'Doctor sueño': ¿Qué fue de Danny Torrance?

Aunque es imposible olvidarse de 'El resplandor', esta película resplandece, valga la redundancia, con hálito (o vapor) propio

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Quim Casas

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Jack Torrance (Jack Nicholson) moría congelado en el laberinto nevado del hotel Overlook en la última secuencia de aquella película, 'El resplandor', que enemistó de por vida a su director, Stanley Kubrick, con el autor de la novela en la que se basaba el filme, Stephen King. ¿Pero qué fue de su hijo, Danny Torrance, aquel niño con un poder especial, llamado el resplandor, que pedaleaba por los pasillos enmoquetados del hotel hasta que se le aparecían las dos hermanas gemelas asesinadas, una imagen que ha sido pesadilla recurrente e intimidatoria para tantas generaciones de espectadores?

'Doctor Sueño' da respuestas, a su manera. Mike Flanagan, un director con registros personales en el género de horror y filmes de sintético título –Absenthia, Ouija, Oculus, Hush–, se entromete menos con la narrativa de King de lo que hizo Kubrick en 1980, así que contará con el beneplácito del autor de 'Carrie'. Y antepone en todo momento una cierta sensación de atmósfera a la de la concatenación de secuencias de choque y susto epidérmico. De hecho, en 'Doctor Sueño' hay pocos momentos en los que el espectador se sobresaltará en la butaca. Por el contrario, hay muchas secuencias que saben crear la inquietud precisa, el terror sostenido.

No es cuestión de comparar 'El resplandor' con 'Doctor Sueño'. Son dos filmes equidistantes en casi todo pese a que el protagonista sea Danny Torrance, ahora con las facciones de Ewan McGregor, cansado y alcoholizado, aunque con capacidad para redimirse y utilizar de manera positiva “el resplandor”, y que una parte importante del filme transcurra de nuevo en el hotel Overlook. Para los amantes del género, de Kubrick (pese a King) y del mismo King, esos momentos llegan a “emocionar” aunque estemos hablando de un auténtico escenario de pesadilla. Recuerden: el corredor enmoquetado, las gemelas, la riada de sangre, la mujer vieja y desnuda en la bañera, la puerta destrozada por el hacha, la palabra ‘asesino’ al revés, el laberinto…

El relato enfrenta a Danny y una niña que posee su mismo poder con un grupo de viajeros de apariencia entre hippy y circense que se alimentan del vapor de los niños que poseen el mismo don de Danny. El dolor aumenta el vapor, así que las escenas de asesinatos se convierten en un ejercicio de supervivencia. Para seguir vivos, creyendo que lo serán eternamente, los viajeros liderados por una mujer con chistera de mago (Rebecca Ferguson, la horma en el zapato de Danny) deben infringir el máximo dolor posible a los niños y consumir el vapor que sale de sus bocas mientras agonizan. Una idea extrema que Flanagan filma con quizá un exceso de cautela.

Dura dos horas y media pero no se hace tan pesada como la segunda entrega de 'It'. Las voluminosas novelas de King pueden adaptarse en metrajes convencionales y más extensos. 'Doctor Sueño' alcanza un punto medio. Es imposible olvidarse de 'El resplandor' pero resplandece, valga la redundancia, con hálito (o vapor) propio.