Crítica de música

Emöke Barath y el lujo barroco

La soprano húngara ofreció un aplaudido concierto junto a Les Musiciens du Louvre

SOPRANO

SOPRANO

Pablo Meléndez-Haddad

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La orquesta barroca Les Musiciens du Louvre, bajo la dirección de Francesco Corti, regresó a Barcelona después de su reciente visita al Liceu con la ópera 'Mitridate' de Mozart, esta vez invitada en la temporada de Música Antigua del Auditori para interpretar obras de Händel junto a la soprano Emöke Barath.

La cantante húngara mostró su poderío con un timbre hermoso y aterciopelado, facilidad para el agudo, gran control del 'fiato' y dominio dramático, construyendo un canto expresivo al dotar a su fraseo de sentido teatral. Esto último lo demostró sobre todo en las dos arias del oratorio 'Theodora, HWV 68', del cual se ofreció una pequeña selección. La obra, una auténtica ópera sin acción dramática, no pudo apreciarse en toda su genialidad al ofrecerse solamente las dos arias más un par de números instrumentales. Una pena, pero las restricciones a las que obliga la pandemia ha hecho que el programa se tuviera que adaptar.

La soprano volvió a escena después del 'Concierto para órgano núm. 4 en Fa, Op. 4, HWV 292’ para interpretar el motete religioso 'Silete Venti, HWV 242', en el cual sumó a sus cualidades facilidad para las agilidades y un brillante sentido del ornamento. La pieza, muy poco programada, es una cantata que exige talento, técnica y virtuosismo, características que no faltaron en esta velada, una joya lírica coronada con un 'Aleluyah' maravilloso.

Siempre con Corti al clave -lástima de los ruidos del taburete que utilizó-, los 18 integrantes del conjunto francés volvieron a ofrecer una lección de estilo con interpretaciones brillantes en todas las secciones. El concierto de órgano, con el director al teclado, mostró un Händel contenido en la pirotecnia a pesar de los 'tempi' tan arriesgados que aplicó ya desde el 'Allegro' inicial, opción que le provocó al maestro más de algún apuro.