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Junior Mthombeni: "No podemos juzgar a Winnie Mandela con ojos europeos"

¿Quién fue en realidad Winnie Mandela? ¿Qué herencia dejó la controvertida luchadora feminista anti-'apartheid'? ¿Es verdad que no murió sino que su espíritu se multiplicó? El director teatral Junior Mthombeni ('Malcom X' y 'Rumble in da jungle') descubre todas sus facetas en 'Dear Winnie' en el Teatre Lliure

El intenso montaje del Grec, con música, danza y teatro está interpretado en varios idiomas por nueve increíbles mujeres hijas de la diáspora africana. Todas son Winnie.

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dtor / Martí Fradera

Marta Cervera

Marta Cervera

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-¿De dónde surge la idea de 'Dear Winnie'?

-Quería mostrar todos los matices de Winnie, todas sus facetas. Nelson Mandela (primer presidente negro de Sudáfrica, que fue su exesposo y padre de sus dos hijas) está considerado como un héroe, casi un Dios. A su lado Winnie era el diablo. Pero sin una Winnie nunca hubiera existido un Nelson. Lo que ella hizo por la lucha dentro de la ANC (Congreso Nacional Africano) fue cien veces más de lo que hizo cualquier otro miembro de la organización. Ella siempre estuvo al pie del cañón. Sufrió prisión en una celda de aislamiento, tuvo que dejar a sus hijos... Vivió un infierno. Más que Nelson. Winnie era una guerrera.

-¿Para todos o para la mujer especialmente?

-Siempre defendió a las mujeres, los derechos de los gais y de los oprimidos. Era la voz de aquellos que no tenían la posibilidad de hablar alto y claro.

Casi murió tras ser torturada en la cárcel. Aquello la traumatizó. Al salir de prisión era distinta, mucho más dura

-Su padre, Maurice Mtombeni luchó con Winnie contra el 'apartheid'. ¿Qué imagen le transmitió de ella?

-La de una mujer con mente abierta y mucha entereza que estuvo siempre al lado de los oprimidos. Pero creo que algo le ocurrió después de pasar un tiempo encerrada en prisión y aislada en una celda. Allí casi murió tras ser atacada y torturada. Aquello le causó un trauma. Al salir de la cárcel era distinta, mucho más dura. Pero no la podemos juzgar por lo que hizo con ojos europeos. Hay que conocer toda su historia.

-Por eso cuenta con nueve mujeres africanas.

-Winnie está en todas ellas. Cuando empezamos a trabajar les dije: imaginad que Winnie está viva. ¿Qué carta le enviarías? ¿Qué le dirías? Cada una le escribió una, al igual que hizo mi padre en su día. Esto sirve para conectar con ella y su historia. La obra conecta con nuestra sociedad pero también con nuestros ancestros a través de la danza, de la música y del teatro. Es como un ritual que ayuda a limpiar, a sanar, tanto a intérpretes como al público.

-Son intérpretes muy diferentes.

-Necesitaba mujeres que pudieran conectar con sus ancestros, con su pasado y con la historia de Winnie. Tutu Pouane es una famosa cantante de jazz internacional de Sudáfrica, Jade Wheeler es una destacada actriz, Alesandra Seutin, una potente coreógrafa que trabaja en todo el mundo. Pero también gente muy joven, como Andie Dushime, otra brillante actriz de la que oiremos hablar... Todas tienen algo especial, pero son de diferentes edades, procedencias y perfiles. Algunas han estudiado, otras son autodidactas. Para mí es interesante mezclar nuevas y viejas historias.

-¿Esta variedad es clave para su teatro?

-Es el teatro que siento, lo que me pide el corazón. El teatro es algo vivo, no puede ser elitista y dirigirse solo a unas determinadas personas porque se quedará en un gueto. Es necesario romper estructuras, dar voz a otra gente, reflejar la diversidad social. El KSV de Bruselas donde trabajo está buscando formas de conectar con narrativas diferentes porque hay que abrirse a otro tipo de artistas y de público. Y es importante especialmente ahora, cuando la derecha está llegando a posicionamientos cada vez más extremos.

Hay que abrir el teatro y conectar con un nuevo público, especialmente ahora, cuando la derecha está llegando a posicionamientos cada vez más extremos

-¿Cómo surgió el texto?

-Conversamos mucho con las intérpretes buscando una conexión con la historia de cada una con Winnie. La creación para mí es algo vivo y colectivo. No soy de los que da un texto a los actores para que se los aprendan. Eso sí, el autor Fikry El Azzouzi nos ayudó a fijar el texto y Robbert Van Heuven y Gerardo Salinas se ocuparon de la dramaturgia.

-¿Se ha visto 'Dear Winnie' en Sudáfrica?

-Teníamos que haber ido el pasado junio pero el covid-19 lo impidió. Lo hemos tenido que posponer. España es el primer país extranjero donde se verá después de Holanda y Bélgica. Aquí empezamos el 'tour' europeo.