Sentencia

18 meses de prisión por acoso sexual para el coreógrafo Jan Fabre

El coreógrafo y director teatral, de 63 años, se enfrentaba a las acusaciones de diversos trabajadores de su compañía de danza y espectáculos Troubleyn

Jan Fabre, en Barcelona, en 2018.

Jan Fabre, en Barcelona, en 2018. / ELISENDA PONS

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El coreógrafo belga, autor, artista visual y director de teatro Jan Fabre, de 63 años, ha sido condenado este viernes a 18 meses de prisión por abuso sexual por el tribunal Penal de Amberes después de que numerosos trabajadores y excolaboradores, en su mayoría mujeres de su compañía de danza y espectáculos Troubleyn, le denunciaran por "atentado al pudor", humillaciones, insultos, intimidaciones y chantaje sexual.

La acusación había pedido tres años de cárcel para Fabre, pero el tribunal ha considerado que parte de los hechos (algunos se remontan al 2002) habían prescrito y también desestimó las acusaciones de seis de las 12 supuestas víctimas. La sentencia de 18 meses de cárcel, según se desprende de una copia remitida a la prensa, tendrá un período de suspensión de cinco años, durante los cuales Fabre será privado de sus derechos cívicos.

"Estamos satisfechos con esta sentencia", ha señalado An-Sofie Raes, una de las abogadas representantes de las denunciantes, citada por el diario flamenco 'De Standaard'.

Fabre, que ha llevado sus producciones a grandes teatros de toda Europa, fue denunciado en 2018, a raíz de la campaña #Me Too. Desde el momento en que el Tribunal del Trabajo de Amberes abrió una investigación por supuestos abusos, algunos teatros le cerraron sus puertas, entre ellos, el Teatre Lliure de Barcelona.

"La humillación es el pan de cada día"

Antes de la denuncia, en junio de 2018, Fabre había negado en una televisión que fueran ciertas las cifras del gobierno flamenco de que en el sector artístico una de cada cuatro mujeres había sido víctima durante el último año de algún tipo de acoso. Inmediatamente, una veintena de extrabajadores hicieron una carta pública. "La humillación es el pan de cada día en y alrededor del espacio de ensayo de Troubleyn. Los cuerpos de las mujeres, en particular, son blanco de críticas dolorosas, a menudo abiertamente sexistas, independientemente de su condición física real", denunciaron.

Desde los años 80 ha sido considerado como uno de los artistas más vanguardistas de su época y se le conoce por su arte de la provocación. Un ejemplo fue la disculpa que en 2012 tuvo que realizar tras una actuación que mostraba un "lanzamiento de gatos" en Amberes, por el perjuicio físico para los animales. Sus detractores lo acusan de provocación gratuita, en montajes que han evocado muy gráficamente la sangre y la orina, o una masturbación en el escenario.