ARTISTA INVESTIGADO

Los denunciantes de Jan Fabre: "La humillación es el pan de cada día con él"

Si su compañía, Troubleyn, no adopta medidas de integridad antes de abril el ministro de cultura de Flandes le cortará las subvenciones

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Silvia Martinez

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Desde que una veintena de trabajadores y excolaboradores del artista, coreógrafo y director belga Jan Fabre, y de su compañía Troubleyn, denunciaran públicamente en septiembre del año pasado haber sido objeto de humillaciones, insultos, intimidaciones y chantaje sexual de quien es considerado un pilar de la cultura en Flandes (Bélgica), las reacciones no han cesado. El Tribunal del Trabajo de Amberes abrió inmediatamente una investigación por supuestos abusos y algunos teatros en Europa le han cerrado sus puertas, el último el Teatre Lliure de BarcelonaTeatre Lliure .

Todo empezó con unas declaraciones del provocador artista -que ha exhibido su obra en el Hermitage de San Petersburgo o el Louvre de París- a la cadena pública flamenca VRT el 27 de junio del 2018. A debate en el plató, las conclusiones de un estudio encargado por el Gobierno flamenco sobre el acoso sexual en el sector y un titular: una de cada cuatro mujeres ha sido víctima durante el último año de algún tipo de acoso.

Los comentarios de Fabre, negando la existencia de este tipo casos, desencadenaron una contundente respuesta de sus extrabajadores en forma de carta abierta publicada en la revista 'Rekto:Verso'. En ella, los firmantes, ocho con nombres y apellidos y una docena anónimos, relatan su traumática experiencia con el renombrado artista y le acusan de comportamiento sexista y continuas intimidaciones. "La humillación es el pan de cada día en y alrededor del espacio de ensayo de Troubleyn. Los cuerpos de las mujeres, en particular, son blanco de críticas dolorosas, a menudo abiertamente sexistas, independientemente de su condición física real", denunciaron.

Según los firmantes, Jan Fabre convirtió en una especie de práctica habitual la organización de sesiones de fotografía semisecretas en su casa, con la excusa de realizar un proyecto de arte visual, al que seguían proposiciones sexuales que se convirtieron en una moneda de cambio. "Acceso a solos y/o futuras oportunidades de trabajo. Cuando los artistas rechazaban y trataban de mantener una relación profesional, respetuosa, sus decisiones se encontraban castigos sutiles y menos sutiles, como acoso, humillación verbal, agresión y manipulación", cuentan.

Aunque Fabre se ha defendido alegando que "todos los hechos fueron de consentimiento mutuo y en respeto", los efectos de la misiva fueron inmediatos. El comisario de una exposición de arte moderno cerca de Gante decidió retirar un video de una performance de Jan Fabre y la artista Hannah De Meyer abandonar los locales de Troubleyn donde tenía previsto ofrecer su espectáculo 'New Skin'. La Fiscalía de Amberes, mientras tanto, decidió abrir una investigación de oficio y lo mismo hizo el ministerio de cultura de Flandes que a finales de diciembre advirtió a la compañía: o aplica medidas internas de integridad y buena gobernanza para abril o retirarán las jugosas subvenciones que recibe la compañía.