Revisión histórica

Juana la Loca, la Britney Spears del Renacimiento

Cristina Fallarás acude a la hija de los Reyes Católicos para construir una novela en la que el presente dialoga con el pasado mientras duda de la enfermedad mental de la reina

Cristina Fallarás

Cristina Fallarás / José Luis Roca

Elena Hevia

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Ya desde la misma faja de su última novela sobre Juana I de Castilla, Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968) establece una genealogía que la vincula con la hija de los Reyes Católicos, no por el poder que llegó a tener ni por el ninguneo de la Historia, que ha pasado como de puntillas desde Isabel y Fernando, sus padres, hasta el emperador Carlos que fue su hijo. Juana es ‘La Loca’ y así se llama la novela de Fallarás publicada en Ediciones B, y loca es un adjetivo que ha acompañado a esta pelirroja apasionada, consciente de que para sobrevivir en las tertulias a veces hay que forzar la máquina de la sobreactuación.

Juana es la Loca, un epíteto legendario que le impusieron su padre y luego su hijo, quienes la convirtieron en reclusa durante casi cinco décadas, porque Juana sobraba, molestaba para sus planes. Cristina, una mujer de hoy, crea en su novela una ficción en la que dialogan el presente y el pasado gracias a una mujer, la Extranjera, en la que no es difícil reconocer a la propia escritora, periodista, tertuliana y activista. “De Juana se dijo que estaba loca de amor, dos conceptos que es bueno revisar desde una perspectiva feminista. Ahí está su falsa locura con la que los hombres quisieron apartarla del poder, aunque ella siguió ejerciéndolo desde el monasterio de Santa Clara en Tordesillas y ahí está la idea del amor romántico que ha perseguido a todas las mujeres hasta el siglo XXI”.

No tan loca

La locura de Juana se ha perpetuado a lo largo de los siglos y no ha sido hasta el XXI que, gracias a la historiadora norteamericana Bethany Aram, se revisó esa imagen alejada del tremebundo cuadro de Pradilla que la muestra con las tocas al viento y la mirada perdida. Puro romanticismo. “Después de escribir sobre María Magdalena, con la que quise hacer el retrato fundamental de lo que somos las mujeres españolas marcadas por el Evangelio, me puse a leer sobre la reina, con la que he explorado nuestra relación con el poder. Durante el proceso de documentación saltó la denuncia de Britney Spears contra su padre. Y pensé que la historia volvía a repetirse. Porque él la incapacita, pasa a gestionar su fortuna y además también controla su ejercicio como reina del pop”.

Hay muchos aspectos que nos hablan de la lucidez de una reina que heredó de su madre una buena biblioteca clásica, leía a Erasmo y para desolación de Isabel no era todo lo devota que se le exigía. Pese a la opinión del padre y del hijo, ni la corte de Francia, ni la de Inglaterra reconocieron una posible enfermedad mental. Leía mucho y argumentaba a la perfección. Juana sencillamente no encajaba. Pero tuvo la suficiente fortaleza como para sobrevivir a un exorcismo que se le practicó cuando tenía 74 años. “Aunque ya no volvió a ser la misma. Eso la destrozó", dice Fallarás.

Lejos del mundanal ruido

La opción de la reina fue la vida retirada y monástica, esa que fue saludada por Erasmo de Rotterdam, que mencionó la brillantez de las mujeres que gobiernan desde los monasterios españoles. Y eso precisamente es lo que ambiciona la escritora, que se confiesa un tanto de vuelta de todo. “Yo he tenido tres maridos y aunque no los envenené como Massiel, ganas no me han faltado”, bromea. Dice envidiar a Juana: “Cada vez me apetece más esa vida retirada en la que puedes escribir en paz sin tener que hacer dos tertulias al día hablando de idioteces, intentando parecer un punto más tonta y más payasa de lo que realmente eres. En los últimos tiempos cada vez trato más con mujeres cultas y tranquilas que me han cambiado la vida”. La feminista “furibunda” -el adjetivo es suyo- cree que ante el machismo caben dos posibilidades: o responder con violencia o apartarse de ella. “Me fui de Twitter y posiblemente acabaré yéndome de este Madrid amenazado por Vox. De mi pasado solo rescataría las conversaciones que he tenido y los libros que he leído”.  

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