CRÍTICA DE CINE

'Pinocho': la esencia siniestra del cuento

La versión de Matteo Garrone nos adentra en un universo en el que se mezcla la magia y la miseria, tanto económica como moral

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Pinocho'

Estrenos de la semana. Tráiler de 'Pinocho'. / periodico

Beatriz Martínez

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Pinocho, la marioneta que quería ser un niño de verdad lleva más de un siglo convertido en un icono de la cultura popular. Carlo Collodi escribió un cuento moral para hablar de las contradicciones que encierra nuestra naturaleza y sin proponérselo fijó en el imaginario colectivo la representación gráfica de lo que significa decir una mentira. Simboliza el camino de aprendizaje y su dureza. Pinocho es un rebelde que siempre toma la senda equivocada y, a causa de sus equivocaciones, descubrirá todo un catálogo de miserias que adornan al ser humano, desde la traición a la explotación. 

Ahora, Matteo Garrone recupera esta figura fundamental de la tradición literaria infantil para acercarla a sus orígenes, que nunca fueron precisamente amables y desterrar la imagen dulcificada que ofreció Walt Disney en su clásico de animación. Por eso, su reinterpretación de Pinocho nos acerca a las ilustraciones de Enrico Mazzanti que pertenecían a la edición original, devolviéndole a la historia su esencia siniestra. 

Si con 'Gomorra' se convirtió en el máximo exponente del nuevo realismo italiano, a partir de 'El cuento de los cuentos' el director utilizó la fantasía y la esencia macabra de las fábulas para hablar de manera metafórica de algunos de los males de nuestra sociedad. Su versión de Pinocho nos adentra en un universo en el que se mezcla la magia y la miseria, tanto económica como moral, y consigue algo tan complejo como acercarnos al relato como si lo viéramos por primera vez. Cada episodio del trayecto del personaje está lleno de hallazgos y, aunque en un primer momento resulte grotesca la caracterización de los personajes a través de un maquillaje protésico, lo cierto es que la extrañeza se disipa a lo largo de este viaje iniciático en el que late la tristeza y la soledad.

Las imágenes de 'Pinocho' son crudas, pero tienen corazón, ese órgano del que carece el protagonista y que poco a poco irá desarrollando al descubrir lo que significa el afecto. Garrone compone una preciosa película alrededor de las carencias afectivas y lo hace a través de la mirada de un niño que busca encontrar su identidad y de un anciano,

Geppetto, que gracias a Roberto Begnini adquiere una fragilidad estremecedora.