LO QUE NO SABÍAS DE...

Las anécdotas del drama colombiano 'Salvador'

El director se inspiró en la figura de su abuelo, Salvador, que también era sastre

El protagonista tuvo que recibir clases de costura y aprender a manejar la máquina de coser

En la escena del club nocturno, los actores debían bailar sin que sonara la verdadera música que se escucha en el filme

salvador obrir

salvador obrir / CÉSAR HEREDIA CRUZ

Eduardo de Vicente

Eduardo de Vicente

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El cine colombiano no es demasiado habitual en nuestras pantallas y, precisamente por eso, deberíamos intentar conocer la sensibilidad y las intenciones de otras cinematografías latinoamericanas más allá de las ya conocidas argentina o mexicana. En esta ocasión tenemos la oportunidad de descubrir Salvador, un drama histórico firmado por un debutante, César Heredia Cruz, cuyo corto Elefante ya se paseó con éxito por varios festivales internacionales y se ganó el prestigio para pasarse al largometraje. Está protagonizado por dos actores muy conocidos en su país gracias a la pequeña pantalla: Héctor García y Fabiana Medina.

La acción transcurre en el convulso año de 1985 en Bogotá, con continuos combates entre el ejército y la guerrilla urbana del M-19 que culminaron por parte de estos últimos de la toma del Palacio de Justicia. En este contexto de inestabilidad constante, un humilde e introvertido sastre, Salvador, se enamora de Isabel, la ascensorista que le lleva hasta su taller. Pero la mujer también tiene otros pretendientes mucho más importantes en la escala social, lo que provocará que su relación sea muy difícil. Para conocer más detalles de esta historia, hemos recurrido a su director, que nos cuenta las curiosidades del filme.

-A partir del abuelo. “Aunque la película está inspirada en mi abuelo, que también era sastre y se llamaba Salvador, no es un homenaje ya que el protagonista termina siendo de alguna manera un pusilánime, y mi abuelo no es que lo fuera, por muy difícil que llegase a ser. Es más que la peli parte de mi memoria personal (la sastrería, mi abuelo, etcétera)”.

-La memoria colectiva. “La película también forma parte de la memoria que tenemos como sociedad (la toma al Palacio de Justicia y los acontecimientos previos). Es una constante fricción entre lo íntimo y lo social. El primer recuerdo que tengo de un hecho violento en este país es la retransmisión en televisión del asalto por parte del M-19 y la posterior retoma sangrienta del ejército al Palacio de Justicia en el centro de la ciudad, a pocas manzanas de la sastrería familiar, donde y cuando mi madre trabajaba allí. ¿Qué pasa cuando simples trabajadores de la zona se ven afectados con acontecimientos como estos cuando no tienen nada que ver? ¿Cómo la violencia y el miedo nos van calando hasta permear nuestras relaciones íntimas? ¿Cómo reaccionamos ante el miedo? ¿Cómo naturalizamos ese temor, esa violencia? ¿Cómo matamos el amor? En Colombia, donde es tan fácil caer muerto, el amor podría ser un refugio, pero el miedo gana. Entonces, hablo desde la intimidad sobre una preocupación más amplia, y de circunstancias que siguen tristemente vigentes. Como dice el bolero que canta Benny Moré "Hoy como ayer..."

Uno de los trabajos más complicados fue crear el taller donde trabaja Salvador.

Uno de los trabajos más complicados fue crear el taller donde trabaja Salvador. / BARTON FILMS

-La ambientación. ”Recrear la época fue lo más complicado. La sastrería de Salvador fue uno de los principales retos ya que era una localización importante y debía tener interacción con el exterior, lo que implicaba elegir una calle cuyos edificios se conservaran y que sus vistas no mostraran tanto las grandes avenidas y/o mucho tráfico de personas. Hacía años yo había contemplado que esta oficina estuviera en el edificio donde mi abuelo y mi madre tuvieron su sastrería pero, por líos burocráticos, habría sido imposible, así que la exploración se enfocó hacia otras calles del centro de Bogotá. Curiosamente, después de meses de búsqueda terminamos consiguiendo una oficina en la misma calle de la sastrería de mi abuelo, justo enfrente de aquel edificio contemplado inicialmente. Pero nada podía ser perfecto y días antes de empezar a rodar emprendieron la construcción de un edificio moderno, justo al lado de nuestra localización”.

-El título. “A pesar de las coincidencias con el nombre de otras películas -hay una de Oliver Stone (1986) y una catalana (2006) sobre Puig Antich- nos parecía más poderosa la relación entre el nombre del protagonista y el significado de la palabra. La ironía respecto a lo que sucede, y el que la película sea una especie de retrato de este particular personaje nos terminó de convencer por el título Salvador. Inicialmente el nombre surgió porque así se llamaba mi abuelo sastre. Pero al escribir el guion, poco a poco la ironía y el juego de palabras consolidó más los acontecimientos en la historia”.

El actor Héctor García tuvo que aprender a usar la máquina de coser.

El actor Héctor García tuvo que aprender a usar la máquina de coser. / BARTON FILMS

-El sastre. “Aunque Héctor García tuvo experiencia como artesano en su juventud, lo que le da ciertas aptitudes manuales, no sabía mucho de sastrería y menos del uso de la máquina de coser. Tuvo varías clases con un sastre de la zona, a lo que se sumó la asesoría del equipo de vestuario durante el rodaje y mi ojo crítico por haber crecido entre tijeras, telas y el ronroneo de la máquina”.

-El ascensor. “Es un ascensor real que, por fortuna, se encontraba en el edificio donde estaba la localización del taller del sastre. Aún está en funcionamiento y hay una ascensorista que lo maneja y que le enseñó algunos trucos a Fabiana Medina, la actriz que interpreta a Isabel. Me interesaba mucho que un espacio real impregnara la intimidad, acciones y emociones de los actores, a pesar de lo difícil que es tener cámara, equipo y personajes en un lugar así de reducido”.

Casualmente, el ascensor en el que rodaban estaba en el mismo edificio donde se hallaba el taller del sastre

Casualmente, el ascensor en el que rodaban estaba en el mismo edificio donde se hallaba el taller del sastre / BARTON FILMS

-Similitudes con El apartamento. “Es una de mis películas y directores favoritos. Seguramente me influyó y se relacionó con mis recuerdos vividos y anécdotas escuchadas en el edificio de la sastrería familiar. Por supuesto, El apartamento tiene otro tono y códigos. Otras películas cercanas a mi corazón y a la construcción de Salvador son Una jornada particular de Ettore Scola, El conformista de Bertolucci y la chilena Post Mortem de Pablo Larraín”. 

-Las escenas íntimas. ”Debido a varias circunstancias imprevistas logramos tener muchos ensayos de múltiples escenas entre los dos protagonistas, lo que generó que se construyera una relación de confianza entre ellos. Los dos actores fueron muy profesionales y coherentes con sus personajes y le imprimieron la apertura y tranquilidad de Isabel, y la contención y prevención de Salvador, incluso en estos momentos. Las escenas íntimas se hicieron con mucha naturalidad, frescura, respeto, y hasta con humor que sirvió para crear un ambiente más distendido cuando había algo de pudor”.

La confianza entre los dos actores protagonistas provocó que las escenas íntimas resultaran sencillas.

La confianza entre los dos actores protagonistas provocó que las escenas íntimas resultaran sencillas. / BARTON FILMS

-La perra. ”Cora, que interpreta a Laika, es una perra muy inteligente y perceptiva. Al principio su tamaño y fuerza desconcertaban a Héctor, el protagonista, que no estaba acostumbrado a manipular un perro grande, por lo que fue necesario que previo al rodaje los dos salieran, jugaran y se tomaran confianza. La relación entre los dos fluyó muy bien durante el rodaje”.  

-Radio y televisión. “Todo el archivo de televisión es real y de la época, brindado en su mayoría por Carol Televisión. Mientras que la radio, solo lo que se refiere a la toma del Palacio de Justicia es totalmente real; para lo demás se usó información verídica pero recreando locuciones. Para mí, los medios de comunicación y la relación con los personajes es muy importante. No sólo por establecer un contexto cotidiano y externo de violencia que poco a poco se cuela en la vida de los protagonistas, sino que además puede mostrar cómo ellos interactúan con el temor. Además, toda la música que suena en los radios fue hecha por nuestro equipo musical. Todos los boleros fueron grabados específicamente para la película”.

Las escenas que aparecen en la televisión son todas reales.

Las escenas que aparecen en la televisión son todas reales. / BARTON FILMS

-Vehículos. ”Inicialmente la intención era que el ejército nos prestara los tanques, pero pronto entendimos que esto podía ser una solicitud en tierra árida. Así que confiamos plenamente en el equipo de efectos visuales, a quienes estamos agradecidos por lo logrado con esos vehículos y otras construcciones, a pesar de los recursos y dificultades”.

-El club nocturno. “En este tipo de escenas siempre es raro para los actores y extras tener que bailar sin música mientras se rueda. Por momentos algunos seguían ritmos diferentes a pesar de que previo al grito de acción estuvieran escuchando alguna melodía como guía”.

El vestido que Salvador confecciona para Isabel le recordaba al director a uno de su madre.

El vestido que Salvador confecciona para Isabel le recordaba al director a uno de su madre. / BARTON FILMS

-El vestido de regalo. ”La tela fue propuesta por Catherine Rodríguez, la reconocida diseñadora de vestuario (El abrazo de la serpiente, Memoria). No dudé un segundo en elegir ese diseño. Creo que Catherine nunca lo supo, pero esa tela me recordaba a un vestido que mi mamá usaba en los 80”.

-Las referencias cinéfilas. “Siempre busqué que los personajes fueran complejos, particulares, que tuvieran matices y capas en su personalidad y gustos. Me parece interesante que a Isabel le gusten películas malas de acción de la época como Rambo o las de Chuck Norris porque contradice el estereotipo de que esos filmes están pensados para hombres. Curiosamente, aunque no es algo que se detalle mucho, Salvador contempla eventualmente invitarla a ver Fanny y Alexander de Bergman o Birdy de Alan Parker. Quizás la pareja hubiera terminado en otras circunstancias si hubieran visto estas películas... O no”.

El equipo de la película, durante una pausa en el rodaje.

El equipo de la película, durante una pausa en el rodaje. / FACEBOOK