ESTRENO

Carmen Machi vuelve al TNC con Chéjov en 'El jardín de los cerezos'

La actriz protagoniza 'El jardín de los cerezos' con una moderna producción del Centro Dramático Nacional

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Marta Cervera

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Carmen Machi regresa feliz al Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Hace 10 años representó la primera obra de Anton Chékov, 'Platonov', y a partir de este miércoles protagoniza la última creación del autor ruso, ‘El jardín de los cerezos’. Se trata de una moderna producción del Centro Dramático Nacional dirigida por Ernesto Caballero. Machi, 'musa' del director, interpreta a Lyubov Andreyevna, un personaje que representa la libertad, una mujer de mundo que vuelve a la casa familiar consciente que es la última vez que la verá. Allí junto a una familia rica venida a menos deberá asumir lo inevitable, que los tiempos han cambiado y ya no pueden mantener la datcha. Es el fin de una época y comienzo de otra tanto para ellos, gente acomodada de la Rusia zarista, como para la nueva clase emergente de Rusia, la nueva burguesía. Todo se acaba y todo cambia en la vida como refleja Chéjov en esta obra que escribió consciente de que su final estaba cerca. 

“Es una función difícil y muy rara porque a nivel interno, como actor, has de jugar a tapar cosas, ya sea dolor o alegría", ha señalado Machi. "Lo importante es lo que no ves, lo que pasa por detrás”. Desde su estreno en el teatro Valle-Inclán, la obra ha ganado con el rodaje. "Ya hemos podido asumir toda la complejidad y ahora fluye por sí sola, como la vida".  Un sólido plantel de actores de diferentes procedencias y con distintos acentos interpretan el montaje: Miranda Gas, Secun de la Rosa, Paco Déniz, Nelson Dante, Tamar Novas, Isabel Madolell, Isabel Dimas y Karina Garantivá, entre otros. 

Menos sombría

Caballero ha potenciado la farsa que hay en el texto calificado como comedia por el propio autor, aunque agridulce y oscura.  Se enfrentó a ella "sin ideas preconcebidas" con intención ir más allá del canon de esa primera versión sombría de Stanislavski, “de ese modelo naturalista que ha creado una manera de hacer marcada por un cierto decandentismo y derrotismo en los personajes”. Recuerda que pese a los elogios que recibió Stanislavski cuando dio a conocer la obra en 1904, el único al que no convenció fue al propio Chéjov "que echó en falta esa mirada irónica que también está en la obra”. Por eso su versión potencia más "la comicidad y los elementos de vitalidad y de esperanza".  

La escenografía de Paco Azorín es esencial, rehuye del naturalismo y juega con múltiples espacios 

La puesta en escena huye del naturalismo. Presenta a los actores en un escenario amplio y despejado, con un vestuario que tanto recuerda al de nuestra época y a la elegancia de finales siglo XIX y principios del XX. La escenografía de Paco Azorín destila simbolismo y poesía. Es escencial y juega con múltiples espacios y con muy pocos elementos, como una casa de muñecas desmontable que identifica el lugar donde transcurre la acción y algunas sorpresas. 

Caballero que la próxima temporada será sustituido por Alfredo Sanzol al frente del Centro Dramático Nacional espera que en el futuro las colaboraciones entre dicha compañía y el TNC sigan adelante para ver producciones catalanas en Madrid y viceversa: “El contacto que hemos establecido ha sido fructífero. Esperemos que siga y vaya a más”.