Crítica de 'Carajita': un filme de sugerencias antes que certezas

La primera imagen de ‘Carajita’ es muy sugerente: un plano nocturno que muestra a la izquierda el mar acariciando la orilla y, a la derecha, unas plantas iluminadas con la luz azul y roja de un coche de policía. En las escenas que siguen, la voz narrativa de una adolescente, el sonido y las imágenes a veces en duermevela, nos sitúan en un territorio visual y anímico algo desconcertante, pues aún no entendemos la naturaleza de las relaciones entre las dos protagonistas, una joven de 17 años y su niñera de 36 que, a veces, parecen reproducir los roles de una hija y una madre.

La ‘extraña pareja’ formada por el director catalán Ulises Porra y la realizadora argentina Silvia Schnicer filma en República Dominicana una curiosa película, de puesta en escena a veces directa y en otras ocasiones más abstracta, que revolotea sobre el conflicto de clases, las relaciones de poder y las emociones sesgadas. Por momentos, la película antepone la forma al contenido, aunque quizá no sea una decisión meditada: lo que cuenta acaba resultando algo previsible, mientras que la forma en que lo cuenta, un estilo visual hecho de muchos contrastes, se antepone a los vaivenes del relato y nos sugiere más que la propia historia. Suceden cosas importantes que no vemos, Intuimos o imaginamos, prevaleciendo ante todo el tono, la atmósfera, esa sensación aletargada que expresan las imágenes y la pausa de las voces.