Entrevista

Maïwenn: "La vida privada de Johnny Depp no es asunto nuestro, no debería ser tan difícil de entender"

La directora y actriz Maïwenn Le Besco con Johnny Depp en el pasado Festival de Cannes

La directora y actriz Maïwenn Le Besco con Johnny Depp en el pasado Festival de Cannes / VALERY HACHE / AFP

Nando Salvà

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“Actualmente es casi imposible abrir la boca sin arriesgarse a sufrir algún tipo de crítica o ataque”, sentencia Maïwenn Le Besco, conocida profesionalmente como Maïwenn, en un momento de la conversación. ”Ahora mismo yo me estoy mordiendo la lengua para no decir cosas que opino, porque sé que otros medios las van a reproducir sacadas de contexto y malinterpretadas”.

Y probablemente se haya sentido así a menudo a lo largo de los últimos meses, a causa de las polémicas en las que su nueva película como directora y actriz, ‘Jeanne Du Barry’, se ha visto envuelta incluso desde antes de su presentación en el pasado Festival de Cannes, en mayo: la primera, por haber elegido como coprotagonista de la película junto a ella misma a Johnny Depp, aún en el punto de mira tras el culebrón judicial derivado de su tóxico matrimonio con Amber Heard; la segunda, por la demanda que en marzo pasado se interpuso contra ella tras -presuntamente- haber agarrado del pelo y escupido en la cara al redactor jefe de la revista francesa ‘Mediapart’.

“Los medios de comunicación fabrican polémicas para poder tener contenidos suculentos que ofrecer a la audiencia”, comenta respecto a esas controversias. “Al llegar a Cannes pensé que tal vez nos encontraríamos con algún piquete de mujeres contrarias a la película, o incluso que quizá aguien le lanzaría un tartazo a Johnny Depp en la cara, pero no sucedió nada de nada”.

‘Jeanne Du Barry’ dramatiza la vida de su personaje titular, Jeanne Bécu, la mujer de clase baja que se convirtió en la última amante oficial del rey Luis XV, y por tanto en la mujer más poderosa de Francia; en concreto, contempla los cinco años que pasaron juntos hasta que la muerte de él la obligó a huir precipitadamente de palacio, dos décadas antes de morir guillotinaqda, en 1793. “En parte, esta película habla de mi propia vida”, confiesa Maïwenn. “Me identifico con muchos aspectos de la personalidad de Jeanne: su alegría de vivir, sus ganas de aprender, su interés por la cultura, su libertad de pensamiento y su espíritu subversivo, pero también su gusto por las joyas, el lujo y la frivolidad. Además, el trato despectivo del que ella fue víctima en Versalles es muy similar al que a mí me han dedicado mis compañeros de profesión”.

Orígenes humildes

Uno de los motivos de la condescendencia que Maïwenn asegura haber sufrido de parte de la industria cinematográfica francesa serían, según sus propias palabras, sus orígenes humildes: creció en el seno de una familia numerosa y muy pobre, y fue introducida a empujones en el mundo del espectáculo por su autoritaria madre -”llevo dos décadas hablando con mi terapeuta al respecto, ha hecho fortuna gracias a mí”, bromea en un momento de la entrevista-; el otro motivo es que, también como Jeanne de Barry, se enamoró de un hombre mucho mayor.

Solo tenía 15 años cuando empezó una relación sentimental con Luc Besson, por entonces de 32 años y ya un director de fama internacional; meses después tuvieron una hija. La exhaustiva investigación que ‘Mediapart’ llevó a cabo acerca de las denuncias por abusos sexuales interpuestas contra Besson por parte de varias actrices a lo largo de los años, por cierto -todas ellas finalmente desestimadas-, sirve para explicar el escupitajo arriba citado.

“Una relación entre un hombre maduro y rico y una mujer joven siempre será criticada; a él lo considerarán un pervertido, y a ella una buscona”, asegura Maïwenn al respecto tanto de su propia experiencia como la de Jeanne du Barry, a quien su película reivindica como icono progresista y pionera feminista pese a que, en buena medida, logró el ascenso social a través de la prostitución. “Demostró que el poder de seducción de la mujer es un arma poderosísima”, opina. “Eligió usar su cuerpo para disfrutar de lujos a los que de otra manera no habría tenido acceso, para hacer siempre lo que quiso y tomar las riendas de su destino. Me parece una actitud muy moderna y empoderada”.

Un Luis XV estadounidense

En su día, la prensa especuló sobre conflictos protagonizados por Maïwenn y Depp durante la filmación de la película, e incluso sugirieron que habían estado a punto de llegar a las manos. Ella lo niega todo. “Quienes aseguran que me peleé con Johnny mienten; fue un rodaje igual de tenso que cualquier otro”, aclara. Explica que, después de buscar sin éxito a un actor francés idóneo para encarnar a Luis XV, decidió ofrecerle el papel al intérprete con quien más le apetecía trabajar. No le importó que fuera estadounidense. “Habla un francés fluido y, además, siempre me ha dado la sensación de ser un hombre de apariencia torturada y romántica, y por tanto ideal para el personaje”.

Desde el primer momento supo que sería muy criticada por escogerle a él, pero no le importó. “La vida privada de Johnny Depp no es asunto nuestro, no debería ser tan difícil de entender. Me parece deplorable que en la actualidad todo el mundo se sienta con el derecho de juzgar a los demás. Es terrible que la censura artística, lo que ahora se conoce como cancelación, se haya convertido en algo tan común y tan aceptado”. Ella misma ha estado a punto de ser cancelada en los últimos meses, y no parece preocupada lo más mínimo acerca de ello. “Que hablen, aunque sea mal”, afirma. “Pero que hablen”.