Novedad editorial

Nuevas aventuras en Harvard de Elif Batuman

La autora dedica 'O lo uno o lo otro', su nueva novela, a reconstruir cómo era en el segundo curso universitario, igual que en 'La idiota' se reconstruyó en el primero

eLIF bATUMAN

eLIF bATUMAN / miquel a. canellas

Ramón Vendrell

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Elif Batuman sigue en Harvard y con Selim como narradora en su segunda novela. El momento sí ha cambiado, aunque poco: si en ‘La idiota’ su ‘alter ego’ estaba en el primer curso universitario, en ‘O lo uno o lo otro’ (Random House) está en el segundo. "Escribí este libro para intentar reconstruir las ideas que tenía sobre el amor, las relaciones personales y sexuales, el papel de la mujer en la sociedad o el lesbianismo hace 25 años -dice la autora en el Festival de Literatura Expandida de Magaluf-. El desencadenante fue un poco el MeToo, que produjo un montón de pensamiento femenino e hizo que me planteara esta especie de psicoanálisis en forma de novela".

¿Cómo se ha visto, en su regreso a los 20 años? "Hacía tanto como podía con la información que tenía -considera-. Quizá daba demasiada importancia y demasiadas vueltas a mis lecturas, pero me temo que eso no ha cambiado y ya no tiene remedio".

Lecturas

Selim/Batuman, en efecto, dedica páginas y páginas a buscar claves vitales y artísticas en 'Nadja' de André Breton, 'El libro de Rachel' de Martin Amis o 'Por el camino de Swann' de Marcel Proust. Incluso el sencillo 'Killing me softly' de los Fugees le da para discurrir largo y tendido; eso sí, con chispa y ligereza.

"Todavía me planteo a veces si mi tendencia a reflejar y utilizar mi bagaje cultural en la narración puede alienar a lectores -admite la autora-. Y siempre llego a la misma conclusión: si rebajara intencionadamente la carga intelectual de mi escritura, sería para mí un gran gasto de energía y posiblemente alienaría a los lectores que ya he cosechado. Mi primer libro [la obra de no ficción 'Los poseídos. Aventuras con libros de Rusia y las personas que los leen'], sobre literatura rusa, tuvo buena acogida y eso me liberó bastante pero no del todo de ese miedo. A pesar de que desde entonces pienso que he conseguido un núcleo fiel de lectores que agradecen lo que escribo".

Violencia política

Los padres de Batuman se conocieron en la facultad de Medicina, en Ankara, y gracias, entre otras cosas, a que ambos habían cursado la enseñanza secundaria en inglés pudieron hacer la residencia médica en un hospital de Nueva York. Emigraron porque en los años 70 "había mucha violencia política en la calle, con facciones musulmanas, facciones de extrema derecha, facciones de todos los colores, y los soviéticos daban armas a unos y los estadounidenses a otros". En Estados Unidos nació ella. Que nunca ha perdido el contacto con Turquía. "La situación de Turquía ahora da bastante miedo -comenta-, con la crisis económica, las tensiones entre modernización y tradicionalismo y entre islamismo y laicismo, y la situación a caballo de Europa y Asia del país, lo que supone muchísimos refugiados".

Especialista en literatura rusa, Batuman apoya de entrada la idea de que "Putin y no Pushkin es nuestro enemigo", dominante en los círculos "liberales", una forma de expresar el rechazo a cualquier estigmatización de la cultura rusa a causa de la invasión de Ucrania. Pero va un poco más allá: "Este mensaje está bien y es el que toca emitir. Pero sucede que Pushkin, como símbolo de la literatura rusa, tiene mucho que ver con Putin, ya que la literatura rusa siempre ha tenido un impulso de dominación de su entorno cultural. Es todo más complejo y precisamente estoy escribiendo sobre ello".

Brillantes

En la Universidad de Harvard que Selim/Batuman retrata los alumnos parecen muy conscientes de su brillantez y de pertenecer a una élite intelectual, pese a sus múltiples zozobras. Qué estrés, ¿no? "Bastante -reconoce Batuman-. Lo que usted dice se debe en primer lugar a que es difícil entrar. Y después, a que estás allí en una especie de misión para la familia. Muchos de mis amigos en Harvard eran, como yo, hijos de emigrantes, y como a mí desde pequeña, se les había inculcado que debían ir a Harvard. Así que estábamos en Harvard para satisfacer a nuestros padres. Además, está muy presente la noción de que te encuentras entre los mejores. No creo que sea el mejor entorno para el aprendizaje y el autodescubrimiento, al menos para mí, quizá en un sitio más pequeño y menos competitivo me habría sentido mejor. Aunque sin duda es un buen lugar para cultivar el poder, las conexiones y el prestigio, y la formación es buena".

'O lo uno o lo otro' se titula como una obra de Kierkegaard, mientras que 'La idiota' se titulaba como una novela de Dostoyevski, igual que 'Los poseídos'.

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