'L'alegria que passa', el último musical de Dagoll Dagom

Dagoll Dagom vuelve a apostar por un musical de creación en catalán con 'L' alegria que passa', adaptación de una obra de Santiago Rusiñol (1861-1931), adaptada y dirigida por Marc Rosich (escena) que se estrena en el Poliorama este lunes, aunque ya hay funciones previas el fin de semana. La veterana Anna Rosa Cisquella (producción artística), la única de los socios de Dagoll Dagom que sigue levantando producciones, ha vuelto a contar con Andreu Gallen (música) y Ariadna Peya (coreografía) que ya trabajaron con Cisquella en 'Maremar'. Es raro para Cisquella hablar del que será su último proyecto de creación de Dagoll Dagom, antes de despedirse oficialmente de los escenarios con la reposición de 'Mar i Cel' la próxima temporada. "Me alegra que el último proyecto sea una producción arriesgada donde no nos hemos instalado en la comodidad. Si funciona, alumbrará una nueva forma de musical", ha asegurado Cisquella.

"Me alegra que nuestro último proyecto sea una producción arriesgada"

— Anna Rosa Cisquella

Se trata de un musical muy coral en la que todos hacen de todo: cantan, bailan y tocan instrumentos. Pero destaca en el reparto el regreso de Àngels Gonyalons - que estuvo en 'Mar i Cel', el musical catalán de mayor éxito, producido también por Dagoll Dagom- que actúa junto a un joven elenco con Eloy Gómez, Mariona Castillo, Pau Oliver, Jordi Coll, Júlia Genís, Pol Guimerà, Basem Nahnouh y David Pérez-Bayona.

Homenaje al teatro

Tras dos meses de intensos ensayos tienen muchas ganas de estrenar. El pequeño aperitivo de 'L' alegria que passa' que han ofrecido a los medios de comunicación en la presentación del musical ha dejado clara la gran compenetración de todo el equipo. La escenografía refleja bien ese ambiente opresivo y gris del lugar donde transcurre la acción un pequeño pueblo donde aterriza un grupo musical que descubre otra manera de ver el mundo a los locales.

"La obra de Rusiñol es un homenaje al teatro y a los artistas", señala Rosich. Habla del poder transformador del arte. "Aunque el original solo tiene 20 páginas y duraba 25 minutos, lo hemos ampliado con historias de algunos personajes de la obra sin traicionar el espíritu de Rusiñol, utilizando a partir de cosas que escribió", explica el director que creó la dramaturgia a ocho manos, contando con Cisquella, Peya y Gallen. "Danza, música y texto han crecido de manera conjunta". El resultado, añade, ha sido un "cuento musical contemporáneo creado con códigos de hoy. Utilizamos los antiguos trucos del teatro de toda la vida pero de una manera innovadora por la manera de hibridar palabra, danza y música".

Arte y vida

Arte, amor, poder y dinero se mexclan en una trama que muestra dos maneras de vivir y exige un enorme trabajo a los intérpretes que asumen varios roles. Rap, rock, pop se alternan en una partitura que enfrenta dos mundos, con actores que se desdoblan en personjes antagónicos, como si fueran las dos caras de la misma moneda. Por un lado está la gente de un pueblo anodino y gris dominado por un alcalde que es a la vez el patrón de la única fábrica del lugar. Por otro, el grupo musical contratado en el pueblo para tocar -en el texto original era una compañía de circo- tiene una alegría de vivir y una libertad que harán soñar con otra vida a los habitantes del lugar. La escenografía con dos niveles y elementos móviles ha sido diseñada por Albert Pasqual, que también firma el vestuario.

"Este no es el típico musical de Broadway. Se aleja del musical anglosajon, es moderno y muy coral"

— Àngels Gonyalons

"Este no es el típico musical de Broadway. Se aleja del musical anglosajon, es moderno y muy coral", ha destacado Gonyalons encantada de la energía que se ha creado en esta compañía donde ella es la mayor de todos. "Esta creación ha supuesto un gran esfuerzo porque lo hemos estado ajustando todo hasta el último momento. No hemos parado".

'L' alegria que passa',  que fue llevada al cine en 1930 por Sabino Alonso Micón, se publicó en 1898 y fue traducida a varios idiomas. Fue estrenada en Barcelona 1899 en el Teatre Líric por la compañía Teatre Íntim de Adrià Gual. Después, en 1901 se estrenó en Tívoli. Enric Morera, que musicó la obra, logró que se popularizaran algunos pasajes como la Marcha o la canción de Zaira. "Nuestra creación recupera el espíritu de Rusiñol que creó esta obra para mezclar todas las artes y géneros", dice Rosich.