REEDICIÓN DE UN HITO DE LAS LETRAS CATALANAS

Carme Riera y los judíos en la hoguera de la Inquisición

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Anna Abella

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Ha pasado un cuarto de siglo desde que Carme Riera publicó ‘Dins el darrer blau’ (1994), pero el tema de fondo de aquella novela histórica ambientada en la Mallorca del siglo XVII que la catapultó al éxito sigue muy presente: “Habla de minorías perseguidas, del horror de la persecución religiosa y de la intransigencia, algo que vemos en la actualidad con lo que pasa con la inmigración. Es espantoso cómo dejamos morir a la gente en campos de refugiados y en el Mediterráneo”, lamenta la autora, que presenta una edición revisada (Edicions 62 / Alfaguara), 25 años después de su llegada a las librerías, de una obra que significó un hito de las letras catalanas al ser la primera en esta lengua en ganar el Premio Nacional de Narrativa, y acumular galardones como el Josep Pla, el Crexells, el Lletra D'Or y el Ellio Vittorini en Italia.

Investigando los interrogatorios de los inquisidores, Riera (Palma de Mallorca, 1948) invirtió cinco años en construir la novela, basada en los hechos históricos de la huida fallida de un grupo de 37 judíos conversos, los chuetas, en 1687, que fueron apresados y quemados en la hoguera por la Inquisición. “Cuando la escribí lo pasé mal porque sabía que no podía salvarles, que no tenía más remedio que enviarlos a la hoguera”, confiesa la académica de la RAE.  

Insultos a los chuetas

Fue de niña cuando la autora de ‘Te deix, amor, la mar com a penyora’ se dio cuenta de que en su Mallorca natal aquello no era cosa del pasado. “Veía a unos niños insultar a otros por su apellido, que era de un linaje que suscitaba todas las iras. Al preguntar a mi abuela me decía que yo no debía hacerlo y que ya lo entendería cuando creciera. Y de mayor supe de la historia de aquellos chuetas que quemaron”. Constata Riera cómo “en los años 50 en muchas casas cristianas, cuando los niños iban a dormir, los padres les daban las buenas noches y les bendecían diciéndoles: ‘Dios te haga un buen inquisidor’”. Y, cómo aún en los 90 no se había superado: el alcalde socialista de Palma Ramón Aguiló entre 1979 y 1991 “tuvo pintadas nazis en su casa y, tras salir de una reunión con los sindicatos empezó a recibir insultos, y uno de ellos era chueta; lo peor fue que en su partido nadie dijo nada”. 4

No se queda ahí la autora de ‘Tiempo de inocencia’, que recuerda las amenazas que recibió el padre de una amiga porque ella se había casado con un chueta, y cómo “una mujer de apellido Pomar pidió cambiárselo porque la marcaba como descendiente de los quemados por la Inquisición porque no le gustaría que sus huesos pudieran ser desenterrados”. 

Hoy, cree, esa xenofobia es mucho menor porque la sociedad se ha mezclado, pero cuando se publicó ‘Dins el darrer blau’ mucha gente en Mallorca consideró “que la ropa sucia se lava en casa”. Otros, en cambio, la emocionaron: “Un señor mayor me miró a los ojos llorando y me dio las gracias porque, dijo, yo les había hecho justicia”. 

Perdón y memoria

Manuel Forcano prologa la edición en catalán (Antonio Muñoz Molina la castellana, traducida por la propia Riera). En su texto habla del “perdón y del recuerdo a unas víctimas de una discriminación histórica”. Para la autora de ‘Cap al cel obert’, “lo mejor que podría pasar es que dentro de 25 años nadie tenga motivo para pedir perdón por la xenofobia”. Y, por si a alguien se lo preguntaba, avisando de que esto no va de ‘procés’, concluye: “Este libro pide tolerancia, un elemento importantísimo en cualquier sociedad ante la ultraderecha. En Alemania yo era muy traducida hasta que publiqué este libro. Decían que sobre este tema aún no querían hablar, si aún hay quien niega los campos de exterminio… No hay que volver a caer en los mismos errores históricos”.