Opinión | Periféricos y consumibles

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

Mitos y ficciones del hombre-hombre

Javier Bardem, como Desi Arnaz, en 'Being the Ricardos'

Javier Bardem, como Desi Arnaz, en 'Being the Ricardos' / Prime Video

En otro mundo, allá por 1998, Jay McInerney ponía en boca del narrador de su novela 'Modelo de conducta' esta frase: “En la nueva ontología nada existe mientras no haya sido reproducido en una película de cine (o en una cinta de video)”. Afinada un poquito a los nuevos formatos y géneros, la máxima sigue funcionando sin demasiados aspavientos. Las ficciones actúan como catalizador de lo que existe, porque, como afirmaba otro filósofo televisivo, “ser eres”.

El hombre-hombre es, en estos días en los que la procesión va por dentro y por fuera, el despreciable, desecho, varón de dolores, colmado de injurias, del viacrucis diario (Isaías, 53:3). Es el hombre repulsivo que concede entrevistas, a ser posible breves. Es el Will Smith pendenciero que llega del oeste de Filadelfia pasando por Bel-Air y abofetea a Chris Rock, que se queda de un aire preguntándose “qué he hecho yo para merecer esto”. Es el Bruce Willis con los pies ensangrentados en el Edificio Nakatomi, ahora retirado a la jungla de cristal de su cerebro. Es el legionario anciano al que, siendo casi un niño, se le venía el mundo encima en el año setenta y cinco al ver cómo se acercaban miles de mujeres y niños –una marcha verde, una mancha humana- hasta su frontera invisible, y fuese y no hubo nada (y dejaron a un pueblo vendido y sin futuro, y ahora lo abandona un Gobierno sin corazón). Es también el portero García Remón, quien el 7 de marzo de 1973 hizo un partido tan extraordinario contra el Dinamo de Kiev ucraniano que quedó bautizado como el Gato de Odesa (y que hoy no sería capaz de parar las balas que asesinan niños, las bombas que destruyen supermercados llenos de inocentes). Es el Desi Arnaz de 'Being the Ricardos', un Bardem excesivo y controlador, golfo hasta la náusea (pero las escenas de homenaje a 'Pretty soman' son un precioso guiño para quien, a estas alturas, no desprecie ese cuento de hadas con un putero acrofóbico). Es todos y cada uno de los protagonistas y secundarios de 'El Padrino' (cincuenta años contemplan a la película; alguno más al libro: “Es tan misógino, homófobo y machista (y más cosas) que me chirría y hasta me da la risa y, sin embargo, solo quiero que se acabe la jornada laboral para seguir leyendo”, escribe la escritora Rosario Villajos en su cuenta de Instagram).

Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho, infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija, alimaña, culebra ponzoñosa, desecho de la vida, rata de dos patas, te estoy hablando a ti. Me lo recuerda ahora Paquita la del Barrio (“la Guerrillera del Bolero”) en su ranchera. Despreciable, desecho de hombre, varón de dolores. Yahvé usted.

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