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'La jaula de las locas': la fiesta teatral ideal para la noche de Fin de Año

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Eduardo de Vicente

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Desde hace ya algunos años se ha impuesto una tendencia para celebrar el fin de año que consiste en acudir a algún teatro y apuntarse a la fiesta posterior con todo el equipo. Y si hablamos de fiesta hay un espectáculo que está triunfando y que nos prepara para hoy una noche muy especial. Se trata de La jaula de las locas,La jaula de las locas el popular musical que se representa en el Tívoli y que es una explosión de música, alegría y diversión dirigida y protagonizada por Àngel Llàcer y Manu Guix en el apartado musical.

El origen de este montaje se remonta nada más y nada menos que a 1973, cuando el actor y escritor francés Jean Poiret estrenó la comedia teatral La Cage aux Folles que fue un éxito rotundo con más de 2.000 representaciones. Fue una obra pionera al combinar diversión y un gran respeto hacia la condición homosexual, algo poco habitual en la época. Fue llevada al cine en 1978 por Edouard Molinaro protagonizada por Michel Serrault, el actor que la hizo famosa en los escenarios, y el italiano Ugo Tognazzi, ya que se trataba de una coproducción. En nuestro país se tradujo como Vicios pequeños, obviando el título original. El filme tuvo dos continuaciones que sí respetaron su primera denominación: La jaula de las locas (1980) y La jaula de las locas (Ellas se casan) de 1985.

Las versiones norteamericanas

El fenómeno traspasó fronteras y llegó a Estados Unidos donde se rodó una versión norteamericana en 1996 con Robin Williams, Nathan Lane y Gene Hackman titulada Una jaula de grillos (seguimos sin tener suerte con las traducciones). Pero años atrás, en 1983, se había convertido en un musical con canciones de Jerry Herman, el autor de Hello, Dolly!, que es el que ahora se versiona en nuestra ciudad con todo tipo de lujo.

El número inicial ya te involucra de lleno en el montaje, el energético Somos lo que veis que más de uno reconocerá ya que se convirtió en un clásico de la mano de la reina de las discotecas, Gloria Gaynor, I am what I am, y ahora es ya todo un himno. Ocho bailarinas nos introducen en el cabaret La Cage aux Folles regentado por una pareja de homosexuales maduros uno de los cuales es la estrella del espectáculo, la famosa Zaza, toda una diva. Su vida transcurre felizmente hasta que el hijo que uno de ellos tiene de una relación anterior les comunica que va a casarse. Pretende que su madre, que le abandonó años atrás, regrese y que Zaza desaparezca. El motivo de esta petición es que el padre de su novia es el líder de un partido muy conservador y teme que, si descubre el ambiente en el que se ha criado, la boda se suspenda.

Dos partes claramente diferenciadas

La primera parte consiste prácticamente en una presentación de los personajes, sirve para el lucimiento del protagonista, que baja a la platea para improvisar con el público, y una serie de números musicales con más brilli brilli (que dirían los niños) que plumas y coreografías divertidas en las que cabe hasta el claqué.

En la segunda mitad todo estalla tras la aparición de los padres de la novia. Por cierto, que la imagen del progenitor de la chica guarda una cierta similitud física con algún político que no es muy difícil reconocer. El enredo es llevado al máximo y las carcajadas predominan sobre la parte musical que únicamente contiene un tema memorable más, La vida empieza hoy.

Un reparto muy solvente

El público suele llegar entregado ya desde la misma obertura y ni siquiera se molesta si alguno de los actores principales no está en la función de la noche. En nuestro caso, no pudimos disfrutar de Àngel Llàcer por una indisposición pero su sustituto, Oriol Burés, fue recibido y despedido también con aplausos y, en ciertos momentos, parece que sea el mismo Llàcer con sus expresiones aunque, suponemos, algo más moderado. El siempre solvente Iván Labanda es una pareja perfecta que hace casi de maestro de ceremonias y el tercer gran destacado es el mayordomo, que lleva la locura al extremo.

La obra acaba con una escena emocionante y otra repleta de luz y colores, confeti y complicidad con el público. Pero hoy no finalizará así, ya que habrá cava, cotillón, viviremos las campanadas con la compañía y muchas sorpresas que no podemos revelar. Cuenta la leyenda que viviremos el año entrante de la misma manera que lo hemos recibido. Si es así, es mejor optar por un fin de año diferente, divertido y muy loco… aunque estemos en una jaula.