Los exorcismos de Vicenç Pagès

"Un cuentista debe mirar la luna, registrar sus miedos nocturnos, sus recuerdos deformados, sus carencias, sus pulsiones”, escribe Vicenç Pagès Jordà (Figueres, 1963) en el prólogo de ‘Exorcismes’ (Empúries), donde bajo el el esclarecedor subtítulo de ‘Antología personal’ ha reunido, de entre todos los relatos escritos durante 30 años de profesión, a sus “hijos predilectos”.  

“En mi generación veíamos el cuento como la antesala de la novela. De hecho mis primeras novelas están hechas casi de trozos, cada capítulo parece distinto”, asume Pagès, autor de tres volúmenes de relatos, hoy prácticamente inencontrables, 'Cercles d'infinites combinacions' (1990), 'En companyia de l'altre' (1999, Premi Documenta) y 'El poeta i altres contes' (2005, Premi Mercè Rodoreda). A ellos ha regresado ahora y, tras una relectura de todos los textos, ha seleccionado una tercera parte –“los que han envejecido bien y contienen ideas que siguen siendo interesantes”- para revisitarlos, algunos retocados. 

El título de la antología se le resistía porque entre los relatos no hallaba temas o elementos comunes, admite el también crítico literario. “Pero un día, mientras desayunaba, pensé que eran exorcismos, porque un cuento debe salir de dentro y necesitas un cierto malestar porque sino te saldrían como churros. No quiero decir que del malestar salga un cuento bueno, pero sí que en cada uno sacas lo que necesitas sacar de dentro de uno mismo”, señala el autor de novelas como ‘El món d’Horaci’ (1995), ‘Els jugadors de whist’ (2009), ‘Dies de frontera’ (Premi Sant Jordi 2014) y la reciente ‘Robinson’ (2017).  

Futuro libro de relatos inéditos

“Me molesta la categoría de excuentista. Desde el 2005 solo he escrito cuentos por encargo pero ahora sí que me planteo, dentro de un tiempo, quizá en un par de años, volver a escribir nuevos y publicar un libro con ellos y con los de encargo. Tengo ideas que solo funcionan en el relato”, revela.  

“Sentíamos –recuerda Pagès remotándose a sus inicios- la influencia de Pere Calders, que era más del instituto, y de Quim Monzó, que nos demostró que se podían hacer cosas con el cuento que no creíamos posibles. Fue el primero en ‘subir al Everest’. Era el referente en los 80 y los 90, y aunque hoy sigue siéndolo se han hecho cosas nuevas y diferentes”.  

“El cuento fatiga, es como correr 3.000 metros, pero la novela es como un maratón”, añade Pagès, cuyo editor, Josep Lluch, ve en ‘Exorcismes’ la “forma de reivindicar el cuento en su obra porque la narrativa breve la muy ligada a su literatura”.