Prólogo a la 'diada'

Gemma Ruiz convierte su pregón de Sant Jordi 2023 en una reivindicación de Maria Aurèlia Capmany

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Sant Jordi: el Día del Ladrón de Libros

La periodista y premio Sant Jordi por 'Les nostres mares' caldea una víspera de la festividad que ha congregado a muchos paseantes por las calles

la periodista Gemma Ruiz Palà, lee el pregón y enciende un puro en honor a María Eulalia Capmany, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona. FOTO de RICARD CUGAT

la periodista Gemma Ruiz Palà, lee el pregón y enciende un puro en honor a María Eulalia Capmany, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona. FOTO de RICARD CUGAT / Ricard Cugat

Elena Hevia

Elena Hevia

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Habitualmente, el pregón de Sant Jordi, el acto de celebración de la lectura organizado por las bibliotecas de Barcelona, suele servir para calentar ánimos el día previo a la ‘diada’ de Sant Jordi. Esta vez ha sido llover sobre mojado. Este sábado no ha habido necesidad de echar más leña al fervor del libro porque en las calles de la ciudad la fiesta ha estallado un día antes con las multitudes impacientes comprando ya en las librerías, sin esperarse a los descuentos, con ganas de libros y rosas, acompañados de buen tiempo. 

De puertas adentro del Ayuntamiento, en el Saló de Cent, una de las autoras que probablemente más venderán este 23 de abril, la periodista de TV-3 Gemma Ruiz Palà convertía su discurso-diálogo-pregón en una reivindicación del talante y la fuerza de la que es, asegura, su maestra, la escritora Maria Aurèlia Capmany a quien no tuvo la “suerte” de conocer  -de sentir su “fuerza telúrica”- y no empezó a leer hasta bien cumplidos los 30 años. Cuando Ruiz recibió el premio Sant Jordi por ‘Les nostres mares’ -hacía 19 años que no lo obtenía una mujer- se definió ante la prensa como “felizmente feminista”, pero pocos pillaron el guiño con el que se estaba remitiendo a un título de Capmany, ‘Feliçment, jo sóc una dona’.

Imitar sin escrúpulos

Por eso, el acto se inició con una encendida glosa a aquella autora, actriz, ensayista, dramaturga y concejala de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona en los años 80, a quien Ruiz ha decidido “imitar sin escrúpulos” para convertirse en ella misma,  una expresión acuñada por la propia Capmany en relación a Virginia Woolf. La pregonera se lamentó del ninguneo al que se ha visto sometida la figura de la autora de “Un lloc entre els morts”, un “dejar que el tiempo la fuera borrando”, que calificó de estafa. “Quizá los capitostes te vieron excesiva, tanta agudeza, tanta profundidad, tanta excelencia, en tantos terrenos -enumeró-, ¿dónde se ha visto ir por el mundo con esta capacidad fuera de lo corriente?”.

Es fácil para Ruiz trazar una ruta directa desde el feminismo años 70 de Capmany hasta el actual, porque fue esta “con la lengua rica y genuina” de sus abuelas la que le enseñó a analizar el malestar del mundo mucho mejor que Betty Friedan, Adrienne Rich, Simone de Beauvoir o Gloria Steinem. Combativa, la pregonera aseguró que “a las mujeres se las acusa de ‘pánfilas’, pero cuando ven que no lo somos y enseñamos los dientes, entonces se asustan y sacan el asunto ese de la cancelación”.

Remachar la sororidad

Poco después en conversación con la periodista Anna Guitart, Ruiz volvía a remachar un feminismo basado en la sororidad con la alegre constatación de las muchas autoras que se han revelado en catalán en los últimos años; sin ir más lejos, Eva Baltasar, aspirante al Booker internacional.

También dio cuenta del cómo, pese a haber ejercido el periodismo cultural y especialmente el teatral durante años, Ruiz acabó llegando a la literatura, porque en su infancia no participó en la mítica redacción de la Coca Cola o en los Jocs Florals de la escuela. “Todo empezó cuando a los 33 años encontré el cassette en el que había grabado cuando yo tenía 17 años a mi bisabuela de origen campesino y eso fue la chispa que encendió mi escritura y acabó siendo 'Argelagues'”.