Pérdida para Barcelona

El Ayuntamiento buscará un espacio para dar continuidad a la programación del Milano Jazz Club

El alquiler empuja al cierre al Milano, puntal de la música en directo en Barcelona

Salvar el Milano: la hora de las soluciones

Peter Bernstein Quartet en el Milano Jazz Club, octubre de 2022.

Peter Bernstein Quartet en el Milano Jazz Club, octubre de 2022. / EL PERIÓDICO

Rafael Tapounet

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El Ayuntamiento de Barcelona se ha comprometido a buscar un espacio alternativo que permita dar continuidad a la programación de música en directo del Milano Jazz Club, emblemático escenario abocado al cierre por la decisión de la propiedad de traspasar el local a una cadena de restaurantes italianos. La decisión se ha tomado en la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deporte del consistorio, en la que todos los partidos excepto Vox han respaldado una proposición presentada por Barcelona en Comú que insta a crear una comisión de seguimiento que se encargue de "buscar opciones" para garantizar la viabilidad de un "espacio de referencia para el ecosistema del jazz y la música moderna" de la ciudad durante los próximos meses.

La moción de los comunes, consensuada con la Associació de Músics de Jazz i Música Moderna de Catalunya (AMJM) y la Associació de Sales de Concert de Catalunya (ASACC), va más allá y, además de pedir la continuidad (y la ampliación) del número de espacios de protección oficial cultural incluidos en el programa 'Amunt Persianes!', plantea la creación de una nueva figura urbanística para proteger "las salas culturales emblemáticas de la ciudad", garantizando "la convivencia en sus entornos". También propone que el Institut de Cultura de Barcelona impulse un estudio que actualice "el mapa sonoro de los espacios de música en vivo de la ciudad" y conmina a la Generalitat a modificar su catálogo de actividades a fin de que las salas de música en directo pasen de ser consideradas "actividades recreativas musicales" a "actividades culturales musicales", adscripción que les permitiría diusponer de nuevas formas jurídicas para facilitar su apertura y consolidación.

La contradicción barcelonesa

Tanto Lluís Torrents como Guillem Arnedo, presidentes de la ASACC y de la AMJM respectivamente, coinciden en subrayar la "enorme contradicción" que supone que Barcelona cuente con cinco escuelas superiores de música (una cifra superior a la de grandes capitales como París) y, sin embargo, los músicos de la ciudad tengan cada vez menos locales en los que tocar. En los últimos años, la capital catalana ha perdido no menos de media docena de salas de música en directo (el Rocksound, la Monasterio, el Pipa Club, el Honky Tonk Blues Bar, el Mandacarú, el Artte...). La viabilidad de los clubs se ve comprometida no solo por el inasumible aumento de los alquileres, sino también por los problemas financieros, las trabas burocráticas y la presión vecinal. "Es una situación dramática", apunta Arnedo. "O disponemos de políticas activas para proteger estos espacios, como existen en otros países -añade Torrents-, o nos veremos abocados a una pobreza musical y cultural brutal".

El Milano Jazz Club acogerá el próximo día 28 su último concierto en el actual emplazamiento de Ronda Universitat (será una actuación de ¡Yakety Yak!, grupo de rhythm and blues liderado por Dani Nel·lo y Anton Jarl). A partir de ahí, la programación del local quedará a la espera de encontrar un nuevo hogar que debería ser de titularidad municipal. "Necesitamos la implicación real de Ayuntamiento y una respuesta creativa", señala Guim Cifré, director artístico del Milano. La aprobación de la proposición de Barcelona en Comú es un primer paso. Pero queda aún un largo camino por delante.