Estreno de cine

Crítica de 'El club del odio': Terror para la nueva era ‘trumpista’

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Una escena de 'El club del odio'.

Una escena de 'El club del odio'. / EPC

Quim Casas

Quim Casas

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Los primeros minutos de ‘El club del odio’ son muy inquietantes sin que pase nada relevante. Estamos en una escuela. Una mujer sale del baño tras comprobar que no está embarazada, aunque luego sabremos que desea estarlo. Se cruza con la mujer de la limpieza, latinoamericana, y la mira con desdén. Fuera encuentra a un niño que espera la llegada de su madre. Se sienta junto a él y le pide que le diga a la mujer que vaya con cuidado al fregar, porque podría haber resbalado en el suelo mojado y hacerse daño. La cámara sigue a la mujer, profesora del centro, hasta una iglesia en el bosque en la que se reúne con otras mujeres de ideología aria. La cámara para, se agita. La única toma-secuencia con que está filmada la película tiene aquí muchi sentido: el tiempo real es perfecto para mostrar el horror que anida en este encuentro de exaltación ‘trumpista’, y es evidente que se trata de un filme muy oportuno ante el auge de la extrema derecha.

 Africanos, mexicanos, colombianos, judíos… No dejan títere con cabeza. Una de las mujeres forma parte incluso del Ku Klux Klan. Se trata de una producción de Blumhouse, compañía que, franquicia ‘Paranormal activity’ al margen, ha utilizado el cine de terror como arma política en ‘Sinister’, ‘Déjame salir’ o la saga de ‘La purga’. Aquí el terror adquiere otros contornos: humanizar al monstruo para que el retrato de su mezquindad sea más efectivo. 

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