Una noche especial

Los fans de Serrat se despiden de su ídolo: "Hemos venido a llorar"

Gente de la quinta del cantautor, barceloneses y gente de otros países acuden a su última cita con el músico

Fans de Serrat, a su llegada al Palau Sant Jordi

Fans de Serrat, a su llegada al Palau Sant Jordi / Zowy Voeten

Marta Cervera

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Este martes, en el primer concierto de despedida de Serrat en Barcelona, parejas, amigos y familias acudieron al Palau Sant Jordi para emocionarse, para disfrutar con él por última vez en directo y para agradecer todo lo que Serrat les ha dado. Las obras del cantautor componen la banda sonora de muchas personas de su quinta. Cada uno guarda una relación especial con él y su obra. Por eso, su primer concierto de los tres previstos en Barcelona tenía un componente emocional enorme.

Muchos sentían que debían estar allí. No podían perderse su despedida de Barcelona y de los escenarios. Por eso personas en silla de ruedas, con tacataca o con bastón avanzaban decididos hacia la cola con ganas de vivir por última vez la emoción de escuchar a su músico de cabecera en directo. "Venimos a llorar", reconocía un grupo de mujeres, entre ellas una tía y su sobrina, que tenían todos los discos de Serrat. "Para los que siempre le hemos seguido este es un concierto muy especial". Y, aunque es triste decir adiós, mejor hacerlo cuando todavía puede dejar un buen recuerdo. "Hay que saber decir 'prou'. Hay que saber parar. A veces, hay artistas que por alargar su carrera, la empañan".

Cuatro seguidoras de Serrat, justo en las puertas del Sant Jordi, antes del concierto

Cuatro seguidoras de Serrat, justo en las puertas del Sant Jordi, antes del concierto / Zowy Voeten

Pañuelos preparados

Entre sus seguidores hay de todo. La mayoría ya le ha visto en directo en más de una ocasión. El historietista Oscar Nebreda y su mujer, por ejemplo, se despidían por segunda vez de él tras acudir al concierto que ofreció en Córdoba. "Aquella noche fue maravilloso, aún se me pone la piel de gallina", recordó ella. "Este concierto será de mucho llorar", afirmó él, que tiene casi la edad de Serrat, 77 años, y entiende perfectamente que se jubile. "Yo lo hice hace 12 años y estoy encantado".

Dolores, una enfermera que se acaba de jubilar y a quien los compañeros han regalado las entradas, también considera que hace bien en retirarse. "Algún día hay que hacerlo", señaló, feliz de poder despedirse de él junto a su marido, otro fan, tras haberle seguido y visto en conciertos en Almería y en el antiguo Palau d'Esports.

Gente de todos lados

Serrat reunió desde vecinos del Poble Sec, su barrio, a señoras de Sarrià y a familias enteras como los Encinas, de Santa Coloma de Gramenet. "Venimos en homenaje a mi padre, que ya no está". Él era el gran serratiano junto a su esposa, que acudía a la cita acompañada de sus hijos y nietos. Reconocía que 'Paraules d'amor' es la preferida de todos pero en realidad son muchas las que nos gustan como 'La tieta', 'Pare' o 'Me'n vaig a peu'".

"Después de verlo aquí, cantando en su casa y en su despedida ya me puedo morir tranquila"

Para los más jóvenes de esa familia, que tienen entre 12 y 17 años, Serrat forma parte de la historia familiar y a partir de ahora, de su historial de conciertos. Nunca se olvidarán de él porque es el primero al que acuden. También para las cubanas Sara y Lilian era su primer concierto de Serrat. "Cuando él vino a Cuba para actuar en el festival de Varadero yo era muy joven y mi madre no me dejó ir. Ahora que llevamos un año viviendo aquí y no me lo podía perder", explica Sara, una mujer de pelo cano que va acompañada de su sobrina. "Queríamos despedirnos de él".

Guadalupe, de Ciudad de México, asistió al concierto invitada por su hija Alma y su nieto Alejandro, de 13 años, que viven en Francia. El chico lo ha empezado a escuchar en Spotify. "Ví a Serrat por primera vez en el año 74 en el Bellas Artes de Ciudad de México", recordaba Guadalupe, para quien 'Señora', 'La fiesta', 'Penélope' y 'Nanas de las cebolla' forman parte de su vida. "En realidad todas sus canciones son un poema, incluso me gustan las que son en catalán y no entiendo", admite. "Después de verlo aquí, cantando en su casa y en su despedida ya me puedo morir tranquila". La pasión serratiana no tiene límites.