor los míos son demasiado imperfectos [risas]. Pero, ¡ep! habría que ver cómo sería yo como madre de alguien como yo. Así que full respect.

También dijiste que habías puesto la literatura por delante del padre… me recordó a la frase de poner la vida en el centro, pero con la literatura…

[Sonríe]. Es que mi padre ya me había dejado de hablar. Pongo por delante mi obra literaria sin pensar en las consecuencias del mal que les puede hacer a mis padres. Pero la literatura es esto. Ya lo dijo el gran Salvador Sostres: escribir es ponerse en problemas. It is whats it is. Si no te da problemas, estás haciendo publicidad. 

Vivian Gornick dice que la gran ilusión de nuestra cultura (ella habla de los hijos de la terapia) es pensar que somos lo que confesamos ser….

No lo termino de comprar: con un amigo eres cruelmente tú más que en ninguna otra situación. 

Ella dice que al controlar tú el relato, explicando tus debilidades, quedas en una buena posición…

Ahhh, ¡bien visto! Alguien que leyó mi libro me dijo: ‘este libro es un asesino conversando con sus crímenes’. Yo controlo el relato, claro, ¡los escritores somos magos de controlar el relato! pero yo no salgo bien parada del libro. Mira, me dejé por escribir que cuando iba colocada robaba mucho en el Rite-Aid, que es una especie de Opencor. En un hotel también robé 100 euros a una señora rica después de una noche de locura. Lo de robar es un tema, a ti no te robaría pero sí que robo en sitios. ¿Por qué? Porque lo quiero en ese momento.

Elena Martín, que trata el deseo femenino en su película ‘Creatura’, dice: pregúntale a cualquier persona qué relación tiene con el deseo, es imposible de responder.

Oh, ¡casémonos! Esto me recuerda a la canción de Mishima, cuando dice; Què en farem del desig ara que hem trobat l’amor? Te lo explicaré con la astrología: mi Venus está en Aries. Por lo tanto, mi deseo funciona así: lo veo, lo quiero. Mi deseo es compulsivo. Cuando quiero follar lo quiero, ahora y ya. Pero el deseo también lo separo mucho del sexo; para mí el deseo es estar haciendo un té en el Hotel Meurice de París. Esto es deseo cumplido para mí, asocio mucho lujo y deseo. 

sexo, accidentes, drogas y 'daddy issues'

sexo, accidentes, drogas y 'daddy issues' / Manu Mirtru

Anna Pazos en su ensayo ‘Poder i desig’ habla mucho de cómo el deseo no siempre se alinea con la moral…

Mira, te lo diré rápidamente: en esa mesa que tenemos ahí delante. ¿Ves esa señora que está sola con su teléfono, debajo del espejo? Esta mujer es la exnovia de mi exnovio. Cuando acabe contigo haré un café con ella porque nos llevamos muy bien. A mí me pone quedar con una persona que sé que hace poco se ha follado a una persona que yo quiero. Lo que me provoca más deseo es la situación.

Moralmente es bastante horrible, ¿no?

[Risas]. Sí, moralmente es horrible. Y además soy muy posesiva. Yo siempre me defino como una persona nada celosa pero muy posesiva. Like, you don’t touch my property, ¿vale? Me pone compartir fluidos. Me provoca deseo imaginarme esta intimidad. ¿Qué relación tengo con el deseo? Mi deseo es la madera. 

¿Cómo?

A mí me pone muy caliente la madera. Una vez tuve un orgasmo recordando una mesa que había visto. Me gusta mucho la madera.

En el libro cuentas como en Nueva York en alguna ocasión llegaste a prostituirte a través de una página de Sugar Daddies. ¿Cómo llegaste a esa situación?

La prostitución es un trabajo muy serio, muy difícil y que requiere mucha inteligencia. Una prostitución deseada no es un trabajo mecánico. Para mí fue duro, por eso iba drogada de LSD en los dos encuentros que tuve con ese señor. Fue duro pero a mí me provoca mucho placer que me den billetes.

Me llama mucho la atención cómo cuentas la reacción de tu madre cuando le contaste que te habías prostituido: “Cuando se puso el sombrero de persona analítica que deja los sentimientos a un lado porque le hacen daño dijo: qué poco dinero”…

[Risas]. Esta frase se la tengo que agradecer mucho a mi madre que es una gran Virgo, pero te diré una cosa: en su momento dudé de ponerla por cómo podía quedar ella retratada. 

En el libro queda claro que quieres el afecto de las relaciones y la adrenalina de las aventuras, pero no parece que te haya ido muy bien así. ¿El poliamor es un invento defectuoso?

Estás tocando los mejores temas. ¿A tú pareja no le gustarán los tríos? Mira, te diré una cosa: el poliamor es un gran invento. ¡Toma! 

Pues no parece que te haya ido muy bien…

Porque yo no estaba madura para poder hacerlo, pero es un gran invento. Yo ahora mismo estoy viviendo una relación poliamorosa. Es un gran invento si hay consciencia detrás como la mayoría de inventos del mundo. Se trata de quererse de manera adulta. Pero ¿qué quiere decir ser adulto? 

¿Ser adulto no es aprender a hacer renuncias?

Esto lo dice la gente que está en relaciones monógamas y les cuesta ver la película. Good luck with the future! Durante un tiempo puedes creer en eso pero vaticino que en diez años ya habrás follado con otra persona. Volvemos al deseo, yo el deseo lo vinculo mucho a la piel. Ostras, yo me enamoro cada día: soy Piscis como canta Bad Bunny. Yo te haría la cena y te daría un beso porque eres muy atractivo. ¿Dónde sitúas esto si estás en una relación monógama? El poliamor es escoger la película que quieres de Netflix. La monogamia es el Nodo [risas]. 

En el libro hablas de problemas de salud mental que has tenido pero no parece que tengas miedo a perder el control ¿no te da miedo la muerte?

No me da miedo. [Se lo piensa]. Soy una persona muy espiritual. Y, si me muriera ahora mismo de un ataque al corazón, me moriría siendo la persona más feliz del mundo. ¿Por qué? porque siempre he hecho lo que he querido. Esto lleva muchos riesgos, claro: yo no hago las renuncias, pero otra gente renuncia a mí. A mí no me da miedo la muerte y además sé que me moriré de vieja, porque tengo una sabiduría atávica. 

¿Qué te ha hecho parar a tiempo?

La literatura. No pongas esta frase de titular que es muy cutre, pero ha sido la que me ha hecho parar. Hombre, es que si no paro, no hubiera podido hacer ‘Fucking New York’. Tenía que parar. Este libro lo ha logrado. Yo en el mes de abril de este año, cuando estaba a punto de salir, me estaba metiendo rayas de cocaína sola en casa mirando Netflix. Que además no era ni coca, era este matarratas de Barcelona. Ese día llamé a mi amigo diciéndole: me estoy metiendo rayas, es horrible. Y me dijo: ‘Laura, acabas de terminar una cosa que te ha ocupado cinco años y te sientes muy vacía’. Fui al psiquiatra y me dijo: ‘has estado jugando con tu vida muchos años: deja de beber’. Y desde el 29 de mayo que no bebo. Yo creo que he parado a tiempo, Amy Winehouse y todo ese club de los 27 no lo pueden decir.