NUEVO Y ESPERADO TRABAJO DEL AUTOR DE 'LOS SURCOS DEL AZAR'

Paco Roca: "Para el franquismo, los pobres merecían ser pobres"

En su nuevo cómic, 'Regreso al Edén', el autor de 'Arrugas' vuelve a bucear en la memoria familiar a través de la infancia y juventud de su madre durante la posguerra

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Anna Abella

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Dibujar a su abuelo pegando a su abuela. Esas fueron las viñetas que a Paco Roca se le hicieron más difíciles de ‘Regreso al Edén’ (Astiberri). “Mi madre me lo ha contado a menudo, con mucha amargura. Ella aún se emociona al recordarlo. Durante la dictadura, los malos tratos en el matrimonio estaban asumidos y la Iglesia los justificaba y condenaba cualquier sueño que pudiera tener una mujer. Las mujeres no tenían derechos, desde niñas tenían el destino marcado: servir al padre o al marido, al hombre, ser amas de casa y tener niños”, lamenta el dibujante desde València, al otro lado del teléfono. “Es muy triste”. Y también reflejo de la memoria: de una época, la posguerra, gris y miserable para tantos, y la familiar, la de su madre, quien guarda como un tesoro una foto de 1946 bajo el cristal de la mesilla de noche. Esa instantánea es el hilo conductor del nuevo y esperado cómic del popular autor de ‘Arrugas’ y Premio Nacional 2008, que llega a librerías este jueves.   

Todo nace a partir de ‘La casa’ (2015), premiado este 2020 con un Eisner. “Aquel cómic lo hice porque mi padre acababa de morir y yo acababa de tener un hijo. Me di cuenta de que sabía en realidad muy poco de él más allá de las experiencias comunes y no quise que me pasase lo mismo con mi madre, quería entenderla. Así que empecé a grabarla a ella y también al resto de los mayores de mi familia para recopilar sus recuerdos de infancia y juventud”, explica Roca (València, 1969), que regresa al tema de la memoria: la familiar y colectiva, que ya ha recreado en títulos como la propia ‘Arrugas’ (sobre el alzhéimer), ‘El invierno del dibujante’ (los ‘cracks’ de la escuela Bruguera), ‘El ángel de la retirada’ y ‘Los surcos del azar’ (los republicanos españoles en el exilio), pero también en línea con el díptico del guionista y también Premio Nacional Antonio Altarriba en ‘El arte de volar’ y ‘El ala rota’, o de <strong>Jaime Martín</strong> y 'Las guerras silenciosas' y 'Jamás tendré 20 años'

“No somos nada sin un pasado -apunta Roca-. Necesitamos saber de dónde venimos, cómo eran nuestros ancestros. ‘Regreso al Edén’, como ‘La casa’, es mi forma de buscar mi identidad, de comprender mejor mis orígenes y por tanto a mí mismo, porque te ves retratado en diferentes personajes. Yo veo el cómic como una forma de entender las cosas, de empatizar con los personajes para entender sus motivaciones. Y en este caso me ha ayudado a comprender más a mi madre y la burbuja que se creó sobre su familia alrededor de aquella foto”. La única que tuvo con su madre y donde aparecía con sus hermanos, sin el padre, en la antigua playa de Nazaret, a la que iban las familias humildes los domingos. “Le ayudó a soportar el sufrimiento. Reinventó su pasado de miseria y se creó su propio Edén, aunque sabía que era falso, pero pensaba que podía reconstruirlo en el futuro”.

"Los perdedores se pasaron 40 años sin poder hablar ni contar lo que sufrieron y ahora aún hay quien les dice que se callen porque no hay que ‘reabrir heridas’"

“La vida es tan efímera que es mala suerte que te toque vivir momentos como una guerra, una posguerra tan larga y una dictadura. Pero mi madre mira al pasado con la pátina de nostalgia de la niñez -continúa el dibujante-. Recuerda que iban a la cama sin comer y que no podían dormir por el hambre. ‘Éramos niños’, te dice sin amargura. Eso, en un tiempo en que un tío suyo murió de tuberculosis porque no podían pagar los medicamentos, que con el estraperlo eran demasiado caros”.  

Los pobres merecían serlo

Era una dictadura donde “la justicia y la libertad no existían y los pobres asumían su condición sin protestar”. “Era la base para mantener el sistema, la jerarquía franquista: cada uno ocupaba su posición por designio divino, los pobres merecían ser pobres y los ricos merecían ser ricos”, señala sobre unos años en que los perdedores del bando republicano, como el tío y el abuelo de la madre de Roca, nunca hablaron de la guerra civil. “Ya lo plasmó Miguel Gallardo sobre su padre en ‘El largo silencio’. Eran ‘los rojos’, en vez de los defensores de la democracia. En el libro hablo de esa perversión del lenguaje”, denuncia, recordando que el franquismo al golpe de Estado lo llamó Glorioso Alzamiento; a los golpistas, Ejército Nacional. 

“Los perdedores se pasaron 40 años sin poder hablar ni contar lo que sufrieron y ahora aún hay quien les dice que se callen porque no hay que ‘reabrir heridas’ y protestan porque, afirman, hay demasiadas películas o novelas de la guerra civil –se indigna-. En la transición se quiso pasar página demasiado rápido. Y hoy muchos ya no están para contarlo. Cuando un país está desmemoriado se acaba politizando y mezclando la verdad con las falsedades, poniendo al mismo nivel la República que la dictadura, los ideales de unos y otros, el quitar el nombre de una calle de un franquista que la de un político electo… No puede ser que Wikipedia ponga al mismo nivel la versión de Paul Preston o Ángel Viñas que la de Pío Moa”. 

"A través de aquella foto, mi madre reinventó su pasado de miseria y se creó su propio Edén, aunque sabía que era falso"

‘Regreso al Edén’ es también un homenaje a las mujeres que, como su madre, no pudieron ir a la escuela y apenas sabían leer y escribir. “Pero sí les enseñaban que su destino era casarse, porque quedarse solteras no era una opción y sí una desgracia. Y eso sin hablar de ser soltera y quedarse embarazada, una vergüenza para toda la familia”, lamenta Roca, situaciones de las que da fe en el cómic, aunque en él vierta un pequeño grado de ficción, porque “la ficción es la mejor forma de contar la realidad”. 

Mientras Alejandro Amenábar avanza en el rodaje de una miniserie sobre su cómic ‘El tesoro del Cisne Negro’, Roca prefiere ver la parte positiva del confinamiento. “Parece que se han leído más libros y que la gente ha comprado más en librerías, y yo he tenido más tiempo para estar con mi mujer y mis dos hijas”. Pero “es pronto para plasmar la pandemia en un cómic”, opina. “Es todo tan cambiante… ahora tenemos otra percepción de todo distinta de la de hace solo medio año. Necesitamos perspectiva”.  

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