La fiesta del libro y la rosa

Más Sant Jordi que nunca: firmas con colas kilométricas en una 'diada' de récord

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El día en el que se factura el 20% de los libros de todo el año ha llevado su apuesta de volúmenes, rosas y presencia ciudadana a un máximo difícil de batir

Elena Hevia

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A vista de dron, los tres kilómetros y medio lineales de venta de libros en este Sant Jordi barcelonés, forman una figura concreta. Es un anzuelo. Toda una imagen, un símbolo para pescar lectores si no fuera porque los lectores, o por los menos los compradores de libros, inundaron masivamente Barcelona como banco de peces de esos que se mueven al unísono y asombran por su número. Vender libros este Sant Jordi 2023 es como pescar en un acuario.

Suele decirse que en Sant Jordi se vende un 20% de los libros de todo el año. Una barbaridad. Pero a tenor de lo visto, calles colapsadas, colas interminables y alguna que otra lipotimia de los paseantes incapaces de resistir la presión del tumulto, no sorprende que se hayan superado las ventas en un 5% respecto al año pasado, porque las coordenadas de Sant Jordi se han extendido esta vez a todo el fin de semana, a la vez que ha crecido espacialmente. El tiempo dirá. 

Expliquemos lo del anzuelo. El paseo como un eje vertical se inicia en Travessera de Gràcia por Gran de Gràcia prosigue por paseo de Gràcia y plaza de Catalunya baja por las Ramblas -recuperadas tras la pandemia- hasta la plaza Reial y desde ahí es fácil dar un salto al paseo de Lluís Companys hasta alcanzar el paseo de Sant Joan, coto de caza especializado en libros infantiles y cómics. Lo dicho, una jota al revés, un anzuelo.

Sant Jordi de récord en Barcelona

Sant Jordi de récord en Barcelona / JORDI OTIX

 La novedad de este año es la mayor visibilidad de buena parte de sellos independientes trasladados a Gran de Gràcia, algunos de ellos vinculados a la Vila como Sajalín, Males Herbes, L’Altra y Blackie Books -que este año tiene caballo ganador con la ‘Gran Enciclopedia del Barça’ de La Sotana- y Minúscula. A primera hora de la mañana, ese lugar todavía era un remanso de paz. La editora Valeria Bergalli de Minúscula, consciente de que sus libros no compiten en las grandes ligas, esas que crean los ránkings de ventas, se muestra satisfecha: “El año pasado que fue bastante accidentado y vendimos mucho así que este año esperamos superar aquello”.

Posición de Lewis Mogridge

El plato fuerte se ha concentrado en el paseo de Gràcia. Si hay que sacar una conclusión de la nueva 'superilla' literaria que se ha consolidado en el centro de Barcelona -la idea, vaya por delante, es genial- es que todo el espacio que el ayuntamiento gane para la venta y la firma de libros se va a ver saturado al instante. Los barceloneses se quejaron en el pasado de las aglomeraciones que se formaban en Rambla de Catalunya pero lo cierto es que aquellas multitudes han vuelto a reproducirse en el paseo de Gràcia, ahora con mucho más espacio transitable.

Pese a las buenas intenciones, el colapso se ha hecho dueño de ese mayor espacio disponible. Existe una teoría de la movilidad, la Ley de Hierro de la Congestión o Posición de Lewis Mogridge, que dice que cuantos más carriles se añadan a una autopista, más carriles tendrás colapsados. Aquí ha ocurrido eso, solo que este caso el objetivo es aquí mucho más benéfico. A Sant Jordi le gusta morir de éxito y alardear de ello. 

Y claro, hay que echarle la culpa, entre otros, a las colas provocadas por los reyes indiscutibles del día Gemma Ruiz, la superventas del día en ficción en catalán, Eva García Sáenz de Urturi, su homónima en castellano, Andreu Claret, Xavier Bosch, Dolores Redondo o Fernando Aramburu, ases del juego de muñeca en esto de la firma concentrados en el tramo de paseo de Gràcia. Situar las rúbricas en las esquinas es una buena medida para ayudar a las descongestión pero no arregla la marea humana. Algunos de los firmantes, como Claret y Ruiz, confesaban a primera hora de la mañana haberse hecho con un puñadito de frutos secos para afrontar los desfallecimientos del día, el ‘kit’ básico del firmante incluye también reglamentario calzado deportivo y rotulador caligráfico.

Sant Jordi de récord en Barcelona

Sant Jordi de récord en Barcelona / JORDI OTIX

Xavier Bosch se ha tomado su tiempo a la hora de hacer sus dedicatorias, en general bastante personales, sin importarle lo kilométrico de la espera: “He sabido que ha venido gente de Tortosa o de Puigcerdà especialmente para una firma, eso te impresiona y te da una responsabilidad especial. Es emocionante cuando te cuentan que tu libro les ha acompañado mientras recibían un diagnóstico médico definitivo y han tenido el ánimo suficiente como para venir aquí a contármelo y a que les dedique la novela”.

A pocos metros, Dolores Redondo se dejaba llevaba por un rapto lírico bastante comprensible: “Esto es una pasada, me he vuelto a enamorar de Sant Jordi. El año pasado todavía vine con mascarilla y esta normalidad es como una resurrección, como si fuera mi primer Sant Jordi. Es todo amor, besos y abrazos”. Y aunque el amor no es comprobable, ciertamente la autora ha repartido lo que predica: tanto besos como abrazos. 

Igual de emocionada se encontraba Sara Mesa, a la que sus lectores -en su fila había mucho jóvenes- le dedicaron una “guapa, guapa, guapa” cual Virgen del Rocío. “Hacía mucho que no venía a un Sant Jordi. No vine con ‘Un amor ‘que amplió sustancialmente mi número de lectores. Yo vivo bastante aislada en un pequeño pueblo de Sevilla y no acostumbro a darme este baño de multitudes. No sé si tengo el síndrome de la impostora -quizá si fuera hombre me pasaría lo mismo- pero es verdad que nunca acabo de creerme los lectores que tengo hasta que me los encuentro aquí”.

Mil historias

Sant Jordi 2023 es capaz de ofrecer mil historias. Una es la de la famosa librería Lello, la “más bonita del mundo”, convertida en una atracción turística en Oporto, con stand en la plaza Reial que alardea de tener un millón de visitantes cada año y haber vendido 600.000 libros. “Queríamos estar en Barcelona porque esta es la mejor fiesta del libro del mundo”, dice eufórica la directora Andreia Ferreira. La librería vende ediciones en portugués, francés, inglés y castellano de ‘El principito’, su título fetiche con el que la editorial asociada a la librería inició su andadura.  

Otra de las historias tiene más largo aliento y es la noticia de que el Pla del Llibre i la Lectura encarará su recta final el próximo 4 de mayo, con la última reunión de los agentes del sector del libro que propiciará finalmente su redacción. Izaskun Arretxe, directora de la Institució de les Lletres Catalanes, una de las paseantes del día, espera tener el texto definitivo antes del verano para poder implementarlo después: “Queremos abordar medidas concretas y presupuestadas. No buscar una única solución mágica sino apostar por pequeñas fórmulas más realistas”.