'Broadway a cappella', un grupo de jóvenes recrea clásicos de los musicales

Uno de los grandes discos y especiales televisivos de Barbra Streisand se titulaba Barbra Streisand… y otros instrumentos musicales (1973) y era una reivindicación de la voz como el instrumento más importante de todos. Y tenía razón. La mejor prueba es el montaje que acaba de estrenar el Onyric-Teatre Condal, Broadway a cappella, una cuidada selección de canciones de musicales, en la que abundan los medleys, que es interpretada por un grupo de 13 jóvenes únicamente con sus voces, sin música alguna de fondo, micros en mano y el resultado es espectacular. Pero no solo cantan, también ejecutan animadas coreografías y, algunos de ellos, acrobacias impensables. Y la iluminación juega también un papel vital haciéndonos sentir, por momentos, en un gran concierto. Imposible no contagiarse de su energía.

El público sale entusiasmado por la perfecta conjunción de sus armonías, su dominio del beatboxUn espectáculo que gustará hasta a quienes piensen que los musicales son una cursilada. Por si fuera poco, hoy es el mejor día para descubrirlos ya que, tras la función, tendrá lugar un coloquio con sus responsables y podremos hablar con ellos y conocer todos los entresijos de esta brillante producción.

Una canción de 'Grease' a ritmo de balada

El escenario no tiene decorado alguno, ni falta que le hace, tan solo unas grandes letras de neón, azules y rojas, “Broadway a cappella”. La atención se centra así, únicamente, en los chicos y chicas. Desde el inicio se meten a los espectadores en el bolsillo con un resumen de las canciones de la película El gran showman entre las que se encuentran la indispensable The greatest showman (¡uooooó!) y la reivindicativa This is me. Las voces destacan pero las adrenalínicas coreografías y las piruetas increíbles contribuyen a crear un primer número sorprendente. Esto no ha hecho más que empezar. Le sigue el popular You’re the one that i want, la que bailaban al final de Grease John Travolta y Olivia Newton-John, pero como si fuera una balada… esta sí que no nos la esperábamos.

Barbra también está presente en espíritu con el clásico Don’t rain on my parade de Funny Girl y es uno de los momentos para el lucimiento vocal del conjunto. El director del coro y arreglista, Gerard Ibáñez, sube al escenario para conducirlos en una selección de canciones de Los miserables (ahora en castellano), idioma en el que también interpretan temas de Hair como Aquarius (inolvidable la versión de Raphael, pero ésta es más delicada) o Let the sunshine in.

Jesucristo se desdobla en dos cantantes

El catalán se adueña de las canciones con los fragmentos de The sound of music estrenada en su versión cinematográfica como Sonrisas y lágrimas. Aquí no podía faltar el infantil Do re mi y mejor que sea en catalán para evitar la espantosa traducción del filme (Do, estrato de varón; Re, selvático animal; Mi, denota posesión, pero sobre todo, Fa, es lejos en inglés…) En el año Bernstein era obligado incluir alguna pieza de West Side Story y llega America pero con unos arreglos inesperados y bailes, claro.

La intensidad sigue subiendo con la extraña combinación entre El fantasma de la Ópera y, sin pausa, pasamos a Jesucristo Superstar donde el personaje principal se desdobla en dos cantantes que protagonizan un duelo memorable: Víctor Arbelo y Xavi Navarro. Sencillamente brutal, la ovación es atronadora. Sigue el espectáculo con un guiño para conocedores, ya que suena Hamilton, el musical que ahora mismo está de moda aunque todavía no ha llegado a nuestro país, con un tono rapero.

Los temas más conocidos de 'El mago de oz' y 'Wicked'

El desenlace podríamos definirlo como el especial magia ya que está dedicado al musical Wicked, historia paralela a El mago de Oz donde combinan con elegancia su tema más conocido, Defying gravity, con el Over the rainbow. Y destaca la voz poderosa de Raquel Jezequel, ¡sí es Carrie!, y vuelve a dar una lección de entrega y virtuosismo al alcance de muy pocos. Hay también un par de bises previstos que no desvelaremos pero sí vale la pena destacar que, en el segundo, utilizan un recurso inédito hasta ese momento y que consigue la plena compenetración con el público que sale más que satisfecho salvo por su corta duración, poco más de una hora. Nos hemos quedado con ganas de más…

Es otro ejemplo más del asombroso nivel que han alcanzado nuestros artistas gracias a la proliferación de escuelas dedicadas al género y a la voluntad de unos jóvenes que creen en su futuro y lo dan todo en cada representación. Antes, para montar un musical tenías que ceñirte a unos pocos nombres destacados. Ahora tenemos a muchos cantantes que bailan e interpretan y se puede hasta escoger. De hecho, aunque hemos citado a unos pocos, el resto también forman parte de este dream team juvenil que, seguro, nos va a dar muchas alegrías en el futuro y que no tienen problema alguno en salir a comerse el escenario y gritar: “This is me”.