CRÓNICA DE MÚSICA

Black Eyed Peas, la fiesta continúa

El grupo pop-rap, huérfano de la carismática voz de la cantante Fergie, demostró capacidad de convocatoria y eficacia festiva en la primera jornada del décimo Cruïlla

La energía de The Black Eyed Peas enciende la mecha del décimo festival Cruïlla, en Barcelona

La energía de The Black Eyed Peas enciende la mecha del décimo festival Cruïlla, en Barcelona. / periodico

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Cómo ha encarado Black Eyed Peas la vida sin Fergie, la cantante que los acompañó en sus días de consagración popular? Pues regresando, tras unos años de reflexión, al sonido de su época pre-Fergie, la de discos como 'Behind the front' y 'Bridging the gap', más orientados al hip hop positivo. En el disco 'Masters of the sun vol. 1', suenan más a De La Soul o A Tribe Called Quest (de hecho, se oye a miembros de ambos grupos) que al ubicuo híbrido de pop, rap y EDM en el que acabarían convertidos.

Eso sí, quizá por los discretos resultados comerciales del álbum, en directo Black Eyed Peas siguen siendo el híbrido citado, con la joven Jessica Reynoso (finalista de la versión filipina de 'La voz') sustituyendo a Fergie en los ganchos vocales. Saben que quizá sea la forma más eficaz de poner patas arriba un festival. El miércoles, en la jornada inaugural del Cruïlla, el jazz-rap brilló bastante por su ausencia.

¿Pueden realmente BEP tener una vida sin Fergie? Al principio de la actuación, se echó en falta a aquella voz carismática, sobre todo porque los raperos will.i.am, apl.de.ap y Taboo tardaron en estar acompañados por Reynoso, a la que parecía oírse levemente desde detrás del escenario. Faltaba el contrapunto más pop y femenino. Faltaba también cierto espectáculo: al contrario que en su anterior y aparatosa actuación en Catalunya (en el estadio del Espanyol, en el 2010), aquí no había láseres, vestuario bizarro, troupe de bailarines robóticos… Solo vistosos visuales.

Un tiro seguro tras otro

Pero tras 'Let's get it started', 'Imma be' y 'Rock that body', Reynoso se sumó al grupo para una (esta sí) muy convincente 'Boom boom pow' en la que los graves retumbaron convenientemente en el estómago; bien por el sonido del Cruïlla. Fue bien recibida y will.i.am quiso agradecerlo en curioso castellano: "Gracias para todo amor con mí y mis amigos". Poco después, se definía como un "chocolatino".

La nueva (y nuevamente pop) 'Be nice' hizo bajar un poco la intensidad de la actuación, pero nada que no pudiera arreglar la línea de guitarra surf de 'Misirlou' (el clásico de Dick Dale, inspirado en una canción tradicional griega y popularizado por 'Pulp fiction'), pistoletazo de salida de 'Pump it'. Se suponía que una renovada 'Hey mama' debía hilarse con la nueva 'Dopeness', pero no llegó a pasar. A eso se llama pisar sobre seguro.

Como es habitual (ya lo hizo en Cornellà), will.i.am se reservó un momento de gloria individual con una especie de set de 'dj' basado en sus hits en solitario, o mejor dicho, en compañía de otros, como '#thatPOWER' (featuring Justin Bieber) o 'Scream & shout' (featuring Britney Spears).

Y tras un par de guiños a 'The beginning', su disco final con Fergie, artillería realmente pesada: la filosófica 'Where is the love?' y la escapista al límite 'I gotta feeling', según los datos de 'The Guardian' la segunda canción más exitosa del siglo, nada menos.

Esta jornada inaugural había comenzado, a última hora de la tarde, con el debut en Barcelona de la joven cantante electro-pop noruega Aurora. Cantó con esmero y demostró buen gusto en las influencias: Björk sobre todo, pero también M83, Bat For Lashes o, por qué no decirlo, Enya, sobre todo a la altura de 'The seed'.